Remembranza del inicio de una lucha por el rescate de un cuerpo de agua

23 julio 2007

Hace poco más de dos años, los Naturales del Pueblo de Axotlán, se acercaron a nuestro fraccionamiento Cofradía II, pidiendo ayuda a la ciudadanía porque estaban desecando su Laguna

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Cuautitlán Izcalli, pródiga tierra llena de pirules; que ha cobijado desde hace poco más de 31 años a miles de Mexicanos que hemos emigrado buscando una mejor calidad de vida, tierra en la que han nacido nuestros hijos, cómo puedo cerrar los ojos y hacer que no veo lo que están haciendo de ti: una plancha de concreto y asfalto, en aras de un progreso mal entendido.
 
Hace poco más de  dos años, los Naturales del Pueblo de Axotlán, se acercaron a nuestro fraccionamiento Cofradía II, pidiendo ayuda a la ciudadanía porque estaban desecando su Laguna, la Laguna de Axotlán; ciudadanos como tú y como yo, ciudadanos que fueron desarraigados de su municipio para conformar lo que ahora es Cuautitlán Izcalli. Pude visualizar en su mirada esa desesperación y deseos de luchar por conservar lo poco que en aras del crecimiento del Municipio les han dejado, haciendo a un lado sus usos, costumbres y servidumbres; no pude evitar escucharlos, y en ese momento comprender la gran apatía en la que vivimos, en la que sólo nos preocupamos por nosotros mismos. Ese día no pude dormir, no podía comprender como puede alguien anteponer sus intereses mezquinos y buscar a toda costa desecar un espacio con un recurso natural no renovable. Desde hace poco más de dos años me uní a su causa, que debería ser la causa de todos, el rescatar, restaurar y conservar los pocos espacios naturales que aún existen en nuestro Municipio.
 
Hemos luchado arduamente por conservarlo, no es una tarea fácil, pero bien vale la pena. He podido comprender, que nosotros, la Sociedad Civil, somos culpables del estado en que se encuentra nuestro País, ya que le hemos legado a quienes nos gobiernan, toda la responsabilidad en donde sentimos y algunas veces comprobamos que nuestra opinión y decisión no vale nada; por no vencer esa apatía de involucrarnos en un crecimiento sustentable y equitativo en nuestro País, por no alzar la voz cuando debimos hacerlo.
 
México, mi maravilloso e incomparable País, qué hemos hecho de ti, como puedo explicarles a mis hijos que soy copartícipe de tu destrucción, que en muy poco tiempo no podrán disfrutar de un bosque verde, del canto de un río, reflejarse en el espejo de un lago; que tendrán que respirar un aire completamente contaminado, en donde el azul del cielo no podrán ver, donde muy rara vez disfrutarán del maravilloso aparecer del arco iris y que sus hijos no podrán conocer la gran diversidad de flora y fauna que existían en nuestro País. Hoy les puedo decir, que gracias a los Naturales de Axotlán, algo muy dentro de mí se despertó, MI IDENTIDAD; eso que nos hace sentirnos orgullosos de la gran raza a la que pertenecemos, que siempre supieron coexistir con la naturaleza y comprendían su gran valor.
 
Ciudadano Izcallence, te invito a vencer la apatía, para demostrarle a quien corresponda, que la Sociedad Civil unida en coincidencias tiene la capacidad de luchar y defender lo que por derecho le pertenece; comprendiendo que nadie tiene el derecho de poner en riesgo el futuro de las generaciones por venir. México, yo creo en ti, porque si no creyera que eres mío, el mismo corazón me lo gritara.

    

Autor(es): Ivette A. Saavedra Iturbide

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