El ‘fracking’ y la sismicidad inducida

04 mayo 2015

La comunidad y sus auténticos representantes sociales tienen todo el derecho de expresar su opinión, y de que ésta sea escuchada por las autoridades por medio de estudios debidamente fundamentados y apoyados por instituciones dedicadas a la observación sismográfica, como es el caso de las investigaciones que han realizado los sismógrafos de la Universidad Metodista del Sur.

Según una nota del periódico The Texas Tribune publicada en este medio, dichos científicos concluyeron que era muy “probable” que la actividad en la industria del gas haya desencadenado una serie de sismos en dos poblados del norte de Texas durante un período de 84 días, desde finales del año 2013 hasta principios del 2014.

El llamado ‘fracking’, practicado principalmente por la industria petrolera y gasífera, consiste en inyectar agua a presión con químicos a una determinada profundidad del suelo mediante una doble tubería, configurando una especie de ‘T’ invertida para expandir la presión y provocar que el gas sea liberado y recuperado de las zonas rocosas en donde se asienta.

De esa manera es claro que se obtiene una creciente producción de gas, necesaria en la industria y en beneficio a la vida común del ciudadano al usar los autos a gasolina, haciendo inclusive que este producto se haya abaratado al no importarlo; pero, por otro lado, los mantos freáticos y acuíferos son agredidos por las substancias químicas utilizadas, quedando la potencial contaminación del agua que a futuro consumiremos los ciudadanos.

La práctica del ‘fracking’, por medio de la cual se inyectan líquidos a presión en el subsuelo, ha sido relacionada con movimientos en las capas tectónicas y algunos temblores subsecuentes; sin embargo, estudios realizados por expertos del Gobierno han determinado que sólo en algunos casos, los temblores han sido causados por esta fracturación hidráulica.

La conciencia ciudadana se ha alertado al aprobarse el pasado viernes 17 de abril la ley HB 40 por los legisladores texanos (Cámara de Representantes). Esta ley ha sido promovida por el representante republicano Drew Darby, y aprobada por voto mayoritario, a fin de impedir a gobiernos municipales y condados promulgar prohibiciones al uso del ‘fracking’ para la explotación del gas y petróleo. Parece muy extraño que al intensificarse la actividad del ‘fracking’ y que cuando un Condado como el de Hudspeth, ubicado a tan sólo 22 millas de El Paso, Texas, demande que se detengan tales operaciones, los políticos republicanos de inmediato pretendan atar las manos a habitantes del Condado y autoridades de la ciudad en el estado de Texas.

Amerita hacer notar que una fuente importante de agua para El Paso se ubica precisamente en el Condado de Hudspeth, ahí está localizada la llamada ‘Cuenca de Orogrande’, por lo que diferentes asociaciones civiles de esta ciudad han solicitado que el Condado de El Paso fije una postura ante la situación. La juez Verónica Escobar, haciendo eco a la solicitud, preparó una resolución que fue votada, aceptada y firmada por los comisionados, excepto uno, de la que el Diario de El Paso obtuvo una copia que dice literalmente: “El Paso debe proteger su precioso abastecimiento de agua contra la contaminación de fuentes en la superficie y de mantos acuíferos del subsuelo, y la destrucción de ecosistemas con componentes tóxicos al oponerse a actividades dañinas como lo es la fracturación hidráulica”.

Esta vez apoyamos fuertemente a nuestros comisionados para que expongan su posición antes de que la ley de marras sea aprobada por el Senado, dado que no es posible que la Cámara de Representantes impida la acción de nuestros representantes directos, y quienes son los que conocen las necesidades de esta región en concreto, y no los que están legislando desde lejos en su escritorio, sin duda por obscuros intereses.

Se ve claro el apoyo que están dando a esta ley y quiénes son los que están influenciando (lobbysts) para que pase en el Senado: son los de la Asociación de Petróleo y Gas de Texas. La opinión de la comunidad paseña está estampada en nada menos que 2 mil firmas que solicitan que se impida el ‘fracking’ en El Paso o áreas circundantes.

En realidad, la reciente celebración del Día de la Tierra no debió ser muy feliz ante los siguientes hechos: pozos subterráneos de desechos líquidos de gas y petróleo, desechos nucleares, derrames de petróleo en los mares y ríos, perforación hidráulica, deforestación, pozos de cenizas de carbón, basureros en tierra y mar… ¿le seguimos?

No sería la primera vez que una universidad rompa lazos con empresas petroleras, ya lo han hecho veintidós instituciones educativas, a las que se les ha solicitado que inviertan mejor en energía renovable, misma solicitud que se le ha expuesto al sistema de la Universidad de Texas; la Universidad de Texas en El Paso (UTEP) podría ser la institución número veintitrés que demuestre su compromiso con la comunidad y no con las empresas petroleras, en este caso la empresa energética Torchlight Energy Resources, que arrendó durante septiembre del 2014 al sistema de la Universidad de Texas un total de 172 mil acres para practicar la hidrofracturación.

Sin el afán de amarillismo, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Qué nos está pasando que no somos capaces de visualizar que si el agua se termina o es contaminada para su consumo humano, sencillamente la vida en la faz de la Tierra también se acaba?

Post Scriptum

La lucha contra los intereses petroleros y del gas apenas empieza y pinta que será larga y difícil; en Norteamérica suele imperar el interés económico sobre el bien común. Esto ya se ha visto al legislar leyes que favorecen el uso de las armas en forma desmesurada, apoyadas por los poderosos lobbysts de la Asociación Nacional del Rifle que han “convencido” a los legisladores republicanos para que aprueben tales leyes vigentes.

03 de mayo de 2015
Fuente: El Diario
Nota de Francisco E. Padilla