Muchos humedales argentinos, valioso recurso natural, están en peligro

25 julio 2017

25 de julio de 2017
Fuente: La Capital
Nota de: Jorgelina Hiba

En 14 de los 22 sitios Ramsar del país hay tensiones por el uso y tenencia de suelos. En Santa Fe existen querellas por el Delta del Paraná.

Foto tomada de La Capital

Los humedales, lugares que hasta hace poco tiempo eran mal considerados pajonales o yuyeríos, han cobrado en los últimos años importancia tanto desde el estudio de sus innumerables beneficios para el ambiente como para intereses privados que avanzan sobre un territorio que aún carece en la Argentina de la protección legal necesaria.

Sobre esa conflictividad creciente entre intereses públicos y apetencias privadas indagaron tres investigadores de la Universidad de Buenos Aires —Sofía Astelarra, Victoria De la Cal y Diego Domínguez— que pusieron la lupa en los 22 sitios Ramsar de la Argentina, 14 de los cuáles atraviesan tensiones por la tenencia o la utilización de la tierra.

En la provincia de Santa Fe, que cuenta con tres sitios Ramsar —humedales de importancia internacional—, esa tensión se hace presente en la zona del Delta del Paraná a través de querellas y acciones directas por la tenencia de la tierra y los modos de uso de las islas “a partir del avance de los endicamientos, del uso intensivo y la contaminación del agua, suelo y aire por el incremento de las actividades ganaderas y agropecuarias a gran escala”, al menos desde 2001.

Para los investigadores, que plantean contribuir a una “ecología política de los humedales en la Argentina”, esos territorios enfrentan en la actualidad una conflictividad creciente por la oposición de una lógica que busca el beneficio económico, contra otra que expresa el deseo de pobladores y organizaciones de mantener intacto esos espacios que contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático y son garantía de biodiversidad.

En esta zona, la aparición de grupos de ciudadanos autoconvocados como El Paraná No se Toca (que nació en 2012 en oposición al intento del entonces gobernador de Entre Ríos Sergio Urribarri de convertir las islas en una enorme producción arrocera) es una muestra local de esa conflictividad.

Lugares

La Argentina cuenta con 22 sitios Ramsar que ocupan —de acuerdo a datos del Ministerio de Ambiente de la Nación— un 23 por ciento del territorio argentino con una enorme diversidad biológica y climática, ya que los Humedales no sólo están en las zonas cálidas sino que aparecen en provincias tan alejadas como Tierra del Fuego o Jujuy.

La característica en común que tienen estos ecosistemas es que permanecen saturados de agua en algún momento del año y tienen presencia de especies vegetales adaptadas a condiciones de anegamiento, así como ausencia de aquellas no tolerantes a los pulsos de inundación.

Sus servicios ambientales son múltiples: depuración de las aguas, amortiguamiento de las inundaciones y sequías, regulación climática e hídrica, generación de suelo y reproducción de biodiversidad son algunos de ellos.

Desde hace un tiempo, el interés por este tipo de espacios geográficos no para de crecer. Los científicos han establecido sus funciones ecosistémicas, lo que hizo que se valoraran aún más en el marco de los debates sobre crisis ecológica y cambio climático.

A la par, creció el interés privado por explotar de manera económica estas tierras, que antes eran presentadas como improductivas u ociosas. “En la Argentina la mayor parte de los sitios Ramsar presentan algún tipo de conflicto relacionado con la utilización o la tenencia de los bienes de la naturaleza, y eso plantea un desafío socioeconómico”, explicaron los académicos.

Conflictos

Ante el intento de apropiación para usos productivos particulares de estos territorios, la resistencia adopta formas diversas y actores muy heterogéneos. Pueden ser denuncias judiciales o mediáticas, acciones directas, presiones o gestiones administrativas que buscan instalar el conflicto en la arena pública.

“En todos los conflictos se observa el involucramiento de las poblaciones locales que son las que se perciben como afectadas tanto por los daños ambientales, como por la depredación de ecosistemas que definen como vitales para si mismos”, argumenta el trabajo académico.

Esta presencia de las poblaciones locales se expresa de diversas formas: a través del trabajo de grupos ambientalistas, asambleas de vecinos, comunidades indígenas y asociaciones de productores familiares, entre otros.

En la mayoría de los casos, esta reacción aparece ante prácticas privadas que van contra las leyes en su intento de ocupación de los territorios: falta de estudios de impacto ambiental o consulta popular, títulos de propiedad imperfectos y desalojos extrajudiciales son algunos ejemplos.

“Las poblaciones que participan de estos conflictos comparten el hecho de tener ligada su reproducción social a la sustentabilidad de un recurso o ecosistema”, expresan los investigadores.

En definitiva, el conflicto desnuda dos maneras de ver el territorio: unos pretenden conservarlo para garantizar su supervivencia y sus servicios ambientales, mientras que otros solamente lo ven como posibilidad productivista.

“Estamos frente a una conflictualidad que ha acentuado la importancia económica, cultural y política de los humedales”, concluye el documento.

Apetencias. Los humedales brindan beneficios para el ambiente pero despiertan el deseo de intereses privados.

¿Qué es un sitio Ramsar?

El Ramsar es un tratado internacional, aprobado el 2 de febrero de 1971 en la ciudad iraní de Ramsar —de ahí su nombre—, relativo a la conservación y utilización racional de los humedales. Su sede administrativa se encuentra en Gland, Suiza.
La Convención Ramsar está integrada por 119 países, entre ellos la Argentina. La Convención elabora la lista de humedales de importancia internacional que incluye sitios cuya relevancia hace que sean considerados por la comunidad internacional como dignos de ser preservados, mediante un empleo sustentable que no modifique sus características hidrológicas, biológicas y ecológicas.

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