La autopista Lerma-Tres Marías ¿conservación vs. desarrollo?

04 agosto 2008

Fuente: La Crónica de Hoy
3 de agosto de 2008
Por Luis Manuel Guerra

Con la autorización por parte de la Semarnat el lunes pasado, 28 de julio, de la autopista que unirá a Lerma, en el Estado de México, con Tres Marías en el estado de Morelos, se ha vuelto a encender la añeja discusión de que las obras de infraestructura atentan contra la conservación de los recursos naturales, y que por lo mismo hay que cancelarlas. La sociedad en general percibe que con el deterioro ecológico que ya presenta nuestro país, cualquier modificación al entorno natural necesariamente será en perjuicio de los ecosistemas. Es un proceso automático en Juan Pueblo el reaccionar en contra de cualquier obra, de cualquier tipo, en cualquier lugar. Si la obra además es grande y se desarrolla en un ambiente no urbano, con mayor razón debe ser cancelada. La mayoría de los grupos ambientalistas consideran que su misión es impedir que las “malas” obras atenten contra las especies de flora y fauna, contra los cuerpos de agua, contra el paisaje natural. Y está bien que lo hagan. Gracias a grupos organizados de la sociedad civil se ha incrementado el grado de conciencia de los mexicanos respecto al cuidado que debemos tener para con la maravillosa biodiversidad de la que somos depositarios. Gracias a esta conciencia incrementada, el Estado mexicano ha respondido a su sociedad con instituciones ambientales del Poder Ejecutivo y con un andamiaje jurídico construido por el Poder Legislativo que establece las reglas del juego a las que nos debemos sujetar todos en materia ecológica para lograr un desarrollo limpio, en armonía con la naturaleza. Instituciones y leyes perfectibles, desde luego, pero que nos dan un mapa de ruta para transitar hacia el desarrollo sustentable. El proyecto de unir mediante una autopista Lerma con Tres Marías es la respuesta a graves problemas de saturación vehicular que padece desde hace muchos años el poniente de la capital del país. Actualmente, toda la carga de bienes y el transporte de personas que viajan del poniente de la República, de Guadalajara, Morelia, Toluca y que van al sur del país, pasa obligadamente por la Ciudad de México, generando costos económicos inaceptables para un país moderno, y más importantemente, afectaciones a la salud de muchos compatriotas por emisiones innecesarias a la atmósfera. Debido a la importancia del proyecto, la Semarnat obligó una vez al Estado de México y dos veces al estado de Morelos a redefinir el trazo y a incorporar criterios estrictos de protección de los humedales y los bosques por los que se construirá la autopista. Más adelante analizaré estos criterios, confrontados a la luz de la razón. Pero antes quiero compartir con usted, querida, querido lector, la preocupación que comparto con muchos ecologistas y conservacionistas serios (que no tienen una agenda oculta disfrazada de ambientalismo) acerca del cuestionamiento ideologizado de algunos grupos que se oponen rabiosamente a los proyectos de desarrollo: ¿Cuál es el costo de no hacer? Tomando como ejemplo específico la autopista Lerma-Tres Marías, ¿cuál es el costo ecológico, social, económico, de no hacerla? Suena atractivo para el ciudadano común y corriente el oponerse a una obra que va a modificar el entorno ecológico del Sistema Ambiental Regional (SAR). Pero ¿sabemos los ciudadanos el estado actual que guarda ese sistema en particular? Los principales opositores al proyecto presentan los siguientes argumentos:
La autopista va a afectar seria e irreversiblemente las áreas de protección de flora y fauna Ciénegas del Lerma.
Se perderán las áreas de protección de flora y fauna del Corredor Biológico Chichinautzin.
Se alterará el Área Natural Protegida del Parque Estatal Otomí-Mexica.
Es justo y necesario saber con los mejores datos disponibles, el estado que guardan en este momento, mientras lee usted este artículo, estas áreas protegidas: Las Ciénegas del Lerma, para aquellos que las conocemos bien desde hace más de tres décadas, presentan un alto nivel de contaminación por la descarga de aguas negras tanto domésticas como municipales, que afectan despiadadamente a la flora y la fauna silvestres. No es que la autopista vaya a afectar un sistema prístino y maravilloso, sino que su trazo pasa por áreas con un muy serio deterioro ecológico. La tala clandestina ha reducido la superficie de los bosques en los municipios por los que pasará la autopista en forma significativa, y los ingresos obtenidos por la autopista permitirán instalar sistemas de vigilancia forestal inexistentes en este momento porque no hay dinero para mantenerlos. Por primera vez en la evaluación de proyectos carreteros, se condicionó la construcción de la autopista a la instalación de ocho casetas de guardabosques para la vigilancia y protección de las zonas forestales de las áreas núcleo. El Corredor Biológico Ajusco-Chichinautzin cuenta con 38,085.5 hectáreas. La autopista incide en el 0.21% (menos del medio por ciento) de esta área, y con las condicionantes impuestas por Semarnat, este 0.21% estará sujeto a medidas estrictas de conservación, empezando por la reforestación de doscientos un mil árboles, que equivalen a diez veces la cantidad de árboles que se tendrán que retirar para la construcción de la autopista. El Parque Estatal Otomí-Mexica se verá modificado positivamente con el compromiso de reforestar cuatrocientas hectáreas y la medida novedosa de convertir en socios de la autopista a los comuneros a los que se les comprará parte de sus terrenos. Además de pagarles un precio justo por la fracción de sus tierras por donde pasará la autopista, recibirán una cantidad mensual de por vida proveniente de las cuotas de la autopista, con apoyos para instalar granjas ecológicas autosuficientes en los predios colindantes para evitar asentamientos humanos irregulares.
Cierto que los mexicanos estamos escépticos de tantas y tantas promesas para salvaguardar nuestra riqueza biológica. Pero este proyecto de la autopista Lerma-Tres Marías es la primera iniciativa ventilada a la luz pública para iniciar las obras de infraestructura que nos permitan desarrollarnos para generar bienestar protegiendo nuestros hábitats.

quimicoguerra@quimicoguerra.com

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