Panamá: Inundaciones, drenajes y metro…….combinación de riesgo

05 abril 2010

05 de abril de 2010
Fuente: Panamá Profundo
Nota de Alessandro Ganci C.

Nuestro alcantarillado tiene más de 50 años y una extensión de 490 kilómetros . La sección más antigua, se ubica en el Casco Viejo, donde opera un sistema combinado (Aguas servidas y pluviales), que se extiende hasta Calle 37, límite con la Iglesia de Cristo Rey. Las tuberías de drenaje, tienen un grueso de unas 8 a 15 pulgadas . Este sistema mixto, no tiene tuberías colectoras de diámetro grande, ni construcciones de bombeos, ni tanques sépticos y drena por debajo de lo que es el área de la Bahía de Panamá. El área oriental del alcantarillado de la ciudad, está constituido por la red de líneas sanitarias, cuyos diámetros oscilan de 6 a 15 pulgadas . Esta red corresponde a los corregimientos de Bella Vista, San Francisco, Río Abajo y Parque Lefevre y tienen tuberías de arcilla vitrificada y concreto. El resto del alcantarillado de la parte oriental, está constituido por tuberías de PVC. En las otras zonas, las tuberías de aguas servidas que salen de los hogares, se conectan a otras más grandes que pasan por debajo de las calles; luego, éstas se comunican a unos enormes conductos que las llevan a las denominadas colectoras, que se instalan en los valles de los ríos, y que llevan las aguas negras, a unas plantas de tratamiento que las purifican antes de ser depositadas en el mar. En el caso de Panamá, las aguas negras son depositadas en la bahía. Todo eso, funciona gracias a la ley de la gravedad; cuando la gravedad no ayuda, se instala un sistema de bombeo.

En la ciudad de Panamá, contamos con 15 estaciones de bombeo que no trabajan como debe ser, y ni hablar de las plantas de tratamiento, porque no las hay. Los siete ríos que cruzan la urbe, están completamente contaminados.

Las causas del las inundaciones son múltiples. Los cambios de zonificación, han permitido residenciales de alta densidad, donde existían viviendas unifamiliares, considerando solo la presión urbana y no la capacidad del alcantarillado, obstruido por la inconciencia, tanto de los ciudadanos, como las empresas constructoras, que además de impermeabilizar el suelo con el concreto, drenan caliche, cemento y bloques ante la parsimonia de las autoridades. Restaurantes sin trampas de grasa, rellenos de hasta 2 y 3 metros hechos en las áreas bajas colindantes o en los manglares, para desarrollos urbanos. La deforestación vista en áreas como Juan Díaz, San Miguelito y Tocumen en la ciudad de Panamá, evita la absorción de agua, acumula sedimentos, que no se soluciona con canales artificiales, los cuales conducen el agua con mayor velocidad a los ríos y afluentes influyendo de manera directa en las trombas. Mientras, la nivelación de la construcción de las barriadas contribuye a eliminar los drenajes naturales. Por esta causa, se produce una sobrecarga del volumen de agua en los cauces, en un factor de hasta cinco veces lo normal. Eso provoca el desbordamiento de los ríos hacia las áreas más bajas cercanas, que en este caso están pobladas.

La construcción del 14 kilómetros del metro, con 16 paradas y un costo estimado en torno a los mil 500 millones de dólares, agravaría en dos vías los problemas enunciados. Por un lado, afectaría aún más nuestro enclenque sistema de alcantarillado. Por otro, será susceptible a inundarse, tal como ha ocurrido en otras partes del mundo con precipitaciones menores a las nuestras, que ha llegado a 91 litros por metro cuadrado, complicándose más en los próximos años, por el efecto del cambio climático.

El Gobierno Nacional, lleva a cabo el Plan Maestro de Saneamiento de la Ciudad y la Bahía de Panamá, el cual contempla la construcción y reparación del sistema alcantarillado sanitario. Una vez finalizado, la Ciudad de Panamá, contará con 164km de nuevos colectores sanitarios, 24 nuevas estaciones de bombeo de alcantarillado, bueno para el saneamiento de la bahía, pero insuficiente para prevenir inundaciones.

Las soluciones están a la vista, pero tiene un costo político y económico elevado.

Según, José Carias, conocedor del problema de aguas servidas del Instituto de Acueductos y Alcantarillados, se necesitarían 600 millones, para arreglar las tuberías y solucionar el problema inmediato de los desbordamientos, dinero que ningún gobierno ha querido invertir, ya que es una obra que no se ve. La presión para cumplir promesas de campaña en cinco años, influye de manera decisiva para un proyecto costoso del metro (1100 millones) versus un monorriel, que dada las condiciones anteriores, podría resultar más factible, seguro y barato (619 millones), pudiéndose utilizar el remanente, en aliviar nuestro sistema de alcantarillado.

Por otro lado, la falta de cumplimiento de la ley (Articulo 205, ley 66 10 de noviembre de 1947, Decreto ley 35 del 22 de septiembre de 1966), que prohíbe descargar directa o indirectamente en los desagües. Los intereses de las constructoras, promotoras, restaurantes, urbanizadoras, junto a la debilidad de los entes rectores del gobierno, dan como consecuencia que la planificación, el urbanismo y medio ambiente pasen a un segundo plano. Mientras, unos pocos se harán millonarios, la totalidad de los panameños, pagaremos con el desmejoramiento de nuestra calidad de vida aquello que algunos llaman progreso.

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