Agua y educación ambiental

Con certeza se puede afirmar que el paradigma ambiental necesita de una nueva Educación que aborde los problemas socio-naturales desde el punto de vista individual y holístico, enfocada en la relación del ser humano y la naturaleza, promoviendo la autoreflexión y la crítica para transformar valores y adquirir otros que contribuyan, entre otras cosas, a la conservación del ambiente y el respeto por otras formas de vida, induciendo al consumo responsable y a la motivación del desarrollo de una ética que permita respetar la cultura de los pueblos, estimulando la equidad y la igualdad de estos. En este orden de ideas, es necesario acotar que dichos retos implican un compromiso social, en el cual la educación debe ser fundamental para generar estos cambios, tal como lo señala el Principio 19 de la Declaración de Estocolmo (1972) cuando establece que:
Es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las generaciones jóvenes como a los adultos y que preste la debida atención al sector de la población menos privilegiado, para ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento del medio en toda su dimensión humana. (p.s/n)

En este principio se evidencia que la educación ambiental es imprescindible para enfrentar los problemas socio-naturales, por proporcionar una comprensión compleja del ambiente y transmitirle al ser humano el conocimiento necesario para alcanzar una mejor calidad de vida.En atención a esto, existe un problema ambiental manifiesto que aumenta en el tiempo: la escasez del agua, ello debido a que este liquido es vital para todos los seres vivos y particularmente para los seres humanos, cuyo cuerpo está conformado aproximadamente por un 75% de ello. Actualmente, el fundamental componente escasea por la inconsciencia de los seres humanos, quienes a costa de su propio desarrollo lo han degradado, derrochándolo, contaminándolo y dándole mal uso, con lo cual se pone en peligro nuestra calidad de vida así como la del planeta.