Cada vez más complicado llevar agua potable a la Ciudad de México

30 octubre 2015

 

En el planeta, tres cuartas partes están cubiertas del líquido, pero sólo 2.5 por ciento es potable y se encuentra concentrado, principalmente, en los casquetes polares.

Al impartir la conferencia Tratamiento de aguas residuales, organizada por la División de Educación Continua y a Distancia de la Facultad de Ingeniería (FI), el experto señaló que el hombre es un gran depredador de ese recurso, pues lo contamina con sus actividades diarias.

Además, el potable está más mineralizado, lo que implica que se extrae de los estratos más profundos, “el problema es que los acuíferos no son reinfiltrados”. En el auditorio Bernardo Quintana del Palacio de Minería, destacó que en los desarrollos de vivienda de interés social la dotación promedio disminuyó de 200 a 70 litros diarios por persona, y la situación será más drástica si no hacemos algo para revertirla.

Al detallar el funcionamiento de plantas de tratamiento del líquido residual, construidas en parques comerciales y empresas del país, el especialista indicó que la recuperación a través de esas infraestructuras es una opción para hacer un uso adecuado del agua, aunque para muchos empresarios resultan caras. “Sin embargo, en lugar de representar un gasto, generan ganancias”.

Axel Gante refirió que a los grandes desarrolladores de inmuebles, a los centros comerciales, oficinas, escuelas, hoteles, centros deportivos, hospitales e industria se les ha empezado a exigir la utilización de plantas de tratamiento.

En una planta donde se generan cuatro litros de agua tratada por segundo, se obtienen unos 345 metros cúbicos al día; si de éstos sólo se utiliza 60 por ciento para cubrir parte de nuestras necesidades, y el resto con agua potable, el ahorro sería, en promedio, de 30 millones de pesos anuales por concepto de ese servicio.

Por otra parte, comentó que no es necesario agregar químicos para descontaminar o tratar el recurso. “En nuestro caso, sólo aplicamos oxígeno como reactivo; además, durante el proceso el agua no debe oler mal”. Por último, subrayó que “el problema no es gastar menos el líquido, sino recuperarlo y emplearlo las veces que sea necesario. Eso implica salvar el agua del planeta”.


20 de octubre 2015
Fuente: IMTA

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