Para obtener agua potable para su restaurante comunitario, Ranulfa Flores debe caminar cuesta abajo casi un kilómetro acompañada de un burro con dos galones.
Es una tarea pesada, pues el trayecto no está pavimentado y en la parte final debe sortear las piedras y hendiduras del terreno irregular. Además, con 40 litros no es suficiente, por lo que a veces debe hacer varios recorridos para abastecerse de agua, lo que implica caminar varios kilómetros al día.
En la comunidad de Ayotoxtla, enclavada en la montaña alta de Guerrero, casi no hay agua y este es el principal problema al que se enfrentan las mujeres indígenas de la colectiva Tachi A´gú, que en mè´phàà significa “voz de las mujeres”. Leer más.