Cuándo el agua encuentra su cauce
12 septiembre 20179 de septiembre de 2017
Fuente: Milenio
Nota: Arlette López
La historia lacustre de la ciudad de México y áreas conurbadas nos remite a una información valiosa desde muchos puntos de vista. Conocemos que existía una gran diversidad de flora y fauna en el lago salino de Texcoco, así como el significado que el gran complejo acuático tenía para las comunidades prehispánicas, tanto en lo agrícola con las chinampas, en la alimentación, en la visión religiosa y el transporte por los canales y vías para intercambio comercial y traslados. Pero también está el registro de la lucha humana desde la época prehispánica para dominar la naturaleza y desviar el agua lejos de las zonas habitadas. Un gran problema es que la Gran Tenochtitlan se fundó en el cuerpo lacustre, en la parte más baja de la cuenca, garantía de permanentes inundaciones que se presentaron desde antes de la conquista y después como la inundación de 1555 que llevó a la construcción del Albarradón de San Lázaro, otra 49 años después, y otra tres años posteriores. Ante esta circunstancia se empezaron a construir alternativas como el tajo de Nochistongo y el canal de Huehuetoca, mismo que ante una fuerte tromba que en el año 1629 azotó la Ciudad de México, se decidió cerrar para evitar su destrucción. Esto ocasionó la inundación más grave que se haya registrado, duró cinco años más la pérdida de 30 mil vidas, incluso se emitió una cédula real para que la ciudad se mudara de lugar pero no procedió por los gastos ya realizados.
Ante esta decisión había que encontrar la manera de evitar más inundaciones pero continuaron como sucedió en el año 1950 que se desbordaron los ríos de la piedad y los remedios, dos años después otra inundación que en registros de la época muestran transportes lacustres habilitados. Las inundaciones se presentan año tras año, con mayor o menor impacto. Se han realizado grandes obras de ingeniería y serán necesarias más, cabe considerar el crecimiento de la Ciudad de México y zona conurbada, la deforestación, el cambio de uso de suelo, factores que juntos crean condiciones que promueven inundaciones.
Propongamos mejor recrear los espacios lacustres como vasos reguladores, reforestar y procurar la recarga de los acuíferos, respetar las áreas naturales que nos rodean y recordar que la naturaleza nos ofrece pautas solo es cuestión de observarlas y respetarlas. Y no olvidar que el agua siempre encuentra su cauce.
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