El precio del agua (y III)

05 marzo 2013

Es difícil de entender cómo, hoy en día, en numerosos pueblos y ciudades, el precio del servicio del agua no cubre, ni siquiera, los costes Operación y Mantenimiento (O&M) del abastecimiento de agua potable, lo que origina un servicio de mala calidad y un deterioro progresivo de la calidad del agua en los ríos que, a su vez, incrementan los costes de tratamiento del agua potable.

Por consiguiente, el precio del servicio del agua debe de ser superior, como mínimo, a los costes de O&M del Ciclo Integral del Agua (captación, tratamiento, distribución, saneamiento y depuración), pues, en caso contrario, el servicio será económicamente deficitario, técnicamente insostenible a medio plazo y su calidad se irá deteriorando con el paso del tiempo.

Para terminar mi sexta creencia: el agua SI debe de tener un precio que, además, se debe de incluir en las tarifas del agua.

He llegado a esta conclusión tras observar como durante décadas la ausencia de un coste por disponer del agua en la naturaleza ha impedido que, en España, se llegara a un acuerdo consensuado sobre la política del agua.
La mayoría de los Planes Hidrológicos realizados en España no han cumplido con los objetivos marcados y se han elaborado sobre demandas irreales basadas en información tergiversada, obtenida de una burda manipulación de los datos manejados fruto de una pregunta mal planteada: ¿Cuánta agua necesita su comunidad? Obviamente, sino se le pone precio a esa demanda, la respuesta es evidente: Toda la que pase por mi territorio.

Ahora bien, qué contestarían si el precio por cada metro cúbico que decidimos que vamos a consumir es de 0,25 € que, además, se tendría que pagar tanto si se consume como si no se consume. Posiblemente la respuesta sería muy diferente y permitiría ajustar las demandas a las necesidades reales.

Es más, permitiría que esa comunidad, con unas previsiones de caudales anuales determinados, pudiesen ceder sus derechos a otros usuarios a cambio de un pago económico. ¿A que ahora parece más fácil llegar a un acuerdo?

Cuando el agua se maneja como un sentimiento, en lugar de un bien básico para la vida, y se hacen llamadas al espíritu tribal de posesión del aire, el agua y la tierra de la tribu, la racionalidad y el bien común son arrinconados y los dirigentes de esos pueblos exponen sin pudor sus más insolidarios instintos.

Cuando estaba escribiendo este blog, el diario El País, de fecha 25 de febrero, en su página 16, publicaba:

“Cospedal logró que se retirara del BOE el plan de cuenca del Tajo…. La revisión de los planes (hidrológicos de cuenca) busca, entre otras cosas, mejorar el estado ecológico de los ríos. Así lo manda Bruselas. El anterior Gobierno, del PSOE, alegó ante la Comisión Europea que era imposible poner de acuerdo a las comunidades afectadas y solo aprobó los planes menos conflictivos. La respuesta de la Comisión fue que si Europa había logrado poner de acuerdo a 14 Estados con el Danubio no podía ser tan difícil el pacto en Júcar y Tajo. “España debe acabar con las guerras del agua entre regiones “”

¿Por qué Europa si se puede y España no? La respuesta está en clave económica: Europa llegó a un acuerdo porque todos los actores obtuvieron beneficios, unos incrementando su acceso a sus demandas de agua y otros recibiendo un pago a cambio de ceder sus derechos.

Ánimo, nosotros también podemos, lo único que necesitamos es dotarnos de los medios necesarios para ello.

 


 

5 de marzo de 2013

Fuente: iAgua.es / Blog de Jorge Chamorro

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