¿Se pueden combatir simultáneamente el cambio climático y la pobreza?

08 diciembre 2014

Los fenómenos meteorológicos extremos y las sequías pueden poner en riesgo sus suministros de agua y alimentos, aumentar los precios, y destruir hogares y negocios que se construyen a menudo en los bordes de la tierra habitable. Tienen poca capacidad de adaptación a la volatilidad o el caos económico que genera el cambio climático.

Más crisis también puede arrojar bajo la línea de la pobreza a quienes apenas están por encima de ella, amenazando con revertir décadas de avance hacia la erradicación de la pobreza extrema. En el Grupo Banco Mundial estamos trabajando en maneras de abordar simultáneamente el cambio climático y la pobreza.

Cuando se reúnan los negociadores en Lima para la última ronda de conversaciones sobre el clima de la ONU, el impacto sobre la pobreza aparecerá en el debate de riesgos y soluciones.

Los fenómenos meteorológicos extremos y las sequías pueden poner en riesgo sus suministros de agua y alimentos

“Recién estamos comenzando a ver claros impactos del cambio climático. A medida que estos impactos se profundicen, los pobres tendrán menos recursos para hacerles frente. El cambio climático pone en peligro el objetivo de la comunidad internacional de poner fin a la pobreza”, dijo Rachel Kyte, vicepresidenta y Enviada Especial para el Cambio Climático del Grupo Banco Mundial. “Para proteger a los pobres, debemos invertir en capacidad de adaptación, incluyendo medidas de protección social, acceso al seguro, restauración de los recursos naturales, y todo lo que les ayude a recuperarse mejor cuando lleguen las crisis”.

Esa combinación de actividades relativas al clima y protección social es importante y urgente. El reciente informe Bajemos la temperatura advierte que el mundo verá los efectos de un calentamiento cercano a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales,a pesar de una acción concertada para reducir las emisiones, y mucho peor si las emisiones continúan sin cesar, haciendo aún más difícil escapar de la pobreza. Incluso un calentamiento de 1,5 °C provocará sequías más severas y aumentos del nivel del mar que pueden inundar las áreas bajas y contaminar las tierras de cultivo costeras.

Proteger a los pobres y al planeta

Es necesario diseñar políticas de mitigación y adaptación al cambio climático para proteger a los pobres. Por eso, el Banco Mundial ayuda a los países clientes a analizar los efectos de los riesgos y las respuestas al cambio climático sobre la pobreza.

Las investigaciones que se están realizando este año y continuarán el próximo están mostrando que las políticas relacionadas con el clima, combinadas con políticas sociales, pueden reducir la pobreza y modernizar las economías que antes generaban altas emisiones de carbono.

Columbia Británica, por ejemplo, ha demostrado cómo los ingresos procedentes de un impuesto sobre el carbono pueden proporcionar apoyo específico para los pobres reduciendo al mismo tiempo los impuestos sobre la renta personal y empresarial. La provincia canadiense creó un crédito fiscal sobre acción climática para personas de bajos ingresos que proporciona pagos trimestrales a los pobres para compensar aumentos de precios. En la actualidad, Columbia Británica tiene uno de los impuestos más bajos sobre la renta del país, una economía próspera impulsada en parte por el crecimiento verde, y sus emisiones han disminuido.

Crear resiliencia ayuda a las comunidades pobres a enfrentar los efectos del cambio climático

Del mismo modo, los Gobiernos pueden reducir los perjudiciales subsidios a los combustibles fósiles y usar lo ahorrado para crear un apoyo específico para los pobres, que son quienes más necesitan asistencia cuando aumentan los precios delos combustibles. Los estudios han demostrado que los subsidios a los combustibles fósiles tienden a ser ineficientes y regresivos: el 20 % de los hogares más ricos en los países de ingreso bajo y mediano reciben cerca de seis veces más beneficios que el 20 % más pobre. Crear nuevas fuentes de apoyo para los pobres –como créditos para energía, tarifas reducidas de transporte público, o transferencias de dinero– mientras se eliminan gradualmente los perjudiciales subsidios, puede proporcionar el apoyo previsto de manera más eficiente.

Crear resiliencia también ayuda a las comunidades pobres a enfrentar los efectos del cambio climático. Una mejor planificación del uso del suelo y la mejora de la infraestructura, por ejemplo, pueden reducir la vulnerabilidad al cambio climático futuro. Cuando el huracán Tomas azotó Santa Lucía en 2010, el daño costó a la nación insular un 43 % de su producto interno bruto (PIB). El Banco Mundial ha ayudado a Santa Lucía a mejorar el intercambio de datos para reconstruir mejor, reducir futuras pérdidas y mejorar su preparación y capacidad de respuesta ante un desastre.

Eliminar la pobreza y frenarla mientras abordamos el cambio climático requiere un uso más amplio de lo que ya sabemos que funciona: los programas de protección social con suficiente financiamiento que pueden ampliarse fácilmente en caso de desastre; los datos y la capacidad de identificar a los pobres transitorios y proporcionarles apoyo, y la inclusión financiera que permite a los pobres ahorrar y obtener préstamos para poder recuperarse más rápidamente de las crisis. El acceso a atención de la salud y la educación también son importantes para recuperarse de las crisis y salir de la pobreza.

 

Fecha: 8 de diciembre de 2014
Fuente: iAgua.es

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