La lucha diaria por el agua en Cuba
23 mayo 2017El suministro no llega de forma regular a muchos hogares y se desperdicia por un sistema anticuado.
Foto: tomada de El País
En Cuba es muy común ver las calles mojadas, aunque no haya llovido durante días. Las tuberías, casi siempre anticuadas y porosas, permiten que se pierda el agua. Más del 50% de la potable se desperdicia por este motivo. El mantenimiento está a cargo de empleados del Estado, quienes dependen de materiales importados, que no llegan. Las soluciones son temporales y las fugas se suelen cerrar de forma provisional.
Cuando descubren un problema en la tubería, muchos cubanos no confían en que el Estado lo vaya a arreglar pronto. El dueño de un restaurante de La Habana cuenta que pasarán días, “tal vez semanas”, antes de que alguien lo solucione: “La semana pasada, un hombre que estaba trabajando aquí con cables de electricidad accidentalmente perforó un agujero en el agua. ¡Nos roció a todos! Pero porque tarda demasiado antes de que alguien lo revise. Hemos tenido que rellenar el hueco con los vecinos para evitar que el líquido salga”.
Para el abastecimiento de agua potable, Cuba depende en gran medida de la lluvia, que se absorbe y llega a los ríos a través de fuentes subterráneas, desde donde se bombea y se filtra para distribuirla posteriormente a las casas. También hay presas, pero con la sequía escasea la potable.
Gonzalo Pérez lava en Cienfuegos la acera frente a su casa colonial. “Hoy tengo agua, por lo que aprovecho la oportunidad para limpiar”. “Está regulada por el Estado. Esto se debe a los principios del socialismo: es para todo el mundo. Pero la ciudad ha crecido y no hay suficiente. Por eso llega a un distrito un día, y al siguiente se envía a otro”, explica.
Gonzalo la recibe cada dos días. Pero eso varía por barrios, y también es diferente por regiones en Cuba. Algunos en La Habana tienen acceso cada día, otros, en el sur de la Isla, solo una vez cada cuatro o cinco. Los días en los que hay suministro, éste no llega con una corriente constante. Debido a los problemas con las tuberías y a la escasez, solo hay durante unas horas. Y las tuberías no siempre llegan dentro de los hogares, que la reciben mediante mangueras o tubos caseros confeccionados por los propios habitantes. Muchos cubanos usan motores para bombear el agua hasta la parte superior de la vivienda; de ahí se distribuye a toda la casa.
En La Habana Vieja las bombas eléctricas están conectadas a las casas, cuyos depósitos se llenan cuando hay suministro. El residente de la planta baja enciende manualmente el motor para que llegue a las viviendas de arriba, así que es recomendable tener una buena relación con el vecino de la primera planta para asegurarse de que tienes agua cada día.
Omar, que vive en La Habana Vieja, dice que hace dos años no le llega ni una gota del grifo. Cada día va a la calle con baldes, para recogerla de alguna fuente pública. “Nos robaron la bomba que compartimos seis familias. Y como un motor nuevo costará por lo menos 130 dólares, no lo podemos comprar. No tenemos tanto dinero”, explica. Omar vende periódicos en la calle y no tiene suficientes ingresos. Las demás familias en el edificio también viven con un salario del Estado, que equivale a unos 25 dólares al mes. Para ellos cada peso es necesario para la subsistencia diaria. Ni siquiera después de dos años serían capaces de ahorrar unos 30 dólares por familia para comprarse un nuevo motor.
El agua cuesta 1,1 pesos, unos cinco centavos de dólar, por persona y mes, independientemente de la cantidad del uso. Los hoteles pueden encargar camiones del agua, llamados pipas, por alto precio. También se pueden pedir pipas gratuitas en los barrios, cuando llevan varios días sin ella. Todo el barrio acude con cubos para transportarla a sus tanques. Se necesita paciencia porque el suministro tarda en llegar una vez se pide. Por eso muchas personas prefieren buscar un distribuidor ilegal. Por ejemplo, en Trinidad, donde hay mucha escasez, los tanques llegan cargados en coches de caballos. Aunque está oficialmente prohibido, es tolerado por la policía. Cuando les paran en los controles, siempre pueden decir que están en camino de casa de un amigo o familiar para regalarles agua, algo que no es ilegal.
Aunque el agua es un derecho humano básico, el suministro en Cuba no es una realidad diaria.
18 de mayo de 2017
Nota: Sanne Derks
Fuente: El País