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Sin agua y sin alcalde

Por Germán Vargas Morales.

El médico Raúl Franco, parece aún no darse cuenta de que la campaña para llegar al primer cargo de la ciudad ya terminó. Quizás por la sorpresa de su triunfo, anda todavía obnubilado.
Por eso ha decidido en una cuñita radial que parece de candidato, y a cuenta del presupuesto público, recordarle al pueblo Villavicense, cómo aún después de ocho meses de posesión continúa quejándose de las administraciones que lo antecedieron, y de la postración en que dejaron al municipio.
Tiene razón el alcalde en lo de los corruptos que saquearon la ciudad y se enriquecieron a costa del erario, pero no en las prolongadas lágrimas sobre la leche derramada, en lugar de denunciar a los responsables.
Mientras tanto, la capital del primer departamento productor de petróleo del país, rica en regalías, continúa desde hace dos meses sin agua, por la incapacidad manifiesta de una administración que no sabe ni planear, ni reparar en un tiempo prudente una tubería.
Tampoco arreglar su red vial, cuyas calles y lamentable presentación han conducido al pueblo a apodarla "Villahuecos". No son los "inescrupulosos", como los llama el alcalde en su desafortunada cuña, quienes en burla a la inoperancia ejecutiva ,le dan ese apelativo. Son los conductores de vehículos públicos y privados, que intentan recordarle así al Dr. Franco sus deberes, ante el cansancio de transitar y pagar los daños causados a sus carros por los 'cráteres' callejeros.
Y qué decir del caos sembrado en el centro de la ciudad por los vendedores ambulantes que pululan en todos los rincones, causando desorden general y desequilibrio con los comerciantes respetuosos de las normas legales.
Es tanta la inoperancia y falta de eficiencia de la administración, que la ciudadanía se debate entre la desilusión de un alcalde del que mucho se esperaba y nada concreta, y la posibilidad de una revocatoria del mandato, capaz de abrir nuevas esperanzas.
El problema del agua es grave. Con arreglitos de tubería que colapsan todos los años en invierno, nada se logra. Con disculpas de ausencia del precioso líquido en las bocatomas en verano, tampoco.
La situación es recurrente y clama por una solución de fondo, pero sobre todo la atención de los dirigentes, de la sociedad que parece indiferente, de los medios, algunos tan buenos en ciertas campañas, pero tan conformistas y tímidos para reclamar por la comunidad, como si fueran a perder la pauta. Es que produce grima escuchar en medio de la sed, ciertas entrevistas al gerente del acueducto, a quien casi le presentan excusas por indagarle sobre el agua. Y él responde con cinismo que la gente ya se acostumbró. ¡Qué horror ¡
Y hasta tiene alguna razón. Como los estratos altos tienen de reserva una piscina debajo de su casa, se debatía en la asamblea del Comité Cívico, han perdido sensibilidad y visión para exigir un plan a largo plazo, cuyo desarrollo contemple un nuevo acueducto. Para que sirven invitaciones de turismo, inversión, competitividad etc, sin servicios mínimos ?
Por ahora, que el alcalde siga viajando al exterior, pero que envíe carrotanques al centro de la ciudad, para prevenir en lugares públicos olores o epidemias por la falta de agua.