Acueducto Monterrey VI: Un debate sin fin

03 marzo 2015

El ex mandatario estatal se encontraba inconforme pues el medio había publicado que el principal responsable de la citada obra había sido su sucesor, el panista Fernando Canales Clariond.

El incidente se dio muy poco después de la tragedia del huracán Alex, que como usted tal vez recordará, azotó al estado de Nuevo León en el último día de junio y el primero de julio de 2010.

En su momento la obra hidráulica ubicada en el municipio de Santa Catarina fue vista como un proyecto más, costoso y poco atractivo que no sirvió para que Fernando Canales se luciera ante los medios. sin embargo, cuando el poderoso Alex pasó por la entidad, la Rompepicos hizo vale con creces su importancia. En términos de magnitud, Aquel huracán fue el más devastador de la historia reciente de Nuevo León. Aunque cobró menos vidas humanas que el multicitado huracán Gilberto, Alex derramó más del doble de agua.

Diversos especialistas concluyeron que el daño pudo ser mucho mayor de no haber sido por la gran cantidad de agua que la Rompepicos pudo resguardar y evitar así que fluyera al Río Santa Catarina, que cruza por la ciudad de Monterrey y que aún así se desbordó.

El exgobernador Rizzo aseguraba que su administración había concebido el proyecto y los planos respectivos. El problema es que no gastó un solo peso en desarrollarla. El proyecto no pasó del escritorio de los planeadores e ingenieros de aquel gobierno estatal.

Canales, que entró al Palacio de Cantera en 1997, fue quien puso manos a la obra y construyó la Rompepicos.

Actualmente, otro enorme proyecto hidráulico está en medio de la controversia. Se imagina, apreciado lector, que nos referimos a Monterrey VI.

En este caso la idea del proyecto surgió desde el gobierno de Felipe Calderón, cuando según ha dicho Agua y Drenaje de Monterrey, organismo que lidera la obra, se concluyó que la opción más viable para asegurar el abasto acuífero de la zona metropolitana más importante del estado era traer el agua desde el Río Pánuco, en el estado de Veracruz.

Para lograrlo, Monterrey VI contempla la construcción de un acueducto de 372 kilómetros para transportar el vital líquido hasta la presa Cerro Prieto y de ahí redistribuirla con la infraestructura ya existente hacia la zona urbana de Monterrey, donde viven ocho de cada 10 nuevoleoneses.

En las últimas semanas, este proyecto se ha hundido en una espiral de discusiones, a partir de la embestida de un grupo de críticos, que lo considera innecesario, inviable y costoso. Agua y Drenaje lo ha defendido en todos los frentes y ha presentado sus contra argumentaciones, pero aceptémoslo amigos, el debate ya ha adquirido tonalidades bizantinas.

Los detractores no quieren escuchar explicación alguna que no sea en sentido adverso al proyecto, y quienes lo representan, lógicamente, seguirán defendiéndolo.

No se va a llegar a nada.

No se pueden desoír las críticas, siempre que estén sustentadas, no en suposiciones ni en demagogia, sino con fundamentos. También se debe mirar hacia adelante y tomar en cuenta lo fundamental: Nuevo León no es, nunca ha sido ni será un estado rico en recursos acuíferos, por lo que es indispensable que asegure su abasto de agua a largo plazo.

Una obra de 14,000 millones de pesos no puede estar exenta de controversia. Se hará con recursos públicos que deben ser bien ejercidos y transparentados. Se han hecho todo tipo de estudios, desde administraciones previas, y se concluyó que es la opción más viable.

El cómo, ah caray, esa es la parte que este Vigía desea que se supere pronto. Si en el futuro afloran las controversias sobre quién fue el responsable de llevar a cabo o no la obra, estaremos sin duda mucho mejor parados que ahorita, en que no se ha iniciado ni su parte más elemental.

01 de marzo de 2015
Fuente: El Horizonte