Garantizan 50 años sin inundaciones en la Ciudad de México

19 marzo 2009

 

 

18/03/2009 | EFE.- México.- La capital mexicana, construida hace siete siglos sobre un lago, estará a salvo de inundaciones los próximos 50 años después de que su sistema de drenaje profundo fue sometido a un proceso de rehabilitación, aseguraron hoy funcionarios del GDF.

El año pasado comenzaron los trabajos de mantenimiento de los doce kilómetros más afectados de los 165 que conforman la red del drenaje profundo (construido en 1975), proyecto cuyos primeros resultados fueron presentados este miércoles.

El director de construcción del Sistema de Agua y Saneamiento Metropolitano(SAS), Carlos García, explicó que el principal daño que han sufrido los túneles es la desaparición de la cubierta de hormigón en algunos tramos, dejando el acero expuesto.

La reparación ha consistido en la colocación de nuevo acero y hormigón, y en recubrirlos con una capa que los protege del ataque químico de gases tóxicos y que les otorga mayor capacidad hidráulica.

García explicó que estos trabajos van a continuar en toda la red durante los próximos años, pero que con lo realizado hasta ahora se garantizan unos 50 años más sin peligro de inundación en la capital mexicana, donde sólo queda un río vivo, el Magdalena, porque todos los demás han sido canalizados para transportar aguas residuales.

Mientras, se construye un nuevo túnel de 60 kilómetros de largo para dar una salida más a las aguas capitalinas.

"La Ciudad de México ha mantenido una lucha permanente por el agua y contra el agua, ya que se encuentra en una cuenca cerrada que impide el desalojo natural de las aguas pluviales", indicó a Efe Juan Carlos Guasch, consultor del SAS.

Los aztecas fundaron Tenochtitlan en 1345 en un islote del Valle de México, según la tradición, por una señal que les mandó Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra.

Desde su fundación se han realizado obras "portentosas", como cuando los aztecas construyeron el dique del Río Cuautitlán, de 20 kilómetros de largo y cuatro metros de alto, para separar las aguas de la laguna de la Ciudad de México de las del Vaso de Texcoco, aguas salubres.

A principios del siglo XVII, ante las graves inundaciones que sufrió la ciudad, el virreinato se planteó abandonar la metrópoli, pero tras realizar un estudio de la hidrografía de la capital crearon la primera salida artificial de agua de la Ciudad de México a través de un túnel que iba desde la Sierra Norte a la capital.

En dos años el túnel se desplomó por falta de un revestimiento adecuado, y la solución fue abrir un tajo en la montaña con el mismo fin, que tardó 160 años en construirse y costó la vida a 100.000 indígenas.

Al irse secando el lago el urbanismo fue ganando terreno, lo que provocó nuevas inundaciones a principios del siglo XIX, por lo que se construyó un canal que va desde el centro del Valle de México en dirección norte y un nuevo túnel para ser otra salida para las aguas pluviales, ambos inaugurados en 1900.

Durante 50 años la ciudad siguió aumentando de población, por lo que los pozos acuíferos comenzaron a explotarse en busca de más agua.

"Debido a que la ciudad está asentada en un lecho lacustre con un 400 por ciento de contenido de humedad, al extraer el agua esta masa de suelo se fue despresurizando y provocó que la ciudad se fuera hundiendo" en los últimos cien años diez metros, lo que afectó al sistema hidráulico, dijo Guasch.

"Los ductos empezaron a perder pendiente y eficiencia", por lo que a mediados del siglo XX se construyeron varias plantas de bombeo.

Hacia 1975 se inauguró el Sistema de Drenaje Profundo, con túneles a una profundidad entre 40 y 180 metros para estar a salvo de los hundimientos y que funcionaba a gravedad, destacó.

Sin embargo, a causa de la pérdida de capacidad de los ductos superficiales el sistema tuvo que emplearse también para el transporte de aguas residuales, lo que hizo que los túneles fueran afectados por gases tóxicos generados por la descomposición de la materia orgánica.

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