Desarrollan en BCS cultivos de hierbas aromáticas 40% más baratos; el consumo de agua disminuye 30% y la cosecha aumenta 10%

20 junio 2011

20 de junio de 2011
Fuente: La Crónica de Hoy

Cultivos. Los científicos trabajan tomillo, mejorana, romero, tarragón, salvia, albahaca y orégano, entre otros. Foto: cibnor

 

Científicos del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) desarrollaron un sistema para mejorar el cultivo de hierbas aromáticas orgánicas en zonas áridas, el cual reduce 40 por ciento los costos, baja 30 por ciento el consumo de agua, aumenta en 10 por ciento la cosecha y los productos son de mejor calidad.

El proyecto sólo es el primer paso para llegar a lo que se puede llamar “los nuevos empresarios campesinos, quienes usarán un sistema integral con paneles solares para producir energía, reciclarán el 70 por ciento de la basura y  cuidarán el medio ambiente. Pero sobre todo, tendrán un negocio que redunda buenos dividendos económicos”, asegura el doctor en Ciencias Juan Larrinaga.

Todo esto dará una mejor calidad de vida a los trabajadores agrícolas, “porque van a tener las comodidades y la tecnología. Este será el cambio en el campo que se ha retrasado por mucho tiempo”, añadió.

El proyecto “Innovación de cultivos de hierbas aromáticas con energías alternativas de bajo costo” cuenta con 9 millones de pesos de presupuesto otorgado por Conacyt e inició en julio de 2010. La tecnología estará lista en julio de 2012 y será transferida de manera gratuita.

Al respecto, Bernardo Murillo Amador, doctor en Ciencias en el Uso, Manejo y Preservación de Recursos Naturales, dice que actualmente una parcela destinada a las hierbas aromáticas orgánicas deja una ganancia al año 270 mil pesos en promedio, “pero con el sistema al menos podría ser el doble”.

PROYECTO. En entrevista con los doctores Alejandra Nieto, Bernardo Murillo y Juan Larrinaga, en las instalaciones del Cibnor en Baja California, detallaron los beneficios del estudio y sus aplicaciones. Alejandra Nieto Garibay señala que se trabaja con las hierbas aromáticas tomillo, mejorana, romero, tarragón, salvia, albahaca y orégano.

“Las plantas se cultivan bajo un sistema protegido con mallas sombras, lo que ayuda a eliminar las plagas, a que haya menos evaporación del agua y a que exista un ambiente mejorado”.

Además del techo, se utiliza un sistema de monitoreo a distancia por computadora para controlar el sistema de riego por goteo que alimenta a la planta. “Con sensores de humedad y temperatura en el suelo, se identifica cuando se requiere agua o el momento de frenar el riego”. Este sistema no está conectado a la corriente eléctrica, sino a una batería que es alimentada por celdas solares.

Pero no sólo es importante para la producción, el doctor Juan Larrinaga dice que otro de los beneficios de este estudio es que ayuda a restaurar suelos áridos o a rehabilitarlos.

Alejandra Nieto señala que toda la información que se va recabando, además de los análisis químicos de las hierbas, se van guardando en el banco de datos, con lo cual se tomarán decisiones para mejorar cada vez más el sistema.

Explica que tan sólo en San José del Cabo, donde hay  una parcela de 14 por 14 metros, de julio para diciembre de 2010, sólo se usaron  1.7 litros de agua para producir salvia.

“Las hojas de los cultivos están sanas, tienen un buen color y son 10 por ciento más grandes que los cultivos tradicionales”.

PRODUCTORES. El doctor Juan Larrinaga señala que en este momento trabajan con siete cooperantes en la península, en 200 hectáreas para producir hierbas orgánicas.

Para tecnificar una hectárea, añade que se requieren invertir millón y medio de pesos. “Con esto se tendría el techo, el sistema de cómputo, de riego, los sensores, el panel solar  y los enlaces con el Cibnor.

Los equipos tienen una duración de 20 años y si se suma que se reducen los costos de agua y de insumos, además de que aumenta la producción, “el sistema ofrece ganancias de inmediato”.

Otro de los beneficios, dice Bernardo Murillo, es que estos cultivos son perenes. “El productor sólo corta el producto y los puede tener por mucho tiempo o hasta que decida cambiar por otro”.

Añade que en relación con el agua, que es uno de los problemas que en el futuro se agudizarán, con este proyecto si una hectárea de siembra tradicional requiere seis toneladas, con la tecnología sólo requerirá la tercera parte.

En cuanto a la calidad del producto, señala que la planta al estar expuesta a un medio ambiente que le provoca estrés, los aromas se potencian.

Pero también ahora los trabajadores agrícolas cambiarán a ser empresarios. “Tendrán una capacitación continua para el manejo de sistemas de administración, manuales de cada una de las hierbas aromáticas, casa con energía alternativa, la generación de composta y, sobre todo, una  visión de negocios”.

COMERCIALIZACIÓN. El doctor Juan Larrinaga explica que estos productos orgánicos se certifican con las normas mexicanas para que tengan la calidad requerida.

En este momento son muy caros y cada uno tiene un precio más alto, entre dos y cuatro veces, que los productos tradicionales.

Por eso, indica que se busca llevarlos a la población en general y, de esta manera, abrir más el mercado.

Al respecto, el doctor Bernardo Murillo dice que la mayoría de estas hierbas se va al extranjero y tan sólo en Estados Unidos representan el 7 por ciento del mercado. “El objetivo es que haya equidad para acceder a su consumo”.

Otro de los aspectos que se busca, dice Juan Larrinaga, es que haya un precio justo para los productores. Se debe terminar con ese sistema donde los intermediarios son quienes se llevan las ganancias.

El proyecto está encaminado hacia uno de los mercados que está tomando un gran impulso por el cuidado del medio ambiente.  En ese sentido, Juan Larrinaga señala que “es una de las industrias del futuro, porque la gente busca más estos productos y hay estados que les dan un trato privilegiado. Su consumo ayuda a que los campesinos no se dediquen a otros cultivos que son ilícitos”.

Además, Bernardo Murillo señala que este desarrollo de cultivos ayudará a revertir el éxodo del campo a las ciudades y evitar una crisis alimentaria, porque no hay quien haga producir la tierra.

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