El agua al límite
20 enero 2009Fuente: Tierraamérica.com, 20 de enero de 2009
Daniela Estrada entrevista a MANUEL BAQUEDANO
El Protocolo Mundial del Agua, que se pretende incluir en las negociaciones del tratado post Kyoto, implica la urgencia de regular un bien escaso, que debe ser patrimonio de la humanidad.
SANTIAGO, 19 ene (Tierramérica).- En materia hídrica, “la humanidad no tiene conciencia cabal del peligro al que está sometida y sólo va a actuar en situaciones límite. La mala noticia es que esos límites se acercan”, dijo a Tierramérica Manuel Baquedano, presidente del no gubernamental Instituto de Ecología Política.
Baquedano estará a cargo de uno de los paneles de la conferencia “Hacer la paz con el agua”, a realizarse el 12 y 13 de febrero en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas y organizada por el Foro Político Mundial, presidido por el ex líder soviético Mijaíl Gorbachov (1985-1991).
En la conferencia se discutirá el borrador del Protocolo Mundial del Agua, que se pretende incluir en las negociaciones internacionales sobre el tratado que en 2013 reemplazará al Protocolo de Kyoto (1997).
Tierramérica dialogó con el ambientalista chileno de 59 años, un sociólogo egresado de la belga Universidad Católica de Lovaina y autor del libro “Tu huella ecológica” (2008).
TIERRAMÉRICA: ¿Cómo surgió la propuesta del Protocolo Mundial del Agua?
MANUEL BAQUEDANO: Tiene un largo periodo de maduración, ya que ha recogido todas las demandas en relación al agua emanadas de los foros mundiales y de la Asamblea Mundial del Agua (para Representantes Electos y Ciudadanos, del Parlamento Europeo).
Esto se tradujo en un diagnóstico sobre la situación mundial del agua y en la necesidad de regular un bien escaso, que debería ser patrimonio común de la humanidad, pero que en algunos países, como Chile, se ha privatizado.
La humanidad puede vivir sin petróleo, pero no sin agua. Todo el mundo habla de la crisis climática y de los problemas de energía. El segundo componente vital de esta trilogía va a ser el agua.
TIERRAMÉRICA: ¿Puede adelantar algo del borrador del Protocolo que se debatirá en Bruselas?
MB: El objetivo de redactar este Protocolo es crear una prenegociación entre estados. Es un proceso largo. Yo personalmente, no a nombre de la organización, calculo que va a demorar entre 12 y 15 años para que los estados lo acepten. Por lo tanto, el objetivo es que sea inscrito en la agenda a negociar en el periodo 2010-2012, con vistas a un acuerdo post Kyoto 2013. Estamos buscando un pacto público intergubernamental sobre el agua.
TIERRAMÉRICA: A su juicio, ¿cuáles serán los temas más críticos del Protocolo?
MB: Primero, declarar el agua como bien público universal. Segundo, crear una autoridad mundial que la regule. Que los estados asuman el control del agua.
TIERRAMÉRICA: ¿Cómo se restringirán los intereses empresariales?
MB: Nosotros proponemos una autoridad mundial del agua, que estaría coordinada con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que debería velar por la parte normativa y judicial, en términos de resolución de conflictos y sanciones. Buscamos subordinar los intereses privados a los públicos de uso del agua.
En ese marco, no tenemos problemas en que se entreguen concesiones (a privados) para su uso y tratamiento, pero no avalamos la entrega de soberanía y de propiedad del agua, porque ésta debe ser un bien público al servicio de la humanidad. Buscamos ponerle límites al uso del agua como mercancía.
TIERRAMÉRICA: ¿Qué recepción espera tener en la conferencia de diciembre en Copenhague, donde continuarán las negociaciones para el tratado post Kyoto?
MB: Yo ya tuve una reunión con Ricardo Lagos (presidente de Chile entre 2000 y 2006 y uno de los tres enviados especiales para el cambio climático nombrados por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon).
Le di a conocer esta iniciativa y él se mostró dispuesto a recibir las conclusiones y a concertar una entrevista con Gorbachov para ver cómo se puede introducir lo concerniente al agua en el acuerdo post Kyoto. Ya se establecieron las perspectivas de enlace.
TIERRAMÉRICA: ¿Qué diferencias hay entre este proyecto de Protocolo del Agua e iniciativas anteriores?
MB: Una de las cosas más importantes es que el documento va a facilitar una pre-negociación entre países. En esta primera conferencia (de Bruselas) estamos reuniendo a una enorme cantidad de personas, muy legitimadas en todos los dominios: políticos, científicos, sociales.
Este documento, con esa legitimación, va a servir de base para una segunda ronda de negociaciones entre Estados. Y cuando tengamos una masa crítica vamos a llevar las negociaciones a la ONU. Ahora, ¿por qué un estatus particular para el agua? Porque es un elemento vital y, de no regularse su uso, será fuente de conflictos mayores. Si hoy las guerras son por el petróleo, en el futuro serán por el agua.
Si tenemos una cultura de paz y queremos adelantarnos a los grandes conflictos que tendrá la humanidad, tenemos que dejar avanzar el proceso de regulación del uso del agua.
TIERRAMÉRICA: América Latina es una región estratégica en materia de reservas de agua dulce. ¿Cómo evalúa su protección? MB: Sí, es una región estratégica porque tiene acuíferos (aguas subterráneas), ríos muy grandes, como el Paraná y el Amazonas, y glaciares. Es una zona abundante en agua, que está amenazada. Veo a los gobiernos preocupados por entregarle a la población acceso al agua. Lo que no veo mucho es una distribución más equitativa de su uso y una protección, directa o indirecta. Por ejemplo, el derretimiento de glaciares es un fenómeno mundial, pero en Chile y los países andinos aún no se asume la gravedad de la situación.
No veo políticas de conservación, de prevención, de recolección de agua en el sentido de crear nuevas infraestructuras que permitan utilizarla mejor. De seguir así, millones de seres humanos quedarán sin sustento de vida.