Acueductos: Vectores de salud

26 mayo 2010

26 de mayo de 2010

Fuente: La Crónica

Por Lorenzo Martínez Gómez

El agua es muy injusta. Es cara y escasa para los más pobres. Es abundante y barata para los mejor favorecidos. A los más pobres les toca comprarla cara en bidones, transportarla en cubetas, y beberla contaminada. Otros más solventes la disfrutan en su ducha, en su cocina, hasta la podrían beber de la llave si quisieran, y aún así les sale mas barata. Los más pobres, especialmente las mujeres de los más pobres gastan largas horas del día en esperar las pipas y con muchos esfuerzos transportan el agua grandes distancias. Para algunos toda la molestia se reduce a segundos de transacción bancaria.

De un largo viaje tengo muy vivo el triste recuerdo de ver la masa de mujeres musulmanas, miles como en manifestación, que cruzaban a pie bajo el sol y sobre la arena, la frontera entre la pequeña posesión de España en el norte de África llamada Ceuta y Marruecos. Aquella masa incontenible de mujeres sufría empujones y agresiones de los guardias fronterizos al pasar con su carga de botellas de agua comprada muy cara y en euros en Ceuta. Los menos de un centenar de guardias fronterizos no alcanzaban más que para hostigar al tránsito de aquellas mujeres, porque no las podían detener; solo hacer más elocuente el sufrimiento por el agua. Volteando a nuestro país hay cuadros estremecedores tanto en áreas rurales como en colonias pobres urbanas. Se sufre la escasez del agua para vivir de manera alternada con inundaciones y desbordes de aguas negras.

Hoy en México una gran parte del problema del agua está en los acueductos. Un enorme porcentaje del agua, cercano a la mitad se pierde por fugas. Las fugas de agua a la vez son vehículo de entrada de contaminantes al resto del agua que se queda en la tubería. La corrosión entendida en su amplitud como el deterioro de metales, concretos y plásticos, y las deficientes técnicas constructivas son causas muy frecuentes de las fugas del agua y la entrada de contaminantes. La Organización Mundial de la Salud ha lanzado varias señales de alarma internacional para preservar la integridad de los ductos y así minimizar el consumo humano de agua contaminada. Desde luego al mitigar las fugas, habrá mayor abundancia de agua y se reflejará en muchos otros beneficios para la salud pública.

Las abuelitas siempre han dicho que tirar el agua es un crimen. Los diputados debieran tomarlo en serio y legislar al respecto. En muchos países se penalizan con severidad las negligencias de autoridades que dan lugar al desperdicio y la contaminación de agua potable, o al envenenamiento de acuíferos por aguas negras. Los marcos para la acción legislativa son variados de país a país, pero esencialmente todos se basan en el estado del conocimiento científico y tecnológico: las entidades responsables del agua potable y el alcantarillado deben ejecutar y documentar con todo rigor la aplicación de todas las tecnologías disponibles para evitar las fugas de agua potable y de las aguas residuales.

La ciencia y la tecnología asociadas a recolección de agua en bancos de agua, extracción de acuíferos, desalación, transporte, almacenamiento, purificación y distribución a las poblaciones pueden aportar soluciones de enorme impacto social. México esta muy a tiempo para impulsar un vigoroso programa que incorpore lo mas avanzado del conocimiento científico para que el diseño y la operación de las redes de ductos de agua potable cuenten con sistemas de administración de integridad de ductos que mitiguen las fugas y la contaminación del agua. Asimismo hay un campo enorme para incorporar el avance científico al manejo y transporte seguro de aguas residuales hacia las plantas de tratamiento, y con su reutilización en parques y jardines, la industria y la agricultura.

Cero fugas debe ser la meta de la ingeniería mexicana tanto en el mantenimiento y operación de la infraestructura existente, como para los nuevos proyectos de acueductos y redes de distribución. La comunidad mexicana de autoridades municipales, estatales y federales encargadas de la toma de decisiones en materia de mantenimiento o expansión de redes de acueductos se beneficiaría mucho de un estudio a profundidad para definir y establecer las mejores prácticas de ingeniería asociadas al diseño, a construcción, el mantenimiento y la operación del proceso de transporte de agua por ductos.

En el presente se aprecian en las diferentes regiones del país una gran dispersión de técnicas de construcción, donde coexisten tecnologías avanzadas con obras todavía en curso empleando tubos de asbesto cemento que se desecharon hace muchos años en otros países por sus efectos cancerígenos. Es aparente también que los diseños constructivos no incorporan previsiones para el mantenimiento posterior. Por ejemplo las prácticas de construcción de acueductos y drenajes a base de segmentos de concreto reforzado deben revisarse para controlar las fisuras en las uniones y la corrosión de las varillas. Las tuberías de acero aportan inigualable resistencia a las presiones hidráulicas, la hermeticidad de las uniones soldadas y la facilidad de inspección y localización magnética, pero requieren de riguroso control de corrosión con protección catódica y recubrimientos. Las tuberías de polímeros emergentes son altamente prometedoras, aunque el mantenimiento y la inspección no deben ignorarse porque no hay tal cosa como un material indestructible e inmune al deterioro.

*Miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de México y del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM

consejo_consultivo_de_ciencias@ccc.gob.mx

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