Embotelladora de agua comunitaria de los Pueblos Mancomunados de Oaxaca

02 septiembre 2008

El presente estudio está orientado a sistematizar la experiencia de algunas comunidades indígenas de la Sierra de Juárez en Oaxaca, México1, con respecto a la utilización del enfoque participativo en las iniciativas de innovación tecnológica.

La importancia que en general se está prestando a los resultados del mencionado enfoque parte de la constatación del pequeño impacto positivo de diversos métodos de innovación e investigación orientados al desarrollo rural, en la vida de los productores agrícolas y forestales y las poblaciones rurales, que se han aplicado a la pequeña producción en Latinoamérica y el mundo desde hace varias décadas.

Se ha argumentado que su reducida eficacia se debe a la estrecha visión de que la incorporación por si sola de tecnología sería suficiente para el mejoramiento productivo de las explotaciones y de las condiciones de vida de la población, mientras que el ámbito rural, la agricultura y el rubro forestal, sobre todo en el estrato de pequeños productores reviste una gran complejidad antropológica, socioeconómica, política y cultural (Arriaga C., 2002; Chiriboga M. 2003).

Ha quedado asentado que los productos de la investigación en estación experimental muchas veces no son pertinentes a la pequeña producción y que la revolución verde tuvo éxito en condiciones estandarizadas de producción con facilidades de riego y fertilización y con elevadas inversiones de capital. Sin embargo, entre los estratos de productores con limitadas posibilidades de inversión y de elevar las escalas de producción, son difíciles de implementar. Debido a sus escasos recursos, los pequeños productores desarrollan sistemas complejos de explotación de la finca, así como la multiactividad del núcleo familiar y sus formas de gestión responden en alto grado a las características del entorno local donde se desenvuelven.

La constatación de que muchos agricultores han estado reticentes a usar nuevas tecnologías o las han rechazado del todo a pesar de su validación en condiciones idóneas de experimentación, ha generado la preocupación de que los bajos niveles de adopción tecnológica se puedan deber a incongruencias entre aquellas y las condiciones concretas de los productores.

Se ha señalado además que por lo general, los sistemas de transferencia tecnológica y extensión han visto a los agricultores como receptores pasivos de los conocimientos y que ello podría también contribuir a su poca disposición para incorporar nuevos manejos agrícolas. Es decir, en la baja adopción de tecnologías por parte de pequeños productores podría estar influyendo también el enfoque utilizado para relacionarlos con aquellas, debido a que un método que ignora sus intereses y conocimientos puede provocar apatía (ISNAR, 2003; Jarquín-Gálvez R. y J.F. Barrera, 2002; Maldonado Pólit C., 2002; Arriaga C. y otros, 2002).

La práctica de la investigación e innovación participativas en estos estratos se vuelve un recurso interesante al aprovechar el conocimiento empírico que tienen los productores no sólo de los recursos naturales con que cuentan y su manejo sino también de las potencialidades y los límites que impone el ambiente cultural, social y político en que sus explotaciones están insertas. Este conocimiento se vuelve útil para la aplicación creativa y no mecánica de las innovaciones generadas en condiciones convencionales de investigación e innovación agropecuarias.

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