Suelo de Yucatán ‘es muy sensible’
21 mayo 2015 Los cenotes son una reserva de agua yucateca de alta susceptibilidad a la contaminación, debido a las condiciones superficiales del suelo. (SIPSE/Foto de contexto)
La responsable del Programa de Educación Ambiental del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), la maestra Verónica Franco Toriz, detalló que 90 por ciento de la superficie de la entidad está a menos de 200 metros sobre el nivel del mar, informa Notimex.
La llamada “Sierrita de Ticul” es la única elevación prominente en la Península, que contrasta con el dominante escenario montañoso del país, dijo.
Al respecto, Franco Toriz comentó: “el suelo de la península de Yucatán, conocido como paisaje kárstico, es muy sensible a los cambios externos, debido a que son suelos superficiales y delgados”.
En un comunicado, la institución precisó que los suelos albergan una cuarta parte de biodiversidad del planeta y es uno de los componentes más complejos de la naturaleza, pues contiene infinidad de pequeños invertebrados y gran diversidad de microorganismos que interactúan y contribuyen a los ciclos globales que hacen posible la vida.
Factores de erosión
La roca caliza que conforma estos suelos es de permeabilidad extrema. Esto, aunado a la presión de la población y su consecuente cambio de uso del suelo, así como las malas prácticas de su manejo han incrementado y acelerado la erosión de suelos.
Mencionó que es importante reconocer que el suelo es un componente estrechamente ligado al acuífero de la Península.
La eliminación de vegetación conlleva a la pérdida del suelo y, al quedar expuesta la roca caliza, el proceso natural de precipitación e infiltración arrastra hacia los acuíferos subterráneos no sólo el agua sino también los contaminantes que se encuentren en la superficie.
Dadas las condiciones de suelo poco evolucionado que ya se mencionaron, dijo que en Yucatán no es viable contar con un sistema de drenaje de aguas negras, por lo que gran parte de la población de la Península utiliza fosas sépticas, las cuales, al no tener un mantenimiento adecuado, presentan rupturas o fisuras que tienden a contaminar el acuífero.
Estudios recientes sugieren que el acuífero de la Península está interconectado a través de millares de cuerpos de agua, tanto superficiales como subterráneos conocidos como cenotes, haciendo de este acuífero una reserva de agua de alta susceptibilidad a la contaminación, debido a las condiciones superficiales del suelo.
“Es preciso promover el entendimiento entre la sociedad sobre la importancia del suelo, ya que este no sólo cubre la superficie del planeta, sino que también une, conecta y da vida, creando un equilibrio ecológico del que dependemos”, comentó.
21 de mayo de 2015
Fuente: Sipse