La erosión del suelo un peligro silencioso

05 diciembre 2024 Agua

Redacción: agua.org.mx/Karina Bautista-Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental, A.C.

Investigación: Alexis Fernando Guerrero Sánchez-Estudiante de Sustentabilidad Ambiental de la Universidad Iberoamericana

Foto: Canva

Cada 5 de diciembre se conmemora el Día Internacional del suelo, por lo que es una buena oportunidad para visibilizar una de las problemáticas más urgentes que enfrenta uno de los recursos naturales más importantes: la erosión del suelo. Este es un problema ambiental de gran alcance que está profundamente vinculado a la crisis hídrica global y a los procesos de desertificación y cambio climático. Este fenómeno, agravado por actividades humanas como la deforestación, la agricultura intensiva y el uso no sostenible del territorio, no solo afecta los ecosistemas naturales, sino que también tiene implicaciones sociales significativas, pues la pérdida de suelo fértil amenaza la seguridad alimentaria, la seguridad hídrica y agrava las consecuencias de eventos climáticos extremos como sequías e inundaciones, pues se pierde la resiliencia de los ecosistemas.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se pierden entre 20 y 37 mil millones de toneladas de suelo superficial cada año, por lo que es necesario tomar acciones puntuales, ya que es un fenómeno que avanza de manera “discreta” y en la mayoría de las ocasiones se actúa demasiado tarde.

La erosión también contribuye al cambio climático, pues los suelos erosionados pierden su capacidad de actuar como sumideros de carbono, liberando gases de efecto invernadero a la atmósfera. También contribuye al problema de la desertificación, pues se degradan los suelos áridos, semiáridos y subhúmedos con mayor facilidad, afectando a más de 2,000 millones de personas en todo el mundo.

Algunas de las consecuencias de la erosión de los suelos más importantes son:

Pérdida de capacidad de retención de agua: Los suelos saludables actúan como esponjas naturales, reteniendo agua y liberándola lentamente hacia acuíferos y cursos superficiales. Cuando el suelo se erosiona, esta capacidad disminuye, lo que resulta en un mayor escurrimiento superficial y menor infiltración. Esto puede provocar sequías en temporadas secas e inundaciones en temporadas lluviosas.
Contaminación de cuerpos de agua: La erosión arrastra sedimentos, fertilizantes y pesticidas hacia ríos, lagos y océanos. Esto no solo degrada la calidad del agua, sino que también afecta la vida acuática al alterar los hábitats y causar eutrofización.
Impacto en los sistemas agrícolas: Al perder la capa superficial del suelo, disminuyen la fertilidad y la capacidad del suelo para almacenar agua. Esto afecta la productividad agrícola, lo que genera inseguridad alimentaria en comunidades dependientes de la agricultura de temporal. Y en consecuencia una serie de fenómenos sociales como;
Pobreza rural: las familias rurales son las más afectadas por la erosión, perdiendo su capacidad de generar ingresos, lo que perpetúa ciclos de pobreza.
Migración forzada: La degradación de tierras impulsa la migración generando tensiones sociales.
Conflictos por recursos: La competencia por agua y tierras fértiles se intensifica, lo que puede derivar en conflictos locales o internacionales.

¿Qué puedo hacer yo para ayudar?

Aunque la erosión del suelo y la desertificación son problemas globales, las acciones individuales pueden contribuir significativamente. La FAO y otras organizaciones internacionales proponen las siguientes medidas para mitigar la erosión del suelo y proteger los recursos hídricos:

Conservación del suelo: Estas incluyen la siembra de vegetación, rotación de cultivos y la labranza cero, que aumentan la estabilidad del suelo.
Reforestación y manejo forestal sostenible:Los árboles estabilizan el suelo y mejoran la infiltración de agua, además de reducir la escorrentía superficial. Tenerlos en buen estado es la mejor forma de prevenir la erosión.
Infraestructura natural: la implementación de terrazas y barreras vegetales en áreas montañosas pueden disminuir la velocidad del agua y evitar el arrastre de sedimentos.
Promover el uso sostenible de los recursos: consumir productos agrícolas provenientes de sistemas sostenibles y evitar el desperdicio de alimentos ayuda a prevenir la erosión directamente en los sistemas agrícolas.
Plantar flora: desde nuestros hogares se puede ayudar al sembrar en jardines comunitarios plantas nativas que estabilicen el suelo y reduzcan la erosión.
Evitar la deforestación: de no poder participar se pueden apoyar iniciativas de reforestación y reducir el consumo de papel y madera provenientes de prácticas insostenibles.
Educación ambiental: se puede participar en campañas locales y difundir información sobre la importancia de la conservación del suelo.