Sinergia de educación ambiental en Gómez Palacio

10 marzo 2010
10 de marzo de 2010
Fuente: El Siglo de Torreón
Por Gerardo Jiménez González

La problemática asociada al deterioro ambiental que se enfrenta en el planeta, exige le apostemos a la búsqueda de soluciones que en el mediano y largo plazo contribuyan a revertir los procesos de contaminación del aire atmosférico, sobreexplotación y contaminación de los cuerpos de agua dulce, pérdida de biodiversidad, erosión de suelos, entre los más importantes.

Considerando que tan graves males son provocados por el hombre, además de las soluciones enmarcadas en las regulaciones y la aplicación de políticas públicas y de reconversión de las actividades económicas mediante el uso de tecnologías más amigables con el ambiente, también entre las más importantes, hay que apostarle a los cambios culturales que modifiquen desde la percepción cotidiana que tenemos sobre nuestro entorno hasta la visión que hayamos adquirido sobre la relación existente entre naturaleza y sociedad. Una de las formas de promover esos cambios se encuentra circunscrita en el ámbito educativo, sea éste formal o informal, a través de la educación para la conservación de la naturaleza, o también llamada educación ambiental.

Mediante ésta se inculcan o mejoran valores, que no son más que ideas que cambian esas percepciones y actitudes que tenemos frente a la naturaleza, nuestra principal proveedora de bienes y servicios que hacen posible la vida, porque la conservación de los recursos naturales garantizará esa provisión no sólo en el corto plazo, sino en una longitud de tiempo mayor en beneficio de las siguientes generaciones.

Pero la educación ambiental no es un asunto que sólo competa a un grupo de personas o instituciones de gobierno o de educación, sino que debe considerarse de manera transversal, como la suma de esfuerzos en los que nos involucremos diferentes cohortes generacionales, de género, grupos y estratos sociales, étnicos y ocupacionales. Sin embargo, es en el ámbito propiamente educacional, sea espacio público o privado, donde se debe promover la adquisición de esos valores, algo que en México ya presenta importantes avances en los mismos programas educativos de nivel básico, y de alguna manera también se está convirtiendo en parte de la currícula académica en los niveles medio superior y superior.

Un ejercicio de esta naturaleza se está realizando en el municipio de Gómez Palacio, donde la Dirección de Ecología y Protección al Ambiente acuerda con una institución de educación agropecuaria superior, la Facultad de Agricultura y Zootecnia de la UJED, emprender un programa de educación ambiental en colaboración con los centros de educación media superior y comunidades ubicados en el sector rural de esta municipalidad. Se trata de propiciar una sinergia responsable a través de una estructura organizativa que permita realizar acciones de educación ambiental en red, donde se realice un ejercicio colectivo horizontal que apoye la implementación de programas y acciones que la oficina de ecología local impulse, y viceversa, que ésta apoye las propuestas que emanen de los centros educativos y las comunidades.

De esa manera, esta sinergia entre los responsables (gobierno) y los corresponsables (centros educativos y comunidades) les permitirá realizar acciones que atiendan asuntos como el manejo de residuos sólidos en los lugares donde se trabajará dentro del sector rural, hoy fuera del área de servicio de la empresa recolectora, reforestaciones y atención a la vegetación en espacios públicos, pláticas y talleres informativos sobre los problemas ambientales por los que atraviesa el planeta y de creación de valores de este tipo como el reconocimiento de la biodivesidad de nuestro entorno, de la interacción entre la población y la naturaleza, de eventos de difusión pública y vinculación con otros centros educativos del mismo nivel en el ámbito urbano, u otras comunidades.

Con este programa, las instituciones oficiales y educativas involucradas, y las mismas comunidades de su entorno, realizan este modesto ejercicio de colaboración como una primera etapa y una forma de contribución al cuidado del ambiente en estos espacios rurales dentro de esta municipalidad, a los cuales se espera dar continuidad en una mayor longitud de tiempo, compromiso que entidades como la Facultad de Agricultura y Zootecnia asumen como una fortaleza institucional derivada de esa corresponsabilidad socioambiental y de la necesidad de continuar los procesos académicos y de vinculación iniciados con la acreditación de sus programas educativos.

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