Tiempo de actuar: agua y biodiversidad
19 mayo 2023Redacción: agua.org.mx/Karina Bautista-Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental, A.C.
Investigación: Mariana Martín-Estudiante de Sustentabilidad Ambiental de la Universidad Iberoamericana.
Foto: Canva
El Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB, por sus siglas en inglés) ha determinado que el año 2023, la conmemoración del Día Internacional de la Diversidad Biológica aborde el tema “Del Acuerdo a la Acción: Reconstruir la Biodiversidad” esto a raíz del reciente acuerdo por la biodiversidad firmado a finales del año 2022, el Marco Mundial Kumming-Montreal de la Diversidad Biológica. En él se trazaron metas y medidas concretas para detener y revertir la pérdida de biodiversidad tiendo como fecha límite el año de 2050, porque si la biodiversidad sufre, la humanidad también[1].
En primer lugar, es necesario saber ¿qué es la biodiversidad? En términos incluso poéticos, es la red de vida que nos conecta a todos, es decir, dentro de este concepto se abarca la diversidad de especies como plantas, animales, hongos y microorganismos, los cuales crecen y se desarrollan en un espacio determinado a su variabilidad genética y a los ecosistemas, paisajes y regiones donde se ubican. Por lo tanto, también se incluye los procesos ecológicos que ocurren desde los genes hasta los ecosistemas[2].
Es por eso que el agua, y todos los procesos ecológicos que giran en torno a su ciclo natural son indispensables para la biodiversidad. Por ejemplo, las fuentes de agua dulce como ríos, humedales y lagos, conocidos como aguas continentales, son ecosistemas muy pequeños y solo abarcan el 0.01 % de la superficie terrestre, pero esto no impide que puedan albergar casi el 6 % de todas las especies identificadas. No obstante, a pesar de su importancia para la biodiversidad y para el sustento de las actividades humanas, son ecosistemas que se encuentran altamente amenazados y desde el año de 1970 se calcula que se han perdido hasta el 30 % de estos cuerpos de agua de todo el mundo, por motivos como el cambio de uso de tierra[3].[4]
“Nos olvidamos que el ciclo del agua y el ciclo de la vida es uno mismo” Jacques Yves Cousteau
Por su parte, la biodiversidad es fundamental para que la calidad del agua sea optima, además, tiene un papel primordial en el ciclo del agua. Como sociedades humanas, muchas veces hemos puesto como objetivo principal el acceso al agua, el cual puede ser satisfecho con la construcción de una presa, sin embargo, la construcción de grandes proyectos de “desarrollo” pueden impactar de manera catastrófica el hábitat que es sustent0 de la flora y fauna local. Es entonces que la interdependencia entre agua-biodiversidad y desarrollo humano, deben reconocer que cualquier actividad económica depende de ecosistemas saludables y funcionales[5], porque sin ríos o humedales sanos, las fuentes de agua se ven más muy limitadas
Entonces, ¿cómo se puede reconstruir la biodiversidad desde el manejo del agua?, una de las respuestas más inmediatas se refiere a las soluciones basadas en la naturaleza (SBN), donde se pueden lograr los mismos objetivos como el abastecimiento o purificación del agua, empleando tecnologías no invasivas con los ecosistemas y hábitats locales. Desde las iniciativas internacionales han se ha promovido el Plan de Emergencia para la Recuperación de la Biodiversidad de Agua Dulce, así como el Marco para la Gestión de Ecosistemas de Agua Dulce, ambos teniendo como finalidad gestionar de forma sostenible el agua.
Algunas de las opciones que tenemos son[3]:
- Implementación de caudales ecológicos: para el desarrollo de la sociedad se modifican los causes naturales del agua, lo cual afecta directamente al ciclo hidrológico y las especies que habitan, por tanto, es indispensable realizar una planificación de cuencas y asignación de caudales a manera de disminuir los impactos ambientales.
- Mejorar la calidad del agua: la contaminación del agua, repercute directamente sobre la biodiversidad así que se necesita mejorar la cobertura y tratamiento de aguas residuales, así como su reúso o bien implementar otro tipo de agricultura que no utilice tantos químicos artificiales en su producción.
- Restaurar y proteger hábitats críticos: el cambio de uso de suelo y el cambio climático son dos puntos que amenazan constantemente a la biodiversidad, por tanto, se necesita del involucramiento de las personas locales para proteger aquello que está en su territorio, generando espacios para la conservación o bien, en proyectos de restauración.
- Manejo del agrosistema[6]: se ha demostrado que el manejo de los ecosistemas ayuda a regular los procesos hídricos, es así que si se trabaja desde la agricultura (recordemos que la agricultura es el sector que emplea más agua en México) se puede ayudar a preservar el agua y la biodiversidad. Se pueden conservar las formaciones vegetales nativas y captadoras de agua, conservar especies retenedoras y conservadoras de suelo, y el uso de especies locales y tolerantes a la sequía.
Finalmente, todas estas acciones requieren de un trabajo conjunto entre los diferentes sectores de la sociedad, que van desde las instituciones gubernamentales, empresarios, productores agrícolas y población local, lo que implica una gran inversión de trabajo y tiempo. Por lo tanto, es necesario recordar que a manera personal siempre podemos hacer algo por el agua y la biodiversidad. Te compartimos algunas recomendaciones:
Referencias:
[1] Naciones Unidas (s.f.) Día Internacional de la Diversidad Biológica. ONU.
[2] Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). (31 de julio de 2022). ¿Qué es la biodiversidad? Conabio.
[3] Programa para el Medio Ambiente-ONU (08 de enero de 2018). La protección del agua dulce muestra señales de progreso. UNEP
[4] UICN (18 de marzo de 2020). Un nuevo plan para recuperar la biodiversidad de agua dulce. UICN.org
[5] Gromko, D. (22 de mayo de 2013). Agua y biodiversidad. Banco Interamericano de Desarrollo
[6] Velázquez Mila, D. (2017). La función de la biodiversidad para la existencia de agua en el ecosistema y en el agroecosistema. LEISA, Revista de Agroecología. Vol. 26, 3.