Educación Ambiental: más allá de las Ciencias Naturales

02 enero 2023 Agua

Redacción: agua.org.mx / Karina Bautista-Fondo para la Comunicación y Educación Ambiental, A.C.

Foto: Karla Rivera-Fondo para la Comunicación y Educación Ambiental, A.C.

A lo largo de la historia la educación nos ha otorgado conocimientos, destrezas y habilidades para vivir con todos los seres del planeta. La educación debería responder a los deseos y necesidades de la colectividad pues así se asegurará sociedades prósperas[1].

Por su parte, la Educación Ambiental (EA) pone en el centro a la crisis ambiental, presente en; el calentamiento global, la desertificación, la escasez y contaminación del agua, la pérdida de biodiversidad, la deforestación, la contaminación del suelo y más. La EA surge como un proceso que busca alternativas que posibiliten una transformación social, la cual debe verse reflejada en relaciones responsables y respetuosas de los seres humanos consigo mismos, con la naturaleza y con los y las otras[2].

A nivel mundial, la EA se incorporó en los esquemas educativos en la década de los 70 ‘s cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de sus distintos programas, acuerdos, conferencias y protocolos involucró a los países a generar políticas ambientales. El término de EA fue propuesto en la Cumbre de Estocolmo en 1972 durante la Conferencia Internacional sobre el Medio Ambiente. En el año de 1992, durante la Cumbre para la Tierra, se planteó la interdependencia de los problemas ambientales, es decir, se hicieron visibles las relaciones entre la naturaleza y los procesos sociales. Desde entonces, se esperan cambios en la sociedad de forma que nuestros conocimientos puedan hacer frente a la crisis ambiental y asegurarnos un futuro más sostenible[3].

En el caso mexicano, uno de los principales sucesos históricos que incorporaron a la EA a la agenda política fue la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos y Canadá pues en dicho tratado se firmaron los Acuerdo de Cooperación Ambiental, y se creó la Comisión para la Cooperación Ambiental para América del Norte2.

Los primeros esfuerzos para incorporar la EA en los programas educativos a nivel básico fueron en el año de 1996, específicamente en el área de Ciencias Naturales. No obstante, de acuerdo con la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE) del 2008 se obtuvieron resultados desfavorables, pues para nivel primaria 38 % alumnos obtuvieron resultados insuficientes, 41 % elemental, y a nivel secundaria 20 % insuficiente y 60 % elemental. A raíz de los resultados, integrantes de la Academia Nacional de Educación Ambiental (ANEA) señalaron que: la EA debe ser considerada como una forma de acción crítica, de desarrollo social, científico, tecnológico, de progreso y de dignidad humana. Es decir que, más allá de vincular a la EA a las Ciencias Naturales limitada a un ámbito escolar, ésta se vincula con nuestras posturas políticas y éticas. Necesitamos políticas de Estado con una población totalmente consciente e involucrada. Lo que logre la EA en las escuelas no tendrá transformaciones significativas si en nuestro entorno no se generan las condiciones para hacerlo, se necesita trabajar en conjunto con las familias, los medios de comunicación, empresarios, organismos locales y el propio gobierno[1].

La convergencia de compromisos éticos y políticos dentro de la EA vinculada al agua se encuentra muy presente pues los problemas hídricos van más allá de una transmisión de conocimientos. Se necesita que conozcamos la realidad del agua desde todas sus aristas pues para generar soluciones no basta una idea o propuesta, hay que conocer las relaciones y acciones que se traducen en capacidades de gestionar el agua. La EA referente al agua no debe limitarse a la calidad del agua, el ciclo hidrológico o su composición físico-química, se debe hablar de problemáticas específicas para así conocer la diversidad de actores e intereses que giran en torno a ella[2]. Esto es muy importante, pues situando los problemas se genera una mayor participación social ya que nos damos cuenta que como ciudadanos podemos generar acciones en defensa del agua o bien para tener una mejor gestión de ella.

Las formas de enseñar y educarnos sobre el agua son muy vastas. En México tenemos la fortuna de contar con un gran número de organizaciones de la sociedad civil que dedican años de trabajo para lograr comunidades más sustentables. Como muestra de ello, te invitamos a asistir a las preparaciones del “Primer Foro Regional de Educación Ambiental de la Península de Yucatán 2023” que contará con la participación de organizaciones de los tres estados que conforman la Península de Yucatán (Campeche, Yucatán y Quintana Roo). Un foro totalmente situado en un contexto ambiental y cultural muy distinto al centro o norte de nuestro país.

Fuente: Consejo de Cuenca Península de Yucatán

Otra de las formas que tenemos para acercarnos a la EA es mediante los recursos artísticos. Como se mencionó, la EA se centra en nosotros como personas por lo que debemos sensibilizarnos de la forma que más toque nuestras fibras y no hay mejor manera de hacerlo que mediante el arte. Entre una de las artes más antiguas se encuentra la literatura, donde utilizamos las palabras para construir y reflexionar, en este caso sobre el agua y sí estamos en busca de conocimiento situado, nada mejor que conocer algunas leyendas de los pueblos indígenas sobre el agua, los manantiales y los ríos.

Fuente: Gobierno de México- Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI)

Desde el Fondo para la Educación y Comunicación Ambiental A.C., queremos inducir cambios en el comportamiento de la sociedad para aprovechar de forma sustentable nuestro patrimonio natural y cultural. Dentro de nuestro quehacer se encuentra ser una fuente de acceso a la información sobre la situación ambiental de México, especialmente en agua, que permita formar una ciudadanía participativa y responsable. De igual forma promovemos el fortalecimiento de capacidades en comunicadores, educadores y otros sectores de la sociedad para que ciudadanos y organizaciones tomen decisiones responsables con nuestros recursos.

Actualmente nos encontramos acompañando procesos educativos en la Cuenca Río Manialtepec, Oaxaca, con estudiantes de sexto grado de primaria y de bachillerato donde han surgido grandes experiencias y aprendizajes en torno a la cuenca.

Carteles representativos y propuesta regional Escuela Primaria 20 de noviembre

Fuente: FCEA A.C. (2022)

 

Inicio del taller con tercer semestre en el plantel 162, Santiago Cuixtla

Fuente: FCEA A.C. (2022).

Consulta nuestro informe completo.

 

 

Referencias:

[1] Trestini, M.L., Marcano, A. y Talavera, M. (2007). Educación Ambiental Afectiva. Una propuesta de educación ambiental para la formación de la conciencia ecológica. Revista Ciencias de la Educación. 72-86 pp.

[2] Calixto Flores, R., García Ruiz, M. y Terrón Amigón, E. (coordinadores) (2015). Experiencias exitosas en educación ambiental. México, UPN.

[3] Zabala G, I. y García, M. (2008). Historia de la Educación Ambiental desde su discusión y análisis en los congresos internacionales. Revista de Investigación, 32(63), 201-218.

[4] Sánchez Martínez, A. (2015). Experiencias exitosas en educación básica. De la brecha educativa a los retos a enfrentar, con énfasis en la educación ambiental. En Calixto Flores, R. (Ed.) Experiencias exitosas en educación ambiental.1ra edición. UPN. 18-40 p.

[5] Hernández Gómez, C. A. y Vargas Aldana, C. M. (2020). Agua y procesos de educación ambiental en Bogotá . Educación y Ciudad, (40), 49–63.

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