Beber o vender: ¡ese es el dilema!
El agua es un elemento natural indispensable para vivir. Sin ella la existencia de la vida no es posible. Además, para muchos pueblos del mundo reviste aspectos culturales que se expresan en mitos y prácticas fundamentales para su existencia. Su importancia la entendieron las sociedades antiguas, que lo trataron como un bien común del que ningún particular podía apropiarse, porque hacerlo ponía en peligro la existencia de los demás. El Congreso constituyente de 1917, que aprobó la Constitución política de nuestro país, que actualmente nos rige, recogió esa tradición declarando que el agua era propiedad de la nación mexicana, es decir, de todos los mexicanos, dejando al Poder Ejecutivo la responsabilidad de su administración, para repartirla equitativamente, cuidar su conservación y no se pusiera en peligro su aprovechamiento por generaciones futuras.

