El agua de los cholultecas se acaba

15 octubre 2007

La Jornada de Oriente
2007-10-15 9:56 am

 

Hasta el año 2006 todavía guardaba alguna esperanza que una acción ciudadana decidida a favor de los árboles (pobres y antiguos eucaliptos –entre otras especies– ¡más de 1100 árboles maduros! que la avaricia y la ignorancia de nuestros gobernantes y la pasividad ciudadana talaron) conjuntamente con la defensa del volcán Tzapoteca que recarga mantos freáticos nos ayudaría a detener el agotamiento de los mantos acuíferos del valle de Cholollan. En muchos artículos en este periódico explicamos la catástrofe ecológica que vendría por la sobre explotación de los acuíferos; por la perforación de pozos sin control en comunidades ancestrales; por el bombeo del agua hacía zonas urbanas donde hay dispendio (ver por ejemplo El Tzapoteca es patrimonio de Cholula…La Jornada de Oriente 22 de marzo 2006) y que se agravaba con los permisos a urbanizaciones sobre tierras de la reserva en el volcán Tzapoteca, principal recarga de mantos acuíferos del valle.

Esa catástrofe ecológica llegó hoy para los pueblos como Nealtican, Santa María Acuexcomac, Santa Isabel, Coapa y otros del valle de Cholollan que ahora denuncian que los pozos que les surtían de agua están secos.

Así también, por más argumentaciones históricas, culturales y ecológicas, por más acciones de inconformidad ciudadana –me cuentan que el licenciado Mario Marín todavía se refiere a mi persona como “La Loca Esa que Defiende Árboles (LEDA)” que seguramente él niega sea su opinión y su voz igual como no lo son en las grabaciones que escuchamos de él con Kamel Nacif –y por más promesas de respetar la ley, hoy se pavimentan caminos y se abren nuevos fraccionamientos que suben viviendas a las laderas del volcán y no cesa el derribo de árboles y la extracción de tierra: todo esto sobre un volcán Tzapoteca que esta protegido legalmente como reserva ecológica para el valle del Cholollan desde 1994.

Personas pertenecientes al Comité Pro Defensa del Agua y el Medio Ambiente de San Pedro Cholula, hace unos días, me hicieron llegar copia del convenio que la comunidad de Acuexcomac firmó con el “Subsecretario B de Gobernación”, Mario Marín Torres el 9 de Noviembre de 1994. El convenio estuvo avalado por el ingeniero Gutierrez Manrique de la Comisión del Agua, cuyo título de responsabilidad fue de “gerente estatal”. El convenio que permitió al licenciado Mario Marín y al ingeniero Gutierrez extraer agua de los mantos acuíferos pertenecientes a tierras ejidales de Acuexcomac para trasferirla a varias colonias de la ciudad de Puebla, lo firmaron, quiero pensar que de buena fe o de ingenua fe, el presidente del comisariado ejidal de Acuexcomac, Patricio Tepayotl, y una comisión de vecinos; todos ellos firmaron bajo una estampa con la efigie de Emiliano Zapata. Es importante recordar que a los cholultecas de Nealtican y Acuexcomac que se inconformaron por ese acuerdo, cuando protestaron –porque no creyeron en las promesas del gobierno– se les reprimió de manera cruel, con uso de la fuerza pública y con mucha violencia.

Hoy sucedió lo que temían aquellos inconformes: el gobierno nunca honró el convenio leonino con los cholultecas de Acuexcomac y dejó a la comunidad, así como a otros pueblos circundantes, sin servicios básicos prometidos a cambio de llevarse el agua y sobre todo, les dejó ¡sin agua!.

Nunca pusieron en marcha programas de rehabilitación de los mantos (el respeto a la ley que protegía de fraccionadores voraces el volcán Tzapoteca hubiera sido primordial); nunca suspendió la extracción de agua cuando las norias de la comunidad empezaron secarse; nunca les conectaron a la red de agua potable que fue otra promesa a cambio de perforar pozos en tierras ejidales; nunca ampliaron la red de agua potable, drenaje y energía eléctrica al interior de la comunidad que también prometieron cuando firmaron ese convenio; no ayudaron a reforestar terrenos ejidales y nada hicieron por servicios de salud deficientes para los pueblos que compartieron su agua con los poblanos capitalinos.

Los cholultecas del Comité Pro Rescate del Manantial de Acuexcomac me hicieron llegar también copia de una carta dirigida a Mario Marín Torres del 19 de septiembre de 2007, que enumera todas las promesas incumplidas por parte de su gobierno con Acuexcomac desde noviembre de 1994.

Yo me preguntó hoy –suponiendo que el gobierno intentará dividir y diluir reclamos legítimos de la comunidad por el agua entregando cobijas a los ancianos; publicitando fotos en grandes espectaculares del gobernador con algunos niños de la comunidad en sus brazos; o incluso partiendo por el centro a estos pueblos ancestrales con una carretera que no solo les pavimentaría una calle principal sino que les otorgaría la ilusión del progreso– ¿Cómo le hará Marín para devolverles el agua? ¿Conectándolos a la red de agua potable?

El que cree que hay suficiente agua en el valle poblano tlaxcalteca para abastecer las redes de agua potable ante la actual explosión demográfica y urbana en el valle es igual o peor de ingenuo que aquellos campesinos cholultecas de Acuexcomac que en 1994 entregaron el agua de sus ejidos a cambio de promesas que nunca podían cumplirse ¿El gobierno realmente iba a detener el flujo de agua de los pozos en tierras ejidales hacia las colonias citadinas poblanas si empezaba el desabasto local?

Datos de investigadores independientes apuntan que menos del 54 por ciento de los habitantes citadinos poblanos tienen servicio de agua potable ininterrumpida (los que carecen de agua potable son mayormente comunidades marginadas y no el club de Golf Las Fuentes) y que existen más de 175 pozos que extraen 4 mil 300 litros de agua por segundo. Sin embargo, los pozos que abastecen esta red están en comunidades circundantes a la ciudad y carecen de programas de reabastecimiento: no existen programas de captación de aguas pluviales; o programas preventivos a largo plazo como el cuidado y ampliación de zonas boscosas por ejemplo –especialmente bosques con árboles maduros; y para colmo más de 600 kilómetros de la red hidráulica capitalina esta dañada– por admisión de la SOAPAP y se pierde más del ¡26 por ciento! del agua que se trasporta hasta la ciudad desde pueblos como Acuexcomac. Cada día la ciudad de Puebla desperdicia 85 millones 363 mil 200 litros de agua tan solo en fugas y el déficit de agua potable en hogares capitalinos es de 43 millones 200 mil litros.

¿Han oído hablar nuestros funcionarios del cambio climático? ¿De las alteraciones pronosticadas para las lluvias, sequías, bosques y fauna que ya no nos permite clasificar de “recursos renovables” al agua dulce que bebemos o al viejo árbol que no dio sombra?

Yo soy una antropóloga que por muchos años fue testigo de las injusticias y el racismo con que los gobiernos y muchos mexicanos trataron y pisotearon los derechos de los pueblos indígenas y campesinos. Hoy soy una antropóloga y ciudadana cholulteca que atestigua impotente y tristemente la depredación de los bosques y el agua en el valle de Cholollan.

Que atestiguó también que a los cholultecas de Acuexcomac el gobierno les arrebato con violencia el agua en 1994. ¿Quien sigue?

 

Sitio Web (URL) http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2007/10/15/puebla/o1ash12.php

Autor(es) Anamaria Ashwell
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