Iluminará la presa La Yesca al occidente del país

06 septiembre 2012

El lago que se conformará con la presa crece todos los días un metro y actualmente ya tiene una longitud de 30 kilómetros, la mitad del total al que va a llegar en un mes más, “siempre y cuando no nos fallen las lluvias”, dice Fidencio Méndez, residente de Obras Civiles del Proyecto Hidroeléctrico La Yesca.
A diario, a las 6:00, hay un reporte de cuánto creció el embalse en un día y si los cálculos son buenos y el agua, la meteorología, no falla en una semana más harán pruebas de los equipos y de los túneles.
Hoy hay apenas 3 mil 800 trabajadores aproximadamente, cifra ya muy lejos del pico al que llegaron de más de 10 mil y conforme se vayan terminando las áreas de trabajo y se entreguen saldrán más obreros, probablemente a finales de septiembre no queden más de 2 mil 800.
La central hidroeléctrica de La Yesca fue construida por un consorcio donde está Grupo ICA, La Peninsular y Advisa y en un principio se cotizó en 800 millones de dólares y se incrementó en 550 millones, y contando.
“Pasaron muchas cosas y el precio se incrementó pero es un aumento que está dentro de los parámetros de la industria, normal si se toma cuenta que hay proyectos que cuestan el doble”, explica Próspero Ortega Moreno, residente general del Proyecto Hidroeléctrico La Yesca.
No es para menos, explica. Primero, una de las fallas geológicas que se encontraron en el cañón del Río Santiago y que se bautizó como Colapso (que se une a otras dos fallas llamadas Colapso 1 y Colapso 2) provocó que la cortina de la presa se moviera. Se descubrió en abril de 2008.
Segundo, a la montaña se le hizo un “descopete” porque las fallas Colapso provocaron que cada día la cima de la montaña se girara unos 2 centímetros al día. Solo mover esa punta del cerro costó poco más de 50 millones de dólares.
“Estamos hablando de mover más de un millón de metros cúbicos, un 50% más de lo que se debería mover para hacer la presa”, comenta.
Tercero, para evitar que se moviera la montaña se trabajaron en obras extras como la construcción de un contrafuerte al pie de la misma (para atrancar la base) y de esa manera evitar que se moviera.
Cuarto, literalmente clavaron la montaña al piso. Desde arriba se hicieron perforaciones, de más de 100 metros, para sujetar la montaña y evitar que se desgaje.
“Es un clavote de 100 por 40 metros, una obra de ingeniería mexicana”, señala Fidencio Méndez.
Quinto, los túneles de desvío fueron sellados y encima de ellos se hicieron unos tirantes que ayudan a mantener integridad de la montaña. Hoy toda esa obra está bajo el agua, no se ven los rastros que provocaron el aumento en la obra y costos.
“Además se enfrentaron los aumentos en los costos financieros, los incrementos en los costos de los materiales, en el precio del acero, del concreto. La volatilidad del precio del dólar, no fue ni fácil, ni sencillo”, explica Próspero Ortega Moreno.
El residente general del Proyecto Hidroeléctrico La Yesca es un ingeniero de 77 años, jubilado y está trabajando en la presa con la experiencia de al menos otros 10 grandes proyectos.
Hace un recorrido con EL UNIVERSAL al interior de la presa, explica las obras de ingeniería, los túneles por donde entra el agua, por donde le da la vuelta al rotor que va a generar la energía y sale de nueva cuenta para alimentar al Río Santiago que más adelante permite funcionar a la otra gran presa El Cajón.
La Yesca es una enorme masa de varillas, cemento y piedra. Fue hecha con maquinaria rusa y estadounidense. Son 500 kilómetros de varilla y el cemento, el equivalente a la carretera entre México-Querétaro con grosor de 15 centímetros.
“Estamos hablando de una cortina de 208 metros de altura, la segunda más alta del mundo con cara de concreto. La más alta es la china Shibuya que tiene 230 metros”, señala Fidencio Méndez.
En la zona se desalojaron apenas a cinco familias y no se afectó a los terrenos agrícolas pero ahora esperan que con el embalse la gente decida hacer cooperativas que podrán explotar el agua del río como pescadores o turismo ecológico.
El río ya tiene dos centrales hidroeléctricas nuevas y los cálculos que ellos tienen es que aún se podrá hacer una más porque, al final del día, el agua es la misma se puede aprovechar también aún en periodo de secas.
Cabe una más, por supuesto, pero también hay que pensar que hay otros sitios donde se necesita la infraestructura tanto para energía como para agua, es el caso de La Parota, en Guerrero.


Fuente: Plano Informativo

06 de septimbre de 2012

 

 

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