Agua embotellada y educación privada

08 agosto 2014

México consume, per cápita, más agua embotellada que cualquier otro país (http://bit.ly/1tl2QLR). Le siguen en la lista Turquía y Nigeria. En cuarto lugar está España. O somos un país rico, como podría ser el caso de España, que se puede dar tal lujo, o estamos en ese lugar porque no nos queda de otra, dada la mala calidad del agua de nuestra red, como sucede en Nigeria.

Si bien los consumidores más ricos de México beben sólo agua embotellada y ésta se trae de Francia o de Italia, sus esnobs preferencias no explican nuestro alto consumo per cápita. Los ricos son muy pocos como para elevar el promedio per cápita del uso de agua embotellada. La razón es la falta de una red confiable de agua potable, cuando se tiene la suerte de tenerla. Hoy todavía 14 millones de mexicanos no tienen agua corriente en sus hogares y el 59% que sí la tiene, no cuenta con agua de calidad suficiente, con criterios mínimos de potabilidad, como para consumirla (http://goo.gl/8GIU1L y http://goo.gl/AWl9RQ).

México está clasificado como un país de ingreso medio alto. Sin embargo, aún no ha logrado redes de agua potable confiables ni muchos otros servicios públicos que otros países con niveles de ingresos per cápita similares a los que hoy tenemos ya habían resuelto. Por ejemplo, Portugal, en 1992, tenía un ingreso per cápita cercano al que hoy tenemos los mexicanos, y su capacidad de abastecimiento de agua potable a hogares rurales era de 94 por ciento. En México hoy el agua potable alcanza sólo a 87% de estos hogares.

Lo mismo sucede con otros servicios públicos. En los países europeos casi toda la población asiste a escuelas públicas por 12 años. Esta escolaridad es un piso más o menos común para todos los ciudadanos. Muestra de qué poco invertimos en bienes públicos dado nuestro nivel de ingreso, es que mientras que España logró una tasa de alfabetización de 70% en el año 1930 con un PIB per cápita de dos mil 802 dólares, México obtuvo esa tasa de alfabetización hasta que alcanzó un PIB per cápita de tres mil 774 dólares, en 1970.

En México no sólo llegó tarde la educación pública universal, sino que ese derecho gratuito para todos sólo lo usa quien no puede pagar una escuela privada. Dentro de quienes pueden pagar educación privada para sus hijos están nuestros políticos, incluidos quienes se oponen a la Reforma Educativa. Por ello, no hay mucha presión social, fuera del gran trabajo que hacen algunas ONG como Mexicanos Primero, para tratar de cambiar la mala calidad de nuestra educación pública. La izquierda, que en principio debería estar interesada en derechos universales y de calidad, prefiere defender a la CNTE, que representar y abogar por los niños más pobres.

Un caso extremo de uso de servicios privados en sustitución de los públicos es el hecho de que Michoacán es hoy el estado con mayor porcentaje de estudiantes cursando educación privada del país. Según un reportaje de Excélsior de hace algunas semanas, 22.5% de los 398 mil estudiantes de educación básica asiste a un plantel privado. Más que el 20.1% del DF y el 13.5% de Nuevo León, las dos siguientes entidades en la lista. Dado los paros frecuentes de la CNTE en Michoacán, quienes pueden han hecho un gran esfuerzo monetario, muy complicado dado el estancamiento económico por los problemas de violencia que enfrenta esta entidad, y han abandonado la escuela pública (http://bit.ly/1wiuzkA).

Una parte de la sociedad de Michoacán puede resolver el colapso de la educación pública pagando servicios privados porque, si bien es común colocar a ese estado dentro de la misma categoría que Guerrero o Chiapas, es una entidad mucho más rica. Debería estar aprovechando el boom económico del bajío, como lo están haciendo Guanajuato y Querétaro. Pero ha sido depredado por una clase política ineficaz y corrupta, que lo ha ido empujando hacia los niveles de desarrollo de los estados más pobres del país. Michoacán ha sido gobernado por la izquierda diez de los últimos 12 años.

México, según la OCDE, es uno de los países que más valora la educación, incluso por encima de la salud o la seguridad pública. Sin embargo, los ciudadanos que no pueden pagar una educación privada se quedan atrapados en un servicio público que no les va a brindar a sus hijos los conocimientos suficientes para enfrentar las exigencias del mundo en el que vivirán. La gran mayoría no podrá hablar correctamente inglés, incluidos quienes se gradúen de entre los niños que este 18 de agosto ingresen a primero de primaria en una escuela pública. Esto si acaso se gradúan. Hoy sólo lo hace 46 por ciento (http://goo.gl/Ar0S2w). Una gran mayoría tampoco sabrá leer adecuadamente o hacer operaciones aritméticas complejas.

Tan preocupado ha estado este gobierno en reformar leyes, que parece haber olvidado administrar las existentes. El gobierno debe ahora concentrar sus esfuerzos no sólo en implementar bien las reformas ya terminadas, sino en proveer bienes y servicios públicos básicos de calidad. Que ello no haya sucedido hasta ahora se debe a una mezcla de incompetencia política, pesadez burocrática, corrupción, abuso sindical y poco interés de los mexicanos con más voz, quienes simplemente compran servicios privados, desde el agua hasta la educación, cuando los públicos no funcionan.


07 de agosto de 2014
Fuente: Excélsior
Nota de Carlos Elizondo Mayer-Serra*
*Profesor-investigador del CIDE

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