Pymes para un campo sin agua
21 junio 201721 de junio 2017
Fuente: El Financiero
Nota de: Eduardo Torreblanca
Hay que atender al campo e incrementar la producción agrícola sobre todo de variedades rentables. La perspectiva de solución primera sería incorporar a las Pymes agroindustriales, sumar su esfuerzo a un campo que cada día tiene menos agua.
Números redondos, la superficie cultivable en el país ronda los 20 millones de hectáreas. De esta superficie total, 5 millones de hectáreas son tierras de riego y 15 millones más son tierras sujetas al temporal.
Desde luego que lo ideal es que las nuevas empresas, con nuevas visiones y estrategias innovadoras se establezcan en zonas de riego donde la productividad es más alta, cuatro veces mayor que la que muestra una tierra sujeta a la “buena de Dios”. Y el diferencial productivo pudiera ser mayor puesto que en España esta productividad es seis veces respecto a la tierra de temporal.
Lamentablemente la tierra que es susceptible de ser atendida con riego no ha crecido en extensión en nuestro país; prácticamente se mantiene igual de lo que existía hace 37 años a pesar de que la población ha incrementado en 50 millones.
La verdad es que no sólo no ha crecido sino incluso ha disminuido. En la costa de Hermosillo hace 25 años se sembraban 120 mil hectáreas y hoy no son más de 42 mil.
Datos de especialistas en la materia del recurso hidráulico hablan de que a nivel nacional, de 1986 a la fecha, unas 700 mil hectáreas antes en posibilidades de ser regadas con la infraestructura hidráulica carecen ya de este activo: disponer del agua necesaria sin tener que perforar pozos que restan del recurso hídrico. En la parte Noroeste el retiro de las zonas de riego pudieran impactar ya las 400 mil hectáreas.
En Guaymas, la ausencia de suficiente agua ha implicado que, por ejemplo, una de las empresas más grandes del mundo en siembra de girasol en flor de corte se reduzca en superficie de cultivo.
Lo mismo está pasando en Guanajuato donde se llegan a perforar pozos que encuentran el líquido a 400 metros de profundidad sin tomar en consideración que se está dando una transferencia del recurso del campo a la industria lo que lesiona la recarga de acuíferos.
El mantener la misma capacidad productiva de la tierra mientras la población aumenta exponencialmente ha reducido la superficie cultivada per cápita en el país. La falta de capacidad productiva o la reducción en la producción alimentaria nos hace más vulnerables a los vaivenes de producción y precios de los alimentos básicos.
En este terreno puede entenderse el que las importaciones de alimentos básicos crezca para México. Ya es del 85 por ciento del arroz, el 33 por ciento del maíz, el 66 por ciento del trigo y poco más del 20 por ciento del frijol.
La superficie de riego en México se ha mantenido prácticamente igual desde la década de los años noventa y sin contar las consecuencias que el sobrecalentamiento global ha significado para nuestros cultivos. El rendimiento de trigo en el país se reduce un aproximado de 20 por ciento anual por este fenómeno.
Hoy el reto de la producción alimentaria nacional no está dado tanto en la necesidad de nuevas tierras, sino en su equipamiento en la disponibilidad del líquido.
Menos agua y la existente bajo patrones de consumo alejados de los principios de sustentabilidad.
El reto no es menor. Por ello pensar en que las Pymes se incorporen al campo no es sólo asunto de voluntad, sino de agua disponible.
DE TIN MARIN…
Se le complica más el proceso de sucesión a Enrique Solana Sentíes en la Concanaco. Empresarios opositores han solicitado ya a la Secretaría de Economía que intervenga en este proceso que se ha dejado pasar de largo en miras a tener un candidato de unidad que ya se antoja imposible de conseguir.
Hoy recibe a parte del complejo de representación comercial del país, Presidentes de Canaco, con riesgo de que “se le alborote la caballada”. Lamentablemente su salida queda marcada ya con un sello que no será precisamente terso. Atenderemos el tema.