Análisis del desastre tóxico de Hungría sobre el terreno

06 octubre 2010

06 de octubre de 2010
Fuente: El Reservado

Vertido tóxico. Greenpeace

 

Desde la rotura de la presa el pasado lunes en Ajkai, ha habido cuatro muertos, seis personas continúan en paradero desconocido y, por el momento, ya hay cientos de heridos. Estos irreparables daños personales se suman al que puede ser el mayor desastre ambiental del país y uno de los más graves de Europa.

WWF recuerda que la cuenca del Danubio está habitada por 83 millones de personas. Este río de 2.800 km es el más importante del continente, y de la calidad de sus aguas depende el abastecimiento de 20 millones de personas. Además, es una zona de vital importancia para la pesca.

Un equipo de WWF está trabajando sobre el terrero para valorar el impacto ambiental del vertido. Según Gabor Figeczky, Director General de WWF Hungría: ““El lodo tóxico está bajando por el río alcanzando una altura de 2 metros. Lo sabemos porque las casas y los árboles tienen una marca roja del tóxico a esa altura. El agua llegó con tal fuerza que arrancó vallas y árboles. El vertido está bajando por la ribera del arroyo Torna”. Y añade Figeczky: “Pude entrar en una casa donde la marca roja era incluso superior a los 2 metros. Por aquí todo el mundo lleva máscaras y guantes para protegerse del tóxico. El aire también está contaminado y es prácticamente imposible respirar. Además, se están recogiendo muchos cadáveres de animales”. Y concluye: “Por el momento, es imposible determinar el impacto ambiental de este vertido tóxico”.

En Hungría hay otras dos instalaciones que acumulan unos 50 millones de metros cúbicos de residuos de similares características, cerca de ríos y de zonas de acuífero kárstico.

Pero el problema de las balsas no se limita a Hungría. Tras el vertido minero de Aznalcóllar en 1998, WWF inventarió 743 balsas de residuos en España. Eva Hernández, Responsable de aguas continentales de WWF España, lamenta que: “A pesar de la aprobación en 2005 de una directiva europea que regulaba las medidas de seguridad en estas instalaciones, apenas ha habido cambios y quedan aún muchas balsas abandonadas sin restaurar. Además, en el escenario de cambio climático en el que el agua será cada vez más escasa, poner en riesgo también su calidad es absurdo”. Y añade: “Desde WWF deseamos que estos desastres al menos sirvan para controlar todas las balsas de residuos tóxicos que se acumulan por territorio europeo”.

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