El proyecto Monterrey VI es una grave equivocación.
27 marzo 2014
La ciudad de Monterrey ha enfrentado a lo largo de su historia situaciones en las que la falta de agua suficiente ha puesto a prueba nuestro ingenio y carácter como comunidad.
Este carácter para resolver retos, ha generado entre otras, que tengamos una empresa descentralizada como lo es AGUA Y DRENAJE DE MONTERREY que a pesar de todos los ajustes que requiera, es una organización que nos entrega una de las aguas de mejor calidad para el consumo humano no sólo en México, sino de muchos países más desarrollados que el nuestro. En pocas ciudades en México, el agua que sale de la llave es totalmente segura para beber. Este es el caso de Monterrey.
Muchos proyectos hidráulicos han sido construidos para garantizar el abasto previendo a muchos años en el entonces futuro, el crecimiento de la población y la actividad económica. Sin embargo ya no son suficientes y por esta razón debemos estar revisando qué vamos a decidir para garantizar nuestra calidad de vida al contar con fuentes seguras y sustentables de agua.
Es por esto que la política pública tiene la responsabilidad de tomar decisiones que vayan de acuerdo a nuestra realidad geográfica, económica y social.
La idea desorbitada, irresponsable, no sustentable, de intentar abastecer de agua a nuestra ciudad obteniéndola de una fuente que está en otro estado del país, a más de 350 kilómetros de distancia, no puede prosperar ante los ojos de la comunidad, cuando la ejecución de un proyecto así, pone en un gravísimo riesgo las finanzas públicas estatales, el ecosistema de la zona de extracción, los ecosistemas que actualmente nos abastecen de agua y el futuro de nuestra ciudad ante los riesgos meteorológicos.
Las ciudades deben ser sustentables con los recursos con los que cuenta de manera inmediata, si bien es cierto que de manera cíclica enfrentamos largos periodos de sequía, también es cierto que tenemos bonanzas climáticas que nos entregan suficiente agua para mantener por muchos años el almacenaje de nuestras presas y reabastecer nuestros mantos freáticos.
Si no tenemos disponible el agua que la naturaleza nos entrega, es porque la dejamos correr por nuestras calles y porque la desperdiciamos. ¿En dónde está toda el agua del Alex?
La desobediencia a la ley de desarrollo urbano, hace que el agua que nos cae durante las lluvias, en vez de infiltrarse y quedarse cercana a donde la consumimos, escurre por la ciudad a más velocidad, transformándose de un recurso a un gran riesgo que destruye la infraestructura y el patrimonio de la población. Recordemos qué nos pasó durante la tormenta tropical Alex en junio de 2010.
La falta de visión del Gobierno Federal y del Gobierno Estatal para entender la dinámica sustentable del agua, nos está haciendo gastar inicialmente 16,000 millones de pesos (1,300 millones de dólares) en un proyecto que necesitará enormes cantidades de recursos en un futuro para poder mantenerlo en operación, por ejemplo, la electricidad para las bombas.
Garantizar el abasto de agua no debe ser aboradado desde la óptica de traer más, sino cuidar y administrar la que ya tenemos usándola de manera inteligente y bajo esquemas de racionalidad.
Por una mucho menor cantidad de dinero, podemos realizar grandes proyectos urbanos y en la zona silvestre que nos garantizarían de una vez y para siempre tener la suficiente agua al tiempo de regeneraríamos nuestros ecosistemas y modificaríamos la dinámica de nuestra ciudad al hacer un ordenamiento urbano, creando por ejemplo, las condiciones impostergables para rescatar de la contaminación al río Pesquería y rescatando el único río vivo, tesoro ambiental de nuestra ciudad: el río la Silla. Aquí es donde se deben aplicar esos recursos.
La ejecución del Proyecto Monterrey VI, bajo el esquema que ha planteado el Gobierno del Estado de Nuevo León, va a reforzar el modelo de pensamiento para a seguir desobedeciendo la ley de Desarrollo Urbano, a seguir degradando nuestros ecosistemas cercanos a nuestra ciudad, a incentivar que la ciudad siga creciendo de manera irresponsable y a incentivar el desperdicio del agua. No hay agua que alcance cuando se la entregas a una comunidad que no sabe cuidarla y a una autoridad que no sabe administrarla.
Lo que lo hace aún más delicado, es que nos estamos enterando que el agua que originalmente se había dicho que era para sólo para consumo humano, industrial y comercial, ahora también será utilizado para realizar explotaciones de gas Shale, un proceso que requiere de muy altas cantidades de agua que será inyectada al subsuelo para romper la roca. Para esto el agua será adicionada con químicos altamente tóxicos, que dejarán esa agua no disponible para consumo y con riesgo de contaminar nuestros mantos freáticos.
No hay evidencia científica todavía, pero existe una correlación de que los temblores recientes en nuestra ciudad, están siendo provocados por las actuales explotaciones de gas Shale en el estado de Nuevo León.