Atlixco. Antonio Rodríguez Canto, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), afirmó que para tener la certeza de la importancia del agua es necesario establecer una nueva relación con ese recurso natural. “Será así entonces cuando hablemos de una nueva cultura en el cuidado de ese líquido”, añadió durante una entrevista.

De visita por Atlixco, el responsable del llamado Museo Itinerante del Agua, perteneciente a esa institución pública, dijo que una de las principales tareas para fortalecer la anterior propuesta es visitar a todos y cada uno de los sistemas operadores existentes en el país y en delegaciones del DF. “Hoy, por ejemplo, el turno corresponde al Soapama”.

El objetivo, comentó, no es únicamente hacer conciencia entre los ciudadanos; es de igual manera plantear una idea diferente sobre el agua y la relación con ella. “Más que hablar de obligaciones con respecto a esa infusión, es de vital importancia llevarte algo para saber porqué debemos cuidarla”.

En un pequeño espacio con instrumentos de laboratorio, experimentos y algunos dispositivos se busca transmitir gota a gota, la relevancia de preservar el agua. “Y es que la manera de tener una actitud pro activa con respecto a este recurso se está acabando”.

En la actualidad, reveló, se trabaja para crear una tecnología eficiente que permita obtener del agua energía no contaminante a partir del hidrógeno, de modo que sirva para propulsar automóviles limpios. “Tenemos que comprender algo: el agua o la cuidamos, o nos morimos”, anticipó Antonio Rodríguez Canto.

Cuestionado sobre los escenarios en México en torno al agua, y rumbo a 2030, expresó que quizá la idea inicial del tema es un poco agresiva. “Asegurar que ese líquido estorba y por eso es prudente tirarla, parece una idea poco entendible de primera mano”.

Explicó: “no podemos olvidar que nuestra historia comenzó en un gran lago que había en la cuenca del valle de México. Ahí surgió la idea de elaborar, formar o construir la gran capital del país. Con el paso del tiempo, comenzamos a sustituir los bosques, las conocidas como áreas de recarga, por zonas impermeables. Pero seguimos tirando el agua. Es decir, invirtiendo y construyendo en grandes tubos para sacar ese líquido del mismo valle”.

Eso pasa, lamentó, en lugar de apostarle al reuso, retratamiento y a la nueva condición de no desperdiciarla. “Esto último, sin duda, es un problema difícil de determinar”.