Yucatán: Campesinos afectados por veneno del agro

16 enero 2015

 

El investigador del Hideyo Noguchi, Ángel Polanco Rodríguez, quien desde hace ocho años trabaja en el tema con un equipo multidisciplinario que incluye las facultades de Química y Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Uady, reveló que los estudios han encontrado niveles más allá de lo permitido de plaguicidas organoclorados en el agua de cenotes del centro, oriente y poniente de Yucatán, aunque están propensos a este problema 32 municipios del estado.

Entre los municipios del centro, donde se da la recarga de los cenotes, están Abalá, Kanasín y Umán, mientras que en los del oriente se encuentran Dzilam González, Tizimín y Buctzotz, y en el poniente Celestún, en estas dos últimas regiones se da la descarga de los cenotes al mar.

El proyecto de investigación, en el que también participan investigadores de universidades de Italia y España, reveló que los campesinos yucatecos aún utilizan para sus cosechas plaguicidas organoclorados, prohibidos y restringidos por convenciones internacionales como la de Estocolmo y Praga, de la cual México forma parte.

Estos plaguicidas se utilizan tanto en actividades agrícolas como en ganaderas, de ahí que estén presentes por todo el estado.

Debido a las condiciones calizas del suelo yucateco, estos plaguicidas se filtran directamente al manto freático contaminándolo y por consiguiente  a los cenotes, de donde se abastecen de agua el 30 por ciento de la población rural.

Pero además, las mujeres utilizan estos mismos insumos tóxicos para la siembra de sus traspatios e incluso para conservar sus cosechas al interior de sus predios, lo que ha generado que el 57 por ciento de las personas a las que les tomaron muestras, entre ellas de sangre, presentaron una concentración igual o mayor a los límites máximos permitidos en el cuerpo.

‘Los límites máximos de residuos de contaminantes pueden ser expresados como niveles que no deben excederse, en otras palabras, niveles de la sustancia tóxica en el agua, suelo, alimentos y en el ser humano mismo (biomarcadores) que no sobrepasen los niveles críticos para que no se den afectaciones en el ser humano. Sin embargo, nuestras investigaciones en Yucatán han cuantificado concentraciones de contaminantes que rebasan los límites en el agua y en el ser humano’, apuntó

Además de provocar problemas cancerígenos, asma y alergia, su principal efecto está en el sistema nervioso central, afectando más gravemente a los niños, por lo que el especialista lamentó la falta de estudios de desarrollo neurológico e intelectual de los infantes.

El especialista señaló que para combatir este problema se deben implementar programas de monitoreo y capacitación para prevención de riesgos y enfermedades, así como el uso de bioplaguicidas inocuos para el medio ambiente y la salud humana, de los cuales la Facultad de Veterinaria cuenta un estudio para su elaboración en las propias comunidades.


14 de enero de 2015
Fuente: La Verdad Yucatán

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