Cuando la comunidad mide la calidad y la vida del agua
18 septiembre 2025
Redacción: agua.org.mx / Karina Bautista-Fondo para la Comunicación y Educación Ambiental, A.C.
Investigación: Fernanda Muraira, estudiante de la Licenciatura en Sustentabilidad Ambiental en la Universidad Iberoamericana
Foto: FCEA
El agua es esencial para la vida en nuestro planeta. Todos los seres vivos dependemos de ella, pero no cualquier agua cumple con las condiciones necesarias para mantenernos sanos. No es lo mismo beber agua purificada que consumir agua contaminada, como tampoco lo es un río limpio frente a otro alterado por la actividad humana. De ahí surge la importancia de hablar sobre la calidad del agua y el papel que juega el monitoreo comunitario en su cuidado.
La calidad del agua es clave tanto para el consumo humano como para la salud de los ecosistemas. Hablar de calidad significa considerar sus características físicas, químicas y biológicas, las cuales determinan si el agua es adecuada o no para un uso específico. Estas condiciones se evalúan a través de muestras, comparándolas con estándares nacionales o internacionales. Los indicadores pueden medirse en aguas superficiales o subterráneas, ya sea en su estado natural o después de haber sido modificadas por la actividad humana. Es importante destacar que no siempre se trata de contaminación antropogénica: en muchos casos, el propio origen del agua puede explicar la presencia de metales pesados o sedimentos.
En México, las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) son regulaciones que las personas físicas y morales deben cumplir para garantizar la seguridad y salud de las personas y el medio ambiente[1]; pueden ser expedidas por dependencias como la CONAGUA o la Secretaría de Salud. Las NOMs relacionadas con la calidad del agua son la NOM-117-SSA1-1994 (bienes y servicios, método de prueba para la diseminación de químicos y metales pesados en alimentos, agua potable y agua purificada), la NOM-127-SSA1-2021 (agua para uso y consumo humano, límites permisibles en la calidad del agua), la NOM-179-SSA1-2020 (agua para uso y consumo humano, control de la calidad del agua distribuida por los sistemas de abastecimiento de agua), la NOM-230-SSA1-2002 (salud ambiental, agua para uso y consumo humano, requisitos sanitarios que se deben cumplir en los sistemas de abastecimiento públicos y privados durante el manejo del agua) [2]. Para poder consultar la lista completa de NOMs relacionadas con la calidad del agua, así como indagar en el oficio de cada una, haz clic aquí.
Después de revisar la normatividad sobre los estándares de calidad del agua en México, es momento de hablar del monitoreo. Este consiste en la recolección y análisis sistemático de muestras para conocer el estado actual de la calidad del agua y, en caso necesario, definir los parámetros que deben modificarse si se planea una intervención[3]. Gracias al monitoreo es posible tomar decisiones con base en evidencia y dar seguimiento a las acciones implementadas en un territorio. Esta práctica puede realizarse de manera centralizada, desde instituciones gubernamentales, o de forma participativa y comunitaria, involucrando directamente a las personas que habitan y cuidan su entorno.
En México, la institución responsable de realizar los monitoreos de la calidad del agua es la CONAGUA que tiene a su cargo la Red Nacional de Medición de Calidad del Agua (RENAMECA), la cual lleva a cabo un monitoreo de calidad del agua permanente de los principales cuerpos de agua[4]. Cuenta con estaciones de monitoreo en los 32 estados de la república en fuentes superficiales y subterráneas de agua[5]. Para consultar los resultados de la RENAMECA del periodo 2012-2024 haz clic aquí.
Además de la RENAMECA, en México existen diversos esfuerzos de monitoreo participativo y comunitario de la calidad del agua. Pero ¿qué significa realmente este tipo de monitoreo? No existe una definición única, pues se trata de un tema en construcción con múltiples enfoques. El Fondo de Acción (2024) lo describe como una actividad basada en la observación, el seguimiento y la evaluación periódica de acciones realizadas por personas de la propia comunidad, con el objetivo de incidir en la gestión del territorio[6]. En este proceso, la participación comunitaria es integral: abarca desde el diseño hasta la implementación, con la finalidad de generar información que permita tomar decisiones informadas sobre el manejo del agua y de los ecosistemas en los que se encuentra.
En este tipo de monitoreo, el proceso suele iniciar con el acompañamiento de un equipo de técnicos o especialistas, cuyo propósito es fortalecer las capacidades de la comunidad para que pueda asumir de manera autónoma todas las actividades relacionadas con el monitoreo. Así, se garantiza la continuidad en el tiempo y la posibilidad de que las propias comunidades transmitan este conocimiento a las nuevas generaciones.
El monitoreo comunitario participativo comparte ciertos puntos con la ciencia ciudadana, pero no son lo mismo. Mientras que la ciencia ciudadana no requiere formación científica formal para generar conocimiento verificable y suele enfocarse en la creación de bases de datos abiertas sobre fenómenos locales, el monitoreo comunitario participativo implica procesos de capacitación más estructurados. Además, su meta no se limita a la recolección de información, sino que busca fortalecer la gestión territorial y dar viabilidad a proyectos que puedan escalar en impacto y alcance.
En México existen múltiples experiencias de monitoreo comunitario participativo de la calidad del agua. Uno de los referentes más reconocidos es el capítulo mexicano de Global Water Watch, una iniciativa que impulsa el cuidado compartido de las cuencas a través del monitoreo comunitario en distintos estados del país[7]. Si quieres conocer datos de calidad del agua generados en distintos sitios del país en colaboración con Global Water Watch México, puedes consultarlos aquí.
Y por supuesto que en el Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental, A.C. no nos quedamos atrás. En los últimos años hemos apostado por innovar en el monitoreo comunitario del agua al incluir la identificación de macroinvertebrados acuáticos como un eje central. Estos pequeños organismos son indicadores biológicos clave, pues su presencia o ausencia refleja de manera directa el estado de salud de ríos y cuerpos de agua. Con este enfoque, complementamos la medición de parámetros físicos y químicos, ofreciendo a las comunidades una herramienta accesible y poderosa para evaluar la calidad del agua a largo plazo y fortalecer su capacidad de gestión local. Conoce más de nuestro proyecto aquí.
Hoy, 18 de septiembre, en el Día Mundial del Control de la Calidad del Agua, recordamos la importancia de cuidar este recurso vital. México enfrenta sequías, lluvias extremas y desafíos en el acceso a agua segura y asequible. El monitoreo comunitario es una herramienta poderosa que nos permite tomar control sobre la gestión de nuestros recursos hídricos y fortalecer la participación de las comunidades. Hagamos conciencia, actuemos y protejamos el agua para garantizar que las futuras generaciones también puedan disfrutar de este recurso esencial para la vida.
Referencias
[1] Secretaría de Salud. (20 de agosto de 2015). Normas Oficiales Mexicanas.
[2] Gobierno de México. (s.f.). Normas Oficiales Mexicanas: Agua.
[3] Hernández, Y., López, D. y Moya, F. (28 de enero de 2019). Monitoreo Ambiental como herramienta para el seguimiento continuo previsto en la evaluación de impacto ambiental.
[4] Comisión Nacional del Agua. (6 de mayo de 2025). Resultados de la Red Nacional de Medición de Calidad del Agua (RENAMECA).
[5] Comisión Nacional del Agua. (6 de mayo de 2025). Resultados de la Red Nacional de Medición de Calidad del Agua (RENAMECA).
[6] Fondo Acción. (2024). Monitoreo Comunitario Participativo.
[7] Global Water Watch – México. (2017). Sistema de Datos en Línea.
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