Masaru Emoto: “El intermediario con Dios es el agua”
09 abril 2008Fuente: el Periodico.com
9 de Abril, 2008
Asegura que los pensamientos cambian la estructura molecular del agua. Acaba de presentar en Barcelona sus experimentos para acreditarlo.
–Según usted, los pensamientos cambian la estructura molecular del agua. ¿Por qué?
–Pregúnteselo a Dios. A mí me resulta imposible de explicar.
–Pero usted afirma que esto pasa.
–Sí, por supuesto. Llevo años investigándolo. Incluso la contaminación del agua desaparece dependiendo del pensamiento humano.
–Supongo que sus colegas científicos le habrán dicho de todo por manifestar estas cosas.
–Sí, pero como me llevo muy bien con mi esposa, no hay problema. Estamos constantemente de luna de miel y superamos juntos cualquier adversidad.
–Habla como si el agua pensara.
–El agua piensa, porque el agua es igual a nosotros. O sea, que nuestro pensamiento afecta al agua.
–Pues en Catalunya nuestro pensamiento debe de estar seco.
–Todos los problemas del agua, lo que me cuenta y los desastres naturales, ocurren por nuestra ignorancia con respecto a ella. Las personas tenemos encerrada dentro de nuestro cuerpo una inmensa cantidad de agua y, con humildad, deberíamos tener una mayor comprensión hacia ella. Es algo muy cercano a nosotros.
–Pero el problema es que fuera de nuestro cuerpo no tenemos agua.
–Tendríamos que respetar a la naturaleza, no forzarla. Intentar que no se produzcan desequilibrios allá donde no hay agua.
–Cambiemos de tema. ¿Por qué mis plantas están contentas cuando les hablo?
–Las personas podemos ajustar nuestras ondas a las de otros seres vivos. Dentro de nosotros tenemos ener- gía, y esa energía genera una vibración. Cuando dos seres vivos comparten las mismas vibraciones es cuando se progresa y se experimenta ese estado de unión. Si usted habla a sus plantas, es porque las ama.
–A veces me olvido de regarlas.
–Supongamos que las ama. Ese amor hace que usted iguale sus ondas de vibración con las flores. Por eso mejoran y están más bonitas.
–Somos agua. Si nos decimos palabras negativas, ¿hasta qué punto nuestro cuerpo se va a resentir?
–Con efecto inmediato. Si yo le digo algo muy duro a mi mujer, ella se queda en cama una semana.
–Una mujer sensible.
–Con mis palabras agresivas, el agua de su cuerpo cambia radicalmente, sufre choques y malestar. Pero también si las palabras son suyas. La vibración siempre emite sonido o ruido y eso afecta al agua y, por lo tanto, a nuestro cuerpo.
–Uno de sus experimentos más famosos está hecho con arroz (el arroz es agua, como nosotros). El mismo experimento lo puede poner en práctica cualquier mortal. Tomamos dos paquetes de arroz. A uno lo insultamos a diario durante un mes y al otro no. El que recibe los insultos, se pudre.
–Exacto. Así es. En mi libro están las fotos que lo demuestran.
–¿Y el arroz entiende todos los idiomas?
–Hace un mes estuve en el museo del agua del Ecuador, donde estaban expuestas unas 60 fotos con mis experimentos. Hubo una cosa que me emocionó. Vinieron unas mil personas a verla. En la entrada del museo había dos recipientes con arroz hervido. El de la izquierda tenía un cartel que decía al visitante: "Insúlteme todo lo que pueda y maldiga todo lo que quiera". Y el de la derecha, un cartel con esta frase: "Dígame buenas palabras". Y todas las palabras fueron dichas en español.
–En español hay grandes insultos.
–Me emocionó constatar cómo el arroz de la izquierda se pudrió. O sea, que el resultado fue el mismo que cuando insultamos al arroz en japonés. Tengo las fotografías.
–¿Qué es para usted Dios?
–Yo creo que existe un Dios grandioso, con el que nosotros estamos directamente conectados. No me cabe duda alguna. Y creo que nuestro intermediario con Dios es el agua. Por eso podemos calificar al agua como mensajero de Dios. ¿Sabía que últimamente se ha descubierto la quinta dimensión?
–Pues no. Ni me he enterado.
–Una profesora de la Universidad de Harvard, especialista en física teórica, lo ha acreditado.
–¿Pero no vivíamos en un mundo tridimensional?
–Esta doctora de Harvard ha demostrado que este mundo tridimensional está rodeado de otra dimensión, llamada la quinta dimensión, una especie de sopa de información de donde van entrando varias informaciones de nuestro mundo. Personas como Jesucristo o Buda captaron la presencia de esta quinta dimensión y divulgaron la información que vislumbraron allí. O sea, que la quinta dimensión es lo que nos conduce a Dios, y yo estoy seguro de que el intermediario es el agua.