Agua que no has de beber, guárdala

19 septiembre 2016

Mas el tono y el enfoque fueron cambiando conforme el hoy gobernador avanzaba en su encargo, una vez ganada la elección gracias en parte a la promesa del candidato de cancelar el proyecto sin miramientos para nadie.

Todos hemos sido testigos del cambio de actitud del gobierno actual que cada día que pasa ve con menos malos ojos un plan, el que sea, incluso Monterrey VI, para garantizar el abasto de agua a Monterrey para el futuro.

De cancelado draconianamente por el candidato, Monterrey VI es un tema que no se descarta para el gobernador, apenas un año después o poco más de que Rodríguez lo mandara al bote de la basura.

En esa misma época en que el candidato vociferaba promocionalmente contra el acueducto faraónico, le advertí a usted que el enfoque de gobierno constituido fatalmente modificaría el de campaña electoral. Monterrey debe disponer de agua segura y abundante si queremos que la ciudad siga viva.

El 31 de julio de 2015 le escribí aquí mismo que: “El futuro gobernador sabe muy bien que el agua segura es necesaria. Es un hombre de campo e ingeniero agrónomo, además originario de la zona más seca del estado, el sur devastado por el calor, el frío, la pobreza, el hambre y la sed. Jaime sabe que el agua viene cuando le da la gana a Dios, pero se va cuando lo manda el diablo.

El inminente gobernador sabe mejor que muchos que tenemos que garantizar el control del grifo, para que se abra exactamente cuando necesitemos agua y se cierre antes de ahogarnos… Ya verá usted cómo se construye el faraónico acueducto que nos salvará de morir de sed. Pero lo pagarán, más les vale hacerlo, los que, en el esquema rechazado, se iban a papear con presupuestos inflados, costos financieros leoninos y comisiones inmobiliarias de bucaneros.

Necesitamos el agua. No nos emperremos en que Rodríguez Calderón ya prometió que liquidaría el Monterrey VI. Que liquide a los empresarios ladrones y a los políticos aprovechados, como Higa y sus socios oficiales en el Altiplano.

Y que traiga el agua”.

Porque hay que traer agua de algún modo, ciertamente a un precio menor que los casi 50 mil millones de pesos que los intereses hacían llegar a casi 70 mil, que iban a gastarse en el Monterrey VI original.

Si es del Pánuco, que sea del Pánuco. Si es caro traerla, que sea caro, pero vigilados los recursos y garantizada, aunque sea con una escopeta 12, la honestidad en su aplicación.

Eso sí, un fuera del juego a Higa, cuya historia de corrupción es de todos conocida, igual que la incapacidad de enmienda del constructor y sus amigachos de la Casa Blanca Chica.

Pero no podemos emperrarnos contra el acopio de agua sólo porque un candidato en campaña prometió darle mate a Monterrey VI y juró en falso que no necesitábamos el líquido. Mintió, sí, pero no nos engañó: nos complació y conquistó diciéndonos lo que queríamos oír.

Hay que traer el agua, antes de que se acabe, cueste lo que cueste, nomás que no se roben la lana los aprovechados como Higa.

Rodríguez Calderón y quienes le sigan tendrán que seguir acarreando agua o cambiar Monterrey a cualquier parte donde el elemento haya llegado para quedarse. Si nos quedamos aquí, lo que parece ser el plan, hay que ir por ella a donde Dios la haya hecho, lástima que sin entubarla.

El tubo va por cuenta nuestra. No nos emperremos en lo contrario y dejemos a Jaime Rodríguez que, por supervivencia de todos, cambie su discurso contra Monterrey VI y lo construya, como las circunstancias lo permitan, pero eso sí, sin clavarse un cobre, que es lo que debemos prohibir, no el acueducto, cualquiera que sea su forma.


Nota de: Díaz Garza, Felipe. NTR.

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