El uso excesivo de los agroquímicos en México es porque son subsidiados: INE

28 abril 2010

28 de abril de 2010

Por Javier Puga Martínez

En México, los agroquímicos son de fácil acceso a los campesinos debido a que no pagan IVA y otros impuestos. La exención de cargas fiscales para estos productos está relacionada con la alta contaminación que existe en el campo nacional.

De acuerdo con el documento “Subsidios agrícolas en México que tienen efectos ambientales negativos”, elaborado por Carlos Muñoz Piña, director general de Investigación en Política y Economía Ambiental del Instituto Nacional de Ecología (INE), las intervenciones gubernamentales que reducen los precios relativos de los agroquímicos provocan que exista un consumo excesivo de éstos.

Al decir excesivos, el investigador señala que esto quiere decir que el consumo de plaguicidas, pesticidas y herbicidas es mayor al que se efectuaría en un mercado de agroquímicos sin distorsión, y todavía más grande si el propio mercado tomara en cuenta los costos ambientales de la contaminación de fuentes de agua por el uso de estos químicos.

En ese sentido, afirmó en su trabajo que el uso de agroquímicos siempre se concentrará en los cuerpos receptores de agua de las partes bajas de cualquier cuenca, aunque la cuenca desemboque en el mar, en un lago o en una laguna, la concentración de fertilizantes puede exceder los parámetros de la demanda bioquímica de oxígeno, de tal manera que bajará su productividad y su capacidad para ser hábitat de especies importantes para la biodiversidad.

Asimismo, subrayó que la concentración temporal aguda o la bioacumulación de plaguicidas pueden causar graves daños a la salud de las personas, así como dañar la salud de plantas y animales ligados a actividades agropecuarias, pesqueras o que sean de especies objeto de políticas de conservación.

En tanto, los productores del campo terminan por consumir más agroquímicos cuando el precio de algún producto químico es reducido y puede sustituir cualquier insumo, como la mano de obra, pues los campesinos siempre terminarán por elegir lo que les dé mayor cantidad, y lo que sirva para abarcar mayor área de trabajo, sin que esto represente un incremento de los costos de producción.

El funcionario federal expone que un ejemplo tradicional de esto se da con en las tareas de deshierbe: los productores pueden sustituir con herbicidas el uso de mano de obra.

Para ello, subraya que un sustituto común de los fertilizantes sintéticos es dejar descansar la tierra durante uno o varios periodos; otro, es incorporar más fertilizantes orgánicos.

También propone que el uso de insecticidas se puede reducir utilizando métodos de control biológico, los cuales son intensivos en conocimiento técnico o tradicional; sin embargo, se puede observar cómo los agroquímicos pueden sustituir tanto a la mano de obra como al capital humano y físico o al tiempo.

Muñoz Piña subraya que al competir los agroquímicos contra la mano de obra se crea una reducción de la demanda de mano de obra en las zonas rurales, algo que asegura no deseable cuando en términos de políticas públicas se identifica un problema de desempleo rural.

“Los jornaleros enfrentan una competencia desleal por parte de los agroquímicos subsidiados, además de que también existe un sesgo en el mercado de productos”, destaca.

Los productores orgánicos podrían competir mejor en el mercado en contra de quienes producen usando agroquímicos, si estos últimos enfrentaran los costos reales de sus insumos sin necesidad de depender exclusivamente de los consumidores ambientalmente concientes; asimismo, el menor precio relativo de los agroquímicos también frena la adopción de tecnología, sostiene el investigador.