Depósito de agua, abajo de la pirámide de Quetzalcóatl

10 mayo 2013

 

 

TLÁLOC II-TC. El robot diseñado por ingenieros del IPN será introducido nuevamente para que realice un mapeo de la zona. (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL)

 

Durante los primeros trabajos de excavación en los últimos metros del túnel debajo del Templo de la Serpiente Emplumada en Teotihuacan, los arqueólogos han detectado que en la época prehispánica ese espacio funcionaba como una especie de depósito de agua.

Además, con la información generada por el escáner que porta el robot Tláloc II-TC, que el pasado 22 de abril reveló la existencia de tres cámaras al fondo del conducto, los arqueólogos lograron verificar que la longitud exacta del túnel es de 103 metros. “Habíamos calculado entre 100 y 120 pero hemos corroborado que tiene 103 metros”, dijo en entrevista Sergio Gómez, director del proyecto “Tlalocan: Camino bajo la tierra”.

Desde hace unos días, el equipo de Sergio Gómez comenzó a retirar el relleno que cubre esta última parte y a partir del metro 76 corroboraron que el conducto subterráneo desciende tres metros, por lo que de ahí en adelante las excavaciones se realizarán a 18 metros de profundidad con respecto a la superficie.

“Este último tramo, al ser más profundo, los teotihuacanos lo excavaron para mantenerlo inundado, como un depósito de agua”, comentó el investigador del INAH.

En ese terreno fangoso, ubicado justo debajo de la pirámide de Quetzalcóatl, también detectaron un depósito de arena.

Según Sergio Gómez, cuando los teotihuacanos excavaron este túnel, hace más de 2 mil años, buscaron el nivel freático, para recrear las condiciones del inframundo.

En los próximos días, los arqueólogos volverán a introducir el robot diseñado por ingenieros del Instituto Politécnico Nacional para que realice un mapeo detallado de ese espacio donde se localizaron las tres cámaras, las cuales podrían contener los restos de los gobernantes teotihuacanos.

Mientras tanto, en el metro 74, donde se ubican dos cámaras laterales, en la del lado sur, los arqueólogos siguen localizando diversas esferas amarillas que posiblemente formaron parte de una ofrenda que debió ser colocada durante la clausura del túnel, hace mil 800 años.

“Siguen saliendo esferas que en tiempos prehispánicos eran metálicas. Debieron ser esferas recubiertas con pirita, que iban desde dos o tres centímetros de diámetro hasta 15. Con el paso del tiempo la pirita se hidrató y se transformó químicamente en jarosita”, dijo Gómez.

El arqueólogo explicó que contabilizar las esferas será difícil, pues muchas de ellas están rotas o pulverizadas y añadió que serán los análisis de laboratorio los que establezcan la función que tuvieron, ya que se trata de un material nunca antes hallado en Teotihuacan.


10 de mayo de 2013
Fuente: El Universal
Nota de Abida Ventura

 

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