Brasil: enfermedades y falta de ayuda en áreas inundadas

10 mayo 2009

10/05/09

TRIZIDELA DO VALE, Brasil (AP) – Pobladores de una de las ciudades más devastadas por las inundaciones del norte de Brasil viven en condiciones insalubres, sin agua potable, expuestos a enfermedades y aisladas de la ayuda oficial.

Hasta ahora, al menos 40 personas han muerto en las inundaciones provocadas por intensas lluvias desde hace dos meses en 10 de los 26 estados, en un área norteña que va del bosque húmedo de la Amazonia a zonas costeras usualmente secas.

La fuerza aérea anunció en un comunicado que envió un avión Hércules a distribuir colchones, alimentos y medicinas en las áreas más afectadas, en una operación que se extenderá todo el fin de semana.

Autoridades locales se quejan de que la municipalidad de Trizidela do Vale, donde 14.000 de sus 20.000 habitantes quedaron damnificados por la crecida del Río Mearim, ha tenido que hacerle frente a la tragedia sin asistencia federal ni del estado de Maranhao.

 
 

Un parque de rodeos, completamente cercado de agua, alberga a 58 familias que llegaron a nado y en barcos de vecinos, y comparten el espacio con caballos, puercos, perros y gallinas sin las mínimas condiciones higiénicas.

"La ciudad está sin agua potable desde hace casi un mes, ya detectamos enfermedades como leptospirosis y hepatitis por causa del agua contaminada", comentó Coutinho Neto, secretario de comunicaciones de la municipalidad de Trizidela do Vale.

Equipos médicos se multiplican para atender a la gente en los albergues, donde casos de fiebre y gripe proliferan. Los casos más graves son llevados al hospital local, uno de los pocos sitios que no se inundó.

En el parque de rodeos, uno de los albergados sufre de fiebre y otro está con fuertes dolores estomacales, y según los vecinos, hasta el sábado no había llegado un médico.

Las 58 familias que ocupan el sitio se quedaron sin servicio sanitario, destruido en la inundación. Ante ello, entran al agua para bañarse y hacer sus necesidades, y esa misma agua es la que usan para cocinar y lavar ropa.

Esta pequeña localidad agrícola, productora de frutas y vegetales, tiene 80% de su territorio cubierto de agua, incluyendo toda su parte comercial. En contraste, la localidad vecina de Pedreiras, al otro lado del río, solo tiene 40% de su territorio cubierto, y mantiene sus áreas administrativas y comerciales en función.

Tres personas murieron entre las dos comunidades, dos de ellas ahogadas y una electrocutada.

En Trizidela do Vale, barcos a remos y con motor fuera de borda pasan por lo que eran calles, donde el agua cubre las casas casi hasta el techo, mientras algunos vecinos aprovechan para lanzar redas intentando pescar el alimento del día.

La búsqueda de comida es una de las tareas más difíciles para los habitantes de esta ciudad, donde escasamente ha llegado la ayuda oficial.

"Nosotros mismos tenemos que salir a buscar comida porque casi no ha llegado ayuda. Dos veces vinieron con canastas básicas, pero no ha sido suficiente", comentó Paulo César de Almeida, empleado del centro de rodeo improvisado como albergue.

Almeida recordó que tres semanas atrás, cuando el río comenzó a inundar las casas, salió en un barco a remo en tareas de rescate. Muchas de las personas llegaron al centro en su barco, otros lo hicieron por su cuenta.

"Yo me vine con un congelador, metí a los dos niños y algunas cosas y me vine empujándolo por el agua hasta aquí", narró Clodoaldo Pereira, un agricultor y pescador de 46 años.

En una área del parque, los vecinos encerraron sus puercos y gallinas, y en una estructura un piso encima, cuatro familias viven en condiciones higiénicas deplorables.

En un barrio cercano, accesible solo por barco, Clarismar Costa lava ropa en agua que llega hasta la puerta de la casa donde hasta hace tres semanas vivía con sus dos hermanas.

"Nosotros perdimos casi todo con la inundación, pero al menos tenemos donde dormir", recordó la joven de 26 años, albergada en una escuela vecina. "Algo de ayuda nos ha llegado, pero todavía no han podido darnos colchones y frazadas porque son muchas familias que necesitan ayuda".

Coutinho Neto explicó que todo el presupuesto de la municipalidad se ha ido en comprar alimentos, láminas de plástico para forrar los ranchos improvisados como albergues y alquilar los edificios usados para atender a los desalojados.

"No hay alcaldía que pueda hacerle frente a una tragedia de estas magnitudes, nosotros no hemos dado a basto", lamentó el director de comunicaciones de la localidad.

Gobernadores de los estados golpeados por las inundaciones reclamaron el viernes al ministro de Integración Nacional, Geddel Vieira Lima, por la lentitud en la entrega de ayuda federal.

"Puedo afirmar que esta vez la ayuda será más rápida", les respondió el ministro, citado por el diario O Globo.

En medio de la tragedia, un joven que se identificó solo como Joao Pedro vio una luz de esperanza. "Parece que el nivel del agua está bajando, en dos días ya son 30 centímetros menos. Tal vez podamos volver pronto a nuestras casas".

Gobernadores del noreste calculan las pérdidas por las inundaciones en 1.000 millones de reales (496,2 millones de dólares), cifra que debe subir cuando bajen las aguas y se contabilicen los daños en algunos estados que no han cuantificado las pérdidas.

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