Fétido olor enciende alarmas sanitarias en Cuautitlán

08 septiembre 2011

* El ambiente de San José Puente Grande, en más de 40 hectáreas está contaminado, por lo que brigadas de médicos y enfermeras establecieron cercos sanitarios y epidemiológicos

08 de septiembre de 2011
Fuente: El Universal
Nota de Juan Manuel Barrera y Rebeca Jiménez

CUAUTITLAN, Méx.— El olor pestilente “como a muerto” se extiende en la zona de desastre, durante el quinto día en que bajó el nivel del agua en cerca de mil 800 casas quedaron tapadas por el desbordamiento del río Cuautitlán.

El ambiente de San José Puente Grande, en más de 40 hectáreas está contaminado, por lo que brigadas de médicos y enfermeras establecieron cercos sanitarios y epidemiológicos, especialmente en los fraccionamientos Los Fresnos, Villas de Loto, Los Olivos I y II, y Las Animas, donde confluyen los municipios de Cuautitlán, Cuautitlán Izcalli y Teoloyucan.

Hay riesgo de que la población afectada contraiga no sólo infecciones gastrointestinales y respiratorias, sino además hepatitis y tétanos, por lo que enfermeras del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), enérgicas conminaban a la población y a los soldados a vacunarse.

“Deben traer tapabocas porque el ambiente despide esporas de virus y bacterias del agua estancada que proviene de drenajes”, señalaron.

Personal médico del ISEM hasta este miércoles atendió a 209 personas enfermas, principalmente por infecciones respiratorias, diarreas, conjuntivitis y dermatitis, informó Gabriel O’Shea Cuevas, secretario de Salud del Estado de México.

El acceso a los niños quedó prohibido a la zona afectada, donde cientos de familias de los fraccionamientos y colonias ingresaron, aún en lanchas, a sacar ropa o documentos, pues “sólo tenemos lo que traemos puesto”.

Fabricio, un pequeño de tres años, sólo observó desde lejos su casa, donde están sus juguetes, con los que ya no podrá jugar; él, junto con sus abuelos y sus padres, duermen en un hotel desde que su casa quedó cubierta por el agua, “pagamos 700 pesos diarios, más comidas y no hemos podido ir a trabajar, tampoco tenemos familia aquí, hace un mes estrenamos casa, llegamos de Tapachula, Chiapas”, afirmó Catalina Cisniega.

“Las cortinas y la sala de mi casa apestan a muerto, las tengo que tirar”, afirmó una vecina.

Personal de las brigadas sanitarias recomendaron a los afectados tirar toda la ropa que quedó bajo el agua, además de que una vez que baje la anegación, deben lavar con jabón y desinfectar con cloro cada rincón.

Luna Yonatzin, una jovencita de Los Olivos, sabe que no puede dormir en la parte alta de su casa, donde permaneció sola el fin de semana para cuidar a su mascota, no sólo por el olor fétido que despide el agua que inundan la casa, sino porque la zona permanece oscura durante la noche, donde elementos del Ejército mexicano, establecen una especie de estado de sitio, para evitar actos de rapiña.