Acueducto Indepencia: la cosa está quearde

26 septiembre 2011

25 de septiembre de 2011
Fuente: El Universal
Nota de Jean Meyer

Es lo que me escribe un ingeniero conocedor del tema del agua en Sonora. Cuando di primero la palabra a los partidarios del Acueducto Independencia, unos habitantes de Ciudad Obregón pensaron que, si no me había vendido, ya estaba manipulado por el gobernador Padrés Elías; cuando les di la palabra a los del Valle del Yaqui, hubo gente de Hermosillo para juzgarme de “totalmente desinformado y tendencioso”, en el mejor de los casos. Otros me acusaron de cobrarles al ex gobernador del PRI, el señor Bours, y a los “agrotitanes”, los “50 caciques” que supuestamente manipulan a los yaquis y a la ingenua población del sur.

El conflicto tiene una dimensión política de lucha entre facciones, y digo facciones porque los partidos se han dividido sobre el tema y la población también; basta con ver lo que pasa con el PAN de Sonora y los mismos yaquis. No me vendo al mejor postor; tampoco soy militante político afiliado a partido alguno. Escribo como ciudadano, un ciudadano privilegiado porque tiene acceso a este espacio en EL UNIVERSAL. Quien dice privilegio, dice responsabilidad: no puedo decir cualquier cosa, debo decir todo lo que encuentro o me llega. Según el gran Adam Michnik, luchador y periodista polaco: “el periodismo no es política ni tampoco actividad pastoral. No es una tienda de flores y tampoco una conferencia universitaria”. Está lejos de mí la idea de contribuir a “la cosa está que arde”, al enfrentamiento de dos ciudades que conozco y amo, Hermosillo y Cajeme (Ciudad Obregón), atrapadas en un conflicto provocado por la falta de paciencia y de preparación de un proyecto que podría ser vital, y también por la falta de transparencia.

El estilo personal de gobernar de quien dirige al estado de Sonora, estilo muy semejante al de muchos gobernadores, no ayuda para nada. La situación de desacato —en la que se encuentra con el consorcio de empresas que ganó una licitación que la Justicia declaró ilícita— y las afirmaciones repetidas de que nada puede impedir que su voluntad triunfe no ayudan a una seria reflexión sobre la doble necesidad de la ciudad y de la agricultura. Tal reflexión podría, al calmar los espíritus, llevar a una solución satisfactoria para las dos regiones.

La ecuación por resolver es la siguiente: el agua es un recurso vital y cada día más valioso. La necesitan la ciudad y el campo, la fábrica y el ganado. Para que todos tengan agua, para que se preserve el medio ambiente sin el cual no hay agua, es necesario una planificación urbana bien pensada, una reforma en la tecnología del riego para que sea lo más eficiente y ahorrativo posible, una remodelación total de la red de distribución del agua en las ciudades. La ciudad de México, que ha chupado y chupa el agua de lejanos manantiales y de manantiales cada vez más lejanos, se queda periódicamente sin agua (como en este mes de septiembre) porque más de la tercera parte del agua se pierde antes de llegar a la llave.

¿Hay un proyecto urbano para Hermosillo, Ciudad Obregón, Guaymas, más allá de un crecimiento infinito? Que yo sepa, no. Tampoco lo hay para la ciudad de México y nuestras urbes. La ciudad que conocemos es difusa, explayada, despilfarra el espacio, lo cubre con cemento y chapopote, manda la lluvia al drenaje con las aguas negras, esteriliza las tierras de labor y de agostadero, impide la recarga del manto freático, acaba con los árboles, ríos, lagos. Necesitamos la cooperación de urbanistas, arquitectos, agrónomos, geógrafos y sociólogos, para reinventar nuestras relaciones con el espacio, la naturaleza y sus recursos.

La urbanización general es un fenómeno mundial, el crecimiento demográfico y del nivel de vida exige más y mejores alimentos, por eso importa nuestra agricultura. El agua, presentemente factor de discordia entre el centro y el sur de Sonora, es demasiado importante para dejarla a los vaivenes de la “polaca” electoralista y demagógica. ¿Por qué afirmar que el Acueducto Independencia/Intransigencia estará listo en mayo o junio del 2012? Los malpensados sospechan que la fecha tiene todo que ver con las elecciones de julio de 2012. Es precisamente lo que hay que evitar. El gobernador Guillermo Padrés tiene varios años por delante y puede darse el lujo de proclamar una tregua, suspender la obra el tiempo necesario para la discusión, la reflexión, la elaboración de un compromiso que implique tanto a las ciudades como al campo. Crearía un precedente muy sano para el país. Ciertamente ha recibido el apoyo del presidente Calderón y de las administraciones federales, pero su decisión de concluir la obra hidráulica, a cualquier costo, antes de julio próximo, ha desatado pasiones y llevado la tensión a un nivel peligroso.

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