Calderón, ¿el gran demagogo del cambio climático?

29 mayo 2008

Fuente: La Crónica de Hoy
Por: David Gutiérrez Fuentes
29 de mayo de 2008

QUE SU PRINCIPAL ADVERSARIO sea un demagogo sin remedio adorado por sectores radicales que contribuyeron a la destrucción de un partido, debería servir de ejemplo a Calderón para no mirarse en ese espejo. Al parecer sucede lo contrario. El espejo nos revela la imagen de un presidente que maneja elevados índices de demagogia. El erosionado terreno ecológico es un buen piso para explicar otra faceta, de las múltiples que conforman el poliedro irregular de nuestro atraso político.
Cuando inició su gestión, Calderón no resistió cesar a un par de funcionarios que habían incurrido en actos de corrupción por autorizar permisos indebidos en zonas de manglares. El regaño se dio en un escenario mediático que hizo más telenovelesco el asunto, porque debemos recordar que ésa es la tónica que les encanta a periodistas y políticos. La medida fue aplaudida porque transmitía el mensaje de compromisos serios a nivel federal con nuestros suelos y nuestras aguas. Lo cierto es que algunas plumas escépticas vieron en ese acto una venganza política contra el siniestro ex líder panista Manuel Espino. A decir verdad, en la práctica, el gobierno de Felipe Calderón ha jugado un papel mediocre en la defensa del entorno ecológico. Por ejemplo, algunos reputados articulistas de estos asuntos vieron con muy malos ojos el nombramiento de Patrón Laviada al frente de la Profepa. Se trata de una secretaría clave cuyo perfil de puesto requería un especialista; ciertamente con habilidades políticas, pero especialista. En el ámbito académico nacional existen muchos que reúnen el perfil, pero Calderón dio el hueso a su cuate para pagar favores. A mí me parece muy extraño que el presidente se cuelgue ahora la medalla de concientizador del cambio climático y líder de un movimiento que busca generar consensos para revertir el fenómeno entre sus homólogos del primer y tercer mundos. Más que extraño, me parece muestra de un gran cinismo este nuevo traje verde (no olivo cómo lo caracterizan en algunos cartones políticos) con el que se pretende arropar ahora Calderón. La próxima semana la Semarnat dará un fallo, con todos los visos de ser favorable, para autorizar la construcción de un corredor urbano que se ha dado en llamar Lerma-Tres Marías. Para que vea la dimensión del desastre ecológico que este proyecto causaría y tenga usted parámetros efectivos para medirle el nivel a la demagogia turística de Los Pinos, me voy a permitir citar el documento de Greenpace México denominado Once razones para decir no a la autopista Lerma-Tres Marías.
1. LA AUTOPISTA ATRAVESARÁ dos Áreas Naturales Protegidas Federales (ANP): Ciénegas de Lerma y el Corredor Biológico Chichinautzin, a través de sus áreas núcleo o a escasos metros de éstas (44 metros, según reportan los promoventes).
2. Esto no sólo representa un grave impacto para los ecosistemas que se pretende conservar con el decreto de estas ANP, además, viola lo establecido por la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y su reglamento en materia de áreas naturales protegidas (artículo 49).
3. El Gran Bosque de Agua (GBA) ha sido declarado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad (Conabio) como Región Terrestre Prioritaria (RTP 108) para su conservación, debido a su importancia hidrológica y para la biodiversidad.
4. Se estima que más de 3 mil especies de plantas, 195 de aves y 350 de mamíferos, reptiles y anfibios, habitan en estos bosques, de las cuales, 10 por ciento son exclusivas de nuestro país. Es tal la riqueza biológica de esta zona que se estima que 2 de cada 100 especies de flora y fauna conocidas en el mundo viven en esta región.
5. Estos bosques son el hábitat de 3 de cada 10 especies de mamíferos y 1 de cada 10 especies de aves que habitan en nuestro país.
6. La autopista promoverá el crecimiento urbano sobre el Gran Bosque de Agua. De acuerdo con la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del Distrito Federal (PAOT), la mancha urbana de la Ciudad de México y la zona conurbada aumentó 8.5 veces su tamaño en los últimos 60 años. Las autopistas México-Cuernavaca y México-Toluca han sido el eje de este crecimiento ya que facilitan la transformación de zonas rurales y forestales en áreas urbanas.
7. La construcción de la autopista y el subsecuente crecimiento urbano, afectará el hábitat de especies exclusivas de esta zona y que se encuentran en peligro de extinción, como el conejo zacatuche, el gorrión serrano y el ajolote, entre otras.
8. De acuerdo con estudios de la Universidad Autónoma Metropolitana, alrededor del 80 por ciento de la superficie del GBA ha sido clasificada como de Alta y Muy Alta Importancia Hidrológica.
9. El GBA captura el agua que consumen 35 millones de mexicanos en Morelos, Estado de México y Distrito Federal, por lo que su conservación es de vital importancia para la viabilidad de la zona centro de nuestro país.
10. El crecimiento urbano que generará la autopista impermeabilizará el suelo y afectará la hidrología de la zona, lo que reducirá enormemente la capacidad de captación de agua de estos bosques. Esto agudizará la escasez de este líquido en la región ya que se reducirá aún más la recarga de los acuíferos del Valle de Toluca, de Ixtlahuaca-Atlacomulco y de la Ciudad de México, entre otros, los cuales ya se encuentran sobreexplotados.
11. La construcción de la autopista facilitará el acceso de las bandas de talamontes a los bosques de pino, encino y oyamel que actualmente son de difícil acceso y hará más fácil la extracción de madera de esta zona hacia los mercados cercanos, tal como ocurre en el Parque Nacional Lagunas de Zempoala.
CONCLUSIÓN: O LA SEMARNAT cambia de parecer y cancela definitivamente este proyecto como lo han solicitado numerosos académicos, intelectuales y asociaciones ambientalistas nacionales y extranjeras con conocimiento de causa, o que el presidente mejor le baje a su discurso sobre las implicaciones del cambio climático si no quiere ser visto como un político demagogo y oportunista sin ningún asidero de credibilidad para justificar la postura de México en el delicado tema del sobrecalentamiento global.

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