Agua, recurso muy escaso

23 junio 2010

23 de junio de 2010

Fuente: El Sol de México

Por Juan José Guerra Abud

Recuerdo la frase de Miguel de la Madrid cuando era candidato a la Presidencia de la República: “Si algo nos es escaso a los mexicanos, es el agua”. La evidencia demuestra que el agua no sólo nos es escasa, sino que, además, está mal distribuida. Abunda en el sur y es escasa en el centro y el norte. La pregunta trivial es muy clara: ¿Y qué hemos hecho los mexicanos después de casi 30 años para combatir este problema, en parte responsabilidad de la madre naturaleza y en otra, principalmente, por nuestro descuido?

El nuestro, visto desde el exterior, es el planeta azul. A nivel mundial, el 97.5 por ciento del agua de la tierra es salada, se encuentra depositada en los mares que cubren, según cifras muy globales, 3/4 partes de la superficie del globo terráqueo; el resto del más vital de los líquidos es dulce, esto es, un pequeño 2.5 por ciento, estimada en 35 trillones de litros, que es lo mismo que 35 x 1018 litros. De éstos, casi el 70 por ciento es hielo, 30 por ciento está en el subsuelo y apenas 0.3 por ciento está en ríos y lagos. Seguramente por ello es que cada día se incrementa en el mundo la desalinización de agua de mar. Se estima que diariamente se transforma de agua salada a dulce, a través de las diversas tecnologías disponibles del orden de 60 millones de metros cúbicos, principalmente en los países del Golfo Pérsico.

México, por datos de Conagua, recibe anualmente 1.5 billones de metros cúbicos en forma de lluvia, pero la disponibilidad anual del país para las actividades humanas y económicas es de 458 mil millones de metros cúbicos, que al mantenerse esta disponibilidad total sin grandes cambios y dado el dramático crecimiento poblacional, en medio siglo la disponibilidad per cápita ha bajado a la cuarta parte de la que se tenía a mediados del siglo pasado y se estima que esta disponibilidad per cápita siga bajando; y este fenómeno, sin lugar a dudas, generará conflictos sociales, ya que las zonas de mayor requerimiento del líquido se encuentran ubicadas en acuíferos que están sobre explotados.

Hay que señalar que del total del agua disponible en el país, la gran mayoría, 77 por ciento, se destina a usos agrícolas; por cierto, con sistemas muy rudimentarios, ya que el agua se distribuye de manera “rodada” en canales sin recubrimiento y a cielo abierto, lo que provoca su infiltración y evaporación, que trae como consecuencia su poca eficiencia estimada de apenas 20 por ciento si se le compara con los sistemas de riego tecnificado, que hacen una distribución uniforme en los cultivos a través de goteo o aspersión y que transportan el líquido de la fuente a su destino a través de tubos que impiden mermas innecesarias.

El 14 por ciento del agua disponible es para el abastecimiento público, sobresaliendo desde luego el humano. Como lo hemos vivido, cada día hay más presión social sobre este líquido escaso, particularmente en las grandes concentraciones urbanas del centro del país y en prácticamente todo el norte. Conagua estima que en 2007, el 90 por ciento de la población contaba con agua potable, 96.5 por ciento en el Valle de México y 73.5 por ciento en el Pacífico Sur; sin embargo, los servicios de alcantarillado tuvieron un promedio nacional del 87 por ciento, pero menos del 40 por ciento del agua que se recolecta se trata.

La solución al problema que vivimos desde hace 30 años de escasez de agua podría parecer trivial, caro, pero trivial. (1) Tenemos que construir plantas para tratar la mayoría de las aguas residuales y darle un uso secundario, particularmente en la agricultura. (2) Se tiene que establecer un sistema de estímulos a la tecnificación del riego en el campo, con créditos muy blandos a quienes instalen sistemas que ahorren el líquido. (3) Tenemos que iniciar un proceso formal de intercambiar aguas tratadas de la ciudad por aguas blancas del sector agrícola. (4) Y, más importante aún, tenemos que acostumbrarnos a pagar el costo real del uso del agua. Nada es más caro que lo que sale gratis.

Ojalá que el próximo Gobierno federal, en lugar de dedicarse a espiar a los políticos, elabore y ejecute una estrategia real y eficiente, que le permita a las futuras generaciones de mexicanos superar la creciente crisis social y política que genera la escasez de agua.

jjguerra@congreso.gob.mx

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