Cuando son fugas menores, la labor es extenuante debido a que se debe romper el pavimiento hasta ubicar el sitio donde se filtra el agua.
Fue en la calle Niños Héroes entre las avenidas 5 de Mayo y Cuauhtémoc, después de unas horas de trabajos forzados, se decidió volver a tapar el pozo debido a que la fuga apenas representaba “una lloradera”, situación que vuelve díficil la ubicación de la evasión del agua potable.
Explicaron los trabajadores que tras la apertura del pozo, las conducciones subterráneas comenzaron a estallar debido a que su antigüedad es de entre los 20 y 50 años, situación que las ha vuelto endeble y no permite que soporten la presión del líquido.
También refirieron que en cuanto a las fugas, las más grandes son las que paradójicamente son más fáciles de solucionar, pues se encuentra casi de inmediato el sitio que presenta la falla.
Sin embargo cuando son fugas menores, llamadas comúnmente como “lloraderas”, la labor es extenuante debido a que se debe romper el pavimiento hasta ubicar el sitio donde se filtra el agua.
Indicaron además los trabajadores que son de 8 a 10 las fugas que se atienden diariamente por cada cuadrilla y los sitios de mayor demanda de atención se ubican en la zona centro de la ciudad.
14 de octubre de 2014
Fuente: Milenio
Nota de Lilia Ovalle