Importancia geoestratégica del Acuífero Guaraní para América (II)
15 junio 201015 de junio de 2010
Fuente: Adital
Nota de Lester Martínez Argudín
En Estados Unidos el 40% de ríos y lagos están contaminados y la mitad de su población depende del agua subterránea. Fuentes estatales de ese país han evaluado en 270.000 millones de dólares el costo de modernización de las instalaciones de tratamiento de agua, en 265.000 millones el costo de renovación de la red de agua potable, y en una cifra que supera la suma de las anteriores el costo de la descontaminación de las aguas superficiales y subterráneas. Su euforia por adueñarse de los recursos de agua potable del resto del hemisferio se debe a que a nivel doméstico los acuíferos, ríos y embalses han sido abusados, contaminados y sobreexplotados, estando al borde del colapso.
NAWAPA pretende desviar los vastos recursos hídricos de Alaska y el oeste de Canadá a EE.UU. El PPP por su parte, tiene proyectadas variadas obras de infraestructura a lo largo del istmo mesoamericano, incluyendo la explotación de las abundantes provisiones de agua fresca del Petén guatemalteco y del sur de México. La IIRSA, el más ambicioso de los tres, propone corredores industriales y enormes proyectos hidroeléctricos y de hidrovía por todo el continente suramericano.
A esto hay que añadir que con la globalización neoliberal se prevé un aumento masivo en actividades que requieren de grandes cantidades de agua fresca, como la manufactura, la agroindustria de monocultivo (los biocombustibles) y el desparramo urbano. Según el Banco Mundial (BM) la próxima guerra mundial no será por petróleo sino por agua y los países que tuvieran este recurso podían ser víctimas de saqueos forzosos. Por su parte, la CIA dice que para 2015 el agua será una de las mayores causas de conflicto internacional. Y la ONU pronostica que en 2025 la demanda del líquido superará el suministro por 56%. Por lo que podríamos concluir que quien controle este preciado mineral, el nuevo recurso estratégico del siglo, controlará la economía universal y la vida del planeta en un futuro no muy lejano.
El imperio en lugar de repensar su voracidad por el imprescindible líquido y adoptar políticas de sustentabilidad y conservación, planea apropiarse de los recursos hídricos de Norte, Centro y Suramérica mediante convenios de libre comercio y megaproyectos de proporciones aberrantes.
Por ejemplo solapadamente y unido a las ETN, Washington emprende ambiciosos proyectos hídricos inmersos en la IIRSA como son los del río Plata, cuya cuenca es eje nodal de la zona productiva del MERCOSUR. La National Science Foundation norteamericana tiene allí montado un proyecto “multidisciplinario” para estudiar la cuenca y sus recursos, casualmente la está observando la American Association for the Advancement of Science como parte de su proyecto de “ciencia para el desarrollo sustentable”, pero más impensado es la ruta del financiamiento que proviene de las fundaciones Ford y Rockefeller, así tal ETN como Coca Cola, Nestlé, Kellogg, IBM y Kodak, inmersas en este proyecto. Esto no conlleva a otro desenlace que deducir que los resultados de estas investigaciones irán a parar a las gavetas de los directivos de estas transnacionales. Es importante también mencionar el SAG, ubicado en la Triple Frontera.
Además se encuentran también las grandes cuencas del Amazonas, del Orinoco, la Plata y el pulmón verde del planeta, la región de mayor biodiversidad y riqueza genética: la Amazonia, la presa más codiciada por el imperio. El Plan Colombia y la Iniciativa Regional Andina le dan a la Casablanca una activa presencia en la región a través de bases militares.
Este círculo de amenaza se cierra también sobre la llamada Triple Frontera, que no por casualidad figura en la anunciada lista “antiterrorista” de la administración de George W. Bush, la cual se ha dedicado a realizar campañas mediáticas de presencia de organizaciones islámicas, (a pesar de que en los últimos años el Departamento de Estado norteamericano ha dicho que no hay presencia de células terroristas en la región) lo que le ha servido como pretexto para incrementar su presencia militar y cumplir su verdadero objetivo: apoderarse silenciosamente del SAG.
Las Américas con el 12% de la población mundial, encierran el 47% de las reservas de agua potable de superficie y subterránea del mundo. La gran disponibilidad de agua potable en México es uno de los grandes atractivos de la región. A ello se suma la gran riqueza de especies animales y vegetales, pero también el petróleo. Estas son algunas de las razones que llevaron a Estados Unidos a implementar el NAFTA. En América Central abundan los ríos, los acuíferos y la biodiversidad genética, los países de la región tienen aguas superficiales y subterráneas. A pesar de toda esta riqueza, la mayoría de la población centroamericana no tiene acceso al agua potable.
Actualmente la gran mayoría de los proyectos hídricos del área están en manos de transnacionales estadounidenses y europeas, con el apoyo e intervención como accionista del BM en la mayoría de los casos. Esto lleva a que no sean tenidos en cuenta los intereses de la población y tampoco el equilibrio ambiental, tan necesario para la vida humana, vegetal y animal. El agua potable es vista como una mercancía y no como un bien social.
En su informe anual, el Departamento de Estado señala que va bien el diálogo antiterrorista, acuerdo firmado entre Brasil, Paraguay, Argentina y EE.UU. para controlar la zona. Estos han logrado en Foz do Iguazú el acuerdo para una nueva oficina de la CIA y tienen el acuerdo en Paraguay para una oficina del FBI, amén de los ejercicios militares disfrazados de misiones humanitarias.
Bajo este enfoque, no podemos perder de vista que las naciones del Norte necesitan de los recursos naturales del Sur para continuar con sus procesos de expansión motivados en la acumulación de riquezas y en el presente escenario estratégico internacional, se avizora que quien logre controlar el agua dulce, dominará la economía mundial y la vida en un futuro cercano.
No podemos dudar que cualquiera de los 11 presidentes norteamericanos que han pasado por el BM desde su fundación, ya sean Robert McNamara, Lewis Preston, James Wolfessohn, Paul Wolfowitz o el recién nombrado Robert Zoellick, por citar algunos, continuarán trabajando a favor de Estados Unidos para que esta potencia mantenga el control económico y político en el mundo, y los pueblos de América Latina deben estar preparados para contrarrestar sus amañadas acciones.
La apropiación de este bien común por parte de algunas empresas y su explotación para obtener una renta constituye un verdadero crimen contra la humanidad. La privatización del agua conduce a situaciones extremas que revelan los límites que estas trasnacionales están dispuestas a violar para obtener su beneficio. Para las transnacionales y las instituciones financieras internacionales el agua es un bien económico-comercial, como el petróleo, un auto o un televisor, por lo tanto puede ser vendido, comprado o intercambiado y según estos criterios el acceso al agua es una necesidad vital pero no un derecho humano esencial.
Siguiendo la misma óptica, se impone la liberalización de los servicios hídricos. Esta liberalización (desregulación y privatización) se debe aplicar según el principio de condicionalidad impuesto por el BM y el FMI. Es decir, un país puede obtener créditos a condición que liberalice y privatice los sectores de actividad para los cuales ha solicitado ese apoyo externo. Concepto en el cual la prioridad está dada a la inversión privada.
Algunos pensarán que cuándo el agua potable es exportada es bueno, pues entre otras cosas habrá mayor cuidado con el agua; pero tal vez no se percaten que puede ser muy perjudicial, ya que al ponerle precio a este mineral lo convierte en inaccesible para muchos (los más pobres) dejando de ser pública, tornándose más cara y es reservada para los más ricos la de mejor calidad.
Corporaciones que hoy gobiernan el mundo en condominio, como Monsanto, ya se ofrecieron para gerenciar el “commodity agua” internacionalmente. Es por esto que se está privatizando el agua potable en la mayoría de nuestros países. El abastecimiento de agua del 40 % de la población mundial depende de 214 grandes sistemas fluviales pertenecientes a dos o más países. Las disputas no resueltas referentes a las aguas del Nilo, Indo, Ganges, Jordán y Eufrates tienen la posibilidad de generar nuevas guerras.
Ya existe comercio del agua potable entre Bélgica y Holanda y entre Canadá y EE.UU. este último propuso retener las aguas del río Colorado que fluyen a México y venderlas al estado de California, utilizando ese dinero para compensar a los granjeros de Texas que hayan sido perjudicados por la “irresponsabilidad mexicana”.
Durante el IV Foro Mundial del Agua celebrado en México en marzo de 2006, el entonces presidente del BM, Paul Wolfowitz, emitió un documento denominado Espejismo en el Agua, donde expresaba que el Banco Mundial solo facilitaría préstamos para servicios de agua con la condición de que dicho servicio se privatice. El texto descalificado por los asistentes, indicaba que el país que se negara a acatar las decisiones vería recortados los créditos para otras inversiones en el sector público.
Los países de nuestra región abrieron sus puertas al BM en 1997 cuando las universidades de Santa Fe y Buenos Aires, la de Uruguay y varias de Brasil pasaron los derechos de investigación sobre el Acuífero Guaraní a esta institución financiera. En marzo del 2003 el BM, las multinacionales de agua (Vivendi Environnement, Suez, RWE, Thames Water, Souther Water, Danone, Coca-Cola, Nestlé, Aguas de Barcelona, Bechtel) e instituciones afines creadas por ellas, tal como el Consejo Mundial del Agua, realizaron un Foro Mundial en Kyoto, Japón. Contaban, además, con el apoyo de numerosas instituciones ligadas a la ONU.
Ante la falta de voluntad política para un intercambio conceptual de fondo en los trabajos preparatorios, numerosas organizaciones de la sociedad civil internacional decidieron reunirse, al mismo tiempo, en Florencia, Italia, entre el 21 y el 23 de marzo en el Primer Foro Alternativo del Agua. Participaron entre otros el Comité Internacional por el Contrato Mundial del Agua (Bruselas), la Coordinadora para la Defensa del Agua y de la Vida de Cochabamba, el Foro Social del Agua de Brasil, organizaciones italianas entre ellas el Foro Social de Florencia, Public Citizen (EE.UU.), Pipal Tree (India), Oxfam Bélgica, entre otras.
En el Seminario Internacional, sobre el Acuífero Guaraní “Gestión y Control Social”, en Foz de Iguazú, Brasil, en el 2004, se elaboró la “Carta de Foz de Iguazú sobre el Acuífero Guaraní”, presentado por la comisión organizadora, que en su contenido regula las condiciones de explotación del reservorio suramericano.
Se promueve su uso sustentable y exclusivo de los pueblos -esencialmente los que lo rodean-, partiendo de la soberanía de los mismos, el empleo de políticas para su protección ambiental y la no privatización de su agua con la participación de los movimientos sociales, entre otros aspectos que le permiten a las poblaciones disponer de los mismos sin la intervención de transnacionales que controlen el recurso hídrico transfronterizo.
En octubre de 2006 se elaboró la “Propuesta de articulación y resistencia de los Movimientos Sociales del Agua”, reunidos estos en el “Octubre Azul”, en Uruguay, donde se proyectaron con políticas similares a las expuestas en la Carta de Foz de Iguazú. De actuales luchas económicas a futuras guerras armadas no hay más que una diferencia de matices. Y la tendencia a privatizar el agua, convirtiéndola en una mercancía cada vez más inaccesible para importantes sectores de la población del Sur, anticipa explosiones sociales imprevisibles y un aumento de los movimientos sociales de resistencia en contra de estos proyectos.
Ejemplo de estas guerras por el agua tuvo lugar en Cochabamba, Bolivia, en abril del 2000, esta protesta ha sido tal vez la más emblemática del actual y naciente siglo, por su dimensión y por haber obligado a la transnacional norteamericana Bechtel Enterprises y al gobierno sudamericano a retroceder en su plan privatizador. Lucha andina que no opaca otras tantas movilizaciones locales anti-privatizadoras en Argentina, Honduras, Perú, El Salvador, Nicaragua, Brasil, por citar algunos de los más conocidos del área.
Por último, debemos destacar que dada la importancia que los guaraníes brindaban a los lagos, ríos, lagunas y consideraban que las fuentes de agua eran comunitarias, pudiera existir un reclamo del acuífero por los descendientes guaraníes. Éste no solo por su valor hidrológico sino por su valor histórico – cultural, que involucra a los primeros pobladores de la zona. Por lo que es importante escuchar y tener en cuenta las voces de las poblaciones indígenas, que buscan afirmar sus derechos culturales, recuperar el control de sus territorios como espacios productivos y culturales y reapropiarse de un patrimonio de recursos naturales y significados culturales.
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