La disposición consiste en suspender el suministro del vital líquido en 10 delegaciones del Distrito Federal y 13 Municipios del Estado de México, durante 3 días por mes, a partir de enero y hasta mayo de este año, situación que afectará a casi 5 millones y medio de capitalinos, al reducirse en un 50 por ciento la distribución de agua que el sistema Cutzamala brinda al Valle de México.

Es evidente que el escenario del abasto del agua ha ido en detrimento, tan sólo en 1995, de acuerdo a declaraciones del Ingeniero José Luis Luege Tamargo, titular de Conagua, la disponibilidad media del vital líquido era de 18 mil metros cúbicos por habitante al año, y actualmente apenas alcanza a superar un poco de los 4 mil, lo que significa una disminución de más del 75 por ciento.

Además de que el propio funcionario, aceptó, que en la actualidad existe una tendencia negativa que nos puede llevar a una crisis irreversible, la falta de agua, y si a esto, le agregamos la no disponibilidad en algunas cuencas como en la del Valle de México, el problema se agrava más ante el crecimiento de la demanda, el desperdicio, el mal uso y las fugas.

La pregunta que surge aquí es ¿Por qué la Conagua no añade como medida el finiquito de deudas por suministro del agua

, y es que el comportamiento moroso de las dependencias federales se observa en que de las 2 mil 445 cuentas de los inmuebles a su cargo en el Distrito Federal, cuyo consumo total es de 11.6 millones de metros cúbicos del líquido vital, se tienen adeudos en mil 696 cuentas, que implican 6.8 millones de metros cúbicos, es decir, cerca del 60 por ciento de las necesidades de dichas dependencias se adeudan.

Actitud que contrasta con la del Gobierno del Distrito Federal, que ha efectuado puntualmente los pagos por el agua en bloque y los derechos de extracción, así como en 2007 centralizó la cantidad de 1 mil 668 millones de pesos por los mil 438 millones de metros cúbicos de suministro de agua.

Ante el panorama que se presencia en el Distrito Federal, la Conagua tiene la responsabilidad de abastecer de agua al Valle de México, por lo que debe abordar la problemática hídrica regional, y los proyectos de inversión que la federación está contemplando, desde un punto objetivo, y dejar de lado la guerra de declaraciones, sin politizar el asunto, para de inmediato afrontar un problema que ya está causando graves conflictos sociales.