Agua. Ausencia y abundancia
05 septiembre 20173 de septiembre de 2017
Fuente: La Crónica.com
Nota: Alberto Tapia*
Este triple A se refiere a dos moléculas de hidrógeno adheridas a una de oxígeno, dos de los elementos más abundantes en la realidad en que vivimos y llamamos cosmos. Estas tres moléculas son la esencia de la vida misma y constituye el 70% de nuestro organismo. En su forma dulce, apenas llega al 3% de toda el agua disponible en el globo terráqueo. Para este siglo XXI está pronosticado que millones de humanos no tendremos acceso a este vital líquido, padeceremos su ausencia.
Por otro lado, la abundancia de ella puede ser catastrófica, mortal, como ha sucedido en Texas con el raro huracán Harvey, que ha cobrado 37 vidas y descargó sobre la ciudad de Houston el equivalente a un cubo de agua de dos millas por cada lado. Harvey ha sido raro porque parece haberse estacionado en la costa sur texana y al momento que escribo esto, ya se regresa por segunda vez del Golfo de México, en donde parece haber ido por combustible, esas aguas cálidas que lo aceleran, para volver a tierra a continuar su devastación hacia el Este.
Una vez más en este siglo tenemos que aceptar otro fenómeno meteorológico “como nunca antes se había visto”. El presidente Trump, que niega la existencia del calentamiento global y su cambio climático, tuvo que anunciar esta tragedia pero no se atrevió a visitar el lugar como es costumbre de los presidentes norteamericanos. Tiene miedo tragarse sus palabras. Aceptar la incuestionable prueba de este fenómeno que científicos atribuyen ser causado por el hombre, con sus excesos de descargas de gases contaminantes a la atmósfera terrestre.
Un caso de abundancia de agua sin la predicción adecuada de parte de la ciencia. Su ausencia nos mata de sed; su abundancia nos ahoga, he ahí el dilema con H2O. Pero da la casualidad (¿?) que Harvey parece haber surgido para lavar culpas. En toda religión el agua lava los pecados. Y da la casualidad que el alto Golfo de México, su lindero Norte, la costa sur estadounidense, contiene la mayor cantidad de agroquímicos descargados por los ríos que drenan las tierras agrícolas del centro de EUA. Desde Corpus Christi, Texas, hasta Tampa, Florida, millones de hectáreas de superficie marina ya son consideradas “mar muerto” debido a que sus aguas y su fondo marino está envenenado y ya no es capaz de sostener vida.
Harvey parece querer decirnos algo: “Estoy tratando de lavar sus culpas. De limpiar el veneno que han tirado al mar”. Y por si fuera poco, inmediatamente al sur de este mar muerto, están las plataformas petroleras americanas y mexicanas con todos sus derrames conocidos. Si Hollywood hubiese producido otra película de tragedias naturales, como el congelamiento de Nueva York o el volcán de Los Ángeles, hubiese sido fantasioso ver navegar a botes por las autopistas texanas y las calles de Houston. Esas imágenes nos ha dejado este huracán raro. ¿Qué haría otro Harvey en el Norte de Baja California?
*- El autor es investigador ambiental independiente.
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