Luchemos contra la desertificación y la sequía
16 junio 2023Redacción: Diego Prida-Estudiante de Sustentabilidad Ambiental de la Universidad Iberoamericana y agua.org.mx/Karina Bautista-Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental, A.C.
Foto: Canva
Nos encontramos viviendo una crisis ambiental, también conocida como crisis climática, la cual ha desencadenado una serie de afectaciones al planeta, repercutiendo en todos los ámbitos de la vida humana y de los ecosistemas. Una de las afectaciones más devastadoras, son los fenómenos meteorológicos extremos. Existen diversos fenómenos meteorológicos extremos, pero en esta ocasión nos enfocaremos específicamente en la desertificación y la sequía, y, sobre todo, cómo combatirlos para mitigar sus impactos.
La desertificación es un proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil pierde su potencial productivo como resultado de la destrucción de la cubierta vegetal, la erosión, la sobreexplotación de acuíferos, la sobreirrigación, la salinización de las tierras o simplemente la falta de agua[1]. Este fenómeno también implica la incapacidad de los ecosistemas para desempeñar su función de regular y proveer bienes y servicios. De la mano viene la sequía, una anomalía climatológica en la que la disponibilidad de agua está por debajo de lo habitual en una determinada área geográfica, reduciendo la disponibilidad para abastecer a los seres vivos de su entorno[2].
Existen diversas causas y factores que desencadenan la desertificación. Por una parte, existen las causas de origen humano, las cuales son las más perjudicables. El cambio climático es la principal causa de desertificación, por el calentamiento global, disminución de precipitaciones y el aumento de incendios. El crecimiento urbano y la producción de alimentos aumenta la desertificación debido al cambio de uso de suelo. La sobreexplotación de los recursos hídricos, resulta en agotamiento del agua, hundimiento del suelo y pérdida de humedales. La contaminación de los acuíferos, afecta la capacidad de retención de agua del suelo y la calidad del agua.
Por otra parte, tenemos las causas naturales de la desertificación que son de menor impacto y con menor frecuencia. Algunas de estas son, el clima semiárido, las sequías estacionales y las lluvias poco constantes. Los ciclos climáticos naturales, como el fenómeno de El Niño y La Niña que tienen repercusiones a nivel global y por último, la actividad volcánica, al liberar grandes cantidades de cenizas o lava.
Lo mismo sucede con el fenómeno de la sequía. Algunas de las causas de origen humano con mayor impacto son, el cambio climático, creando escasez de lluvia. La sobreexplotación de tierras agrícolas, sobre todo actividades como el riego excesivo y la deforestación. El cambio de uso de suelo, como la conversión de áreas naturales a tierras agrícolas o urbanizadas.
Entre las causas naturales de la sequía, encontramos la variabilidad natural del clima, como los cambios en patrones de precipitación. Los fenómenos climáticos a gran escala, como la Oscilación Decadal del Pacífico (ODP) y el Índice del Atlántico Norte (IAN). Finalmente, los ciclos climáticos a largo plazo, como las edades de hielo y los periodos interglaciares.
Tanto la desertificación como las sequías han traido consecuencias catastróficas para el planeta y los humanos. El número y la duración de las sequías y desertificaciones han aumentado un 29% desde 2000 y, a día de hoy, hay más de 2300 millones de personas que sufren problemas a causa de la escasez de agua. De hecho, las previsiones estiman que para 2050 las sequías afecten a más de las tres cuartas partes de la población mundial[3].
Como podemos observar, la desertificación y la sequía comparten patrones estrechamente relacionados. Las causas compartidas tienen efectos que pueden aumentar la vulnerabilidad de un área a la sequía y, a su vez, contribuir a la desertificación y viceversa. Se podría decir, que la desertificación y la sequía se encuentran comúnmente en ciclos de retroalimentación negativa. Al haber presencia de uno, aumenta la probabilidad de que suceda el otro. Las consecuencias no se presentan de forma aislada, sino que son una serie de efectos adversos que suceden en conjunto y provocan una destrucción tanto en las personas como en el planeta.
Existen diversas estrategias de mitigación, adaptación y resiliencia, que pueden ser muy efectivas si su gestión se aborda de manera integrada. Estas son algunas de las más destacadas:
- Revegetación: se almacena agua a través de las raíces de las plantas y árboles, se libera humedad a través de su transpiración, se mejora la infiltración de agua y su calidad, y se recargan los acuíferos.
- Sistema de captación y aprovechamiento de agua de lluvia: Se necesitan de cinco componentes esenciales: un módulo de recolección (canaletas), el de conducción (tubería), el sistema de filtración (filtro purificador), de almacenamiento y de distribución (bomba manual).[4]Contribuye a la disponibilidad de agua, reduce la escorrentía superficial y la erosión, parte del agua capturada se puede utilizar para la recarga de acuíferos.
- Agricultura regenerativa: Su objetivo es regenerar, estimular y mantener la fertilidad y biodiversidad de la tierra: promueve un suelo que albergue una gran cantidad de vida y materia orgánica y que sea capaz de producir alimentos utilizando los recursos propios de la naturaleza.[5] Aumenta el contenido de materia orgánica, incrementa la capacidad del suelo de almacenar más agua, evita la erosión, contribuye a que los cultivos puedan ser productivos bajo condiciones climáticas áridas severas, conserva los recursos hídricos.
- Sistemas de riego de precisión: Riego por goteo, sistema de tuberías en donde el gotero emite un flujo controlado de gotas que contienen agua y fertilizantes, resultando en una uniforme aplicación de agua y nutrientes directamente a la zona radicular de cada planta[6]. El riego por aspersión, consiste en aplicar agua al cultivo en forma de llovizna[7]. Estas técnicas permiten suministrar agua directamente a las raíces de las plantas, reduciendo las pérdidas por evaporación y escorrentía, y a conservar los recursos hídricos.
- Reconocimiento de la mujer como aliada en la lucha contra la sequía y desertificación: el pasado 17 de junio de 2023 se conmemoró el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, donde este año se reconoció a la mujer como una protectora y cuidadora de la tierra, pero que, en muchos casos, no tiene acceso a ella. En situaciones donde la tierra se degrada y la disponibilidad de agua disminuye, las mujeres suelen ser las más afectadas. [8]
Para más información acerca de la situación, perspectivas y retos de la desertificación y sequía en América Latina, te dejamos un vídeo, en donde también proponen soluciones y alternativas.
Asimismo, si quieres informarte más sobre la lucha de las mujeres contra la desertificación, únete al evento que organiza las Naciones Unidas para con memorar este día.
Referencias
[1] Zarza, L. F. (16 de junio de 2017) Desertificación y sequía, la otra cara del agua. Iagua.
[2] Zarza, L. F. (16 de junio de 2017) Desertificación y sequía, la otra cara del agua. Iagua.
[3] PNUMA (12 de mayo de 2022) Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía | Naciones Unidas. ONU.
[4] Rotoplasmx (25 de junio de 2018) Sistema de captación de agua de lluvia | Rotoplas México. Rotoplas.
[5] Justamante, A. (16 de octubre de 2021) ¿Qué es la agricultura regenerativa?. CREAF.
[6] Netafim (2023) EL RIEGO POR GOTEO REVOLUCIONA LA AGRICULTURA. Netafim.
[7] Cenicaña (2023) Riego por aspersion. Cenicaña.
[8] United Nations, Convention to Combat Desertification (2023. Desertification and Drought Day. UNCCD