China padece grave crisis de agua debido a la sequía y el despilfarro

16 febrero 2009

Fuente: Milenio

Lunes, 16 de febrero de 2009

Pekín.- No sólo la mayor sequía en China desde hace décadas somete al imperio milenario a la carestía de agua. En el país más poblado de la Tierra demasiadas personas agotan los menguantes recursos hídricos. El despilfarro y un uso ineficiente agudizan la escasez de agua.

Hace tiempo que expertos chinos y extranjeros dan la voz de alarma. Los ríos y embalses se secan, los niveles de agua subterránea caen. La contaminación del agua aumenta de forma dramática.

El cambio climático acelera el derretimiento de los glaciares a un ritmo superior al esperado. "China se enfrenta con un gran desafío: cómo va a administrar sus escasos recursos de agua para mantener su crecimiento económico también en los años venideros", resume el Banco Mundial en su estudio más reciente. "La tarea es inquietante", señaló la entidad crediticia internacional.

Los costes de la crisis del agua hoy día ya son dramáticos: los daños se cifran en un 2,3 por ciento del producto interior bruto, según estimaciones del Banco Mundial. Esto sólo es "la punta del iceberg", advierte la institución con sede en Washington.

Más de 300 millones de chinos que viven en el campo no tienen acceso a agua potable limpia.

Enfermedades como el cáncer y la diarrea entre niños van en aumento. Hay escasez de agua en 400 de las 660 ciudades chinas. En 108 metrópolis, entre ellas Pekín y Tianjin, la situación es especialmente grave. Hace más de 100 días que no llueve en la capital china.

Quince provincias sufren este invierno las consecuencias de la sequía. En muchos sitios se ha declarado el estado de emergencia.

Las cosechas de diez millones de hectáreas peligran. "La situación es muy grave", advierte Lester Brown, del instituto Earth Policy en Washington. La cosecha se reducirá indudablemente.

"El único interrogante es en qué medida", dice el experto en agua y nutrición. Ha visto estimaciones que apuntan a una reducción de las cosechas de entre un 2,0 y un 20 por ciento. "Si llega a un 20 por ciento, China probablemente comprará cereales en el mercado mundial". La consecuencia serían mayores precios y un agravamiento de la crisis mundial alimentaria.

China no sólo debe vencer la actual sequía, sino que debe hacer frente, por lo menos con la misma urgencia, a la escasez de agua a largo plazo. Con un siete por ciento de las reservas de agua mundiales, China tiene que abastecer a un 20 por ciento de la población mundial. Cuatro quintas partes del agua se concentran en el sur. El norte de China está sediente.

Sin embargo, dos tercios de la superficie agrícola del país se encuentran en el norte y deben ser regados. Casi la mitad del agua utilizada en el norte de China se extrae del suelo. Debido a un excesivo bombeo, los niveles de los mantos freáticos en la cuenca del río Hai han caído ya entre 50 y 90 metros – en Pekín incluso entre 100 y 300 metros.

"Por un lado tenemos sequía y escasez de agua, por el otro un agravante despilfarro", critica el viceministro del agua, E. Jingping. Debido a los malos sistemas de irrigación sólo un 45 por ciento del agua llega realmente a las plantas. La agricultura china consume dos tercios de todo el agua de China, aunque sólo genera una octava parte del producto interior bruto.

La demanda de los agricultores subirá hasta un 60 por ciento para 2030, año en que la población habrá alcanzado los 1.500 millones, estiman los expertos.

También la industria china consume entre tres y diez veces más agua que las fábricas en países desarrollados. Sus aguas residuales sólo se depuran en un 40 por ciento, mientras que en países más ricos se trata entre el 75 y el 85 por ciento de las aguas.

En general, en China sólo se trata un 56 por ciento de las aguas residuales urbanas e industriales.

A esto hay que sumar la creciente contaminación de las aguas causada por abonos, pesticidas o la industria ganadera, que difícilmente puede controlarse.

A pesar de la crisis, los 1.300 millones de chinos todavía hoy manejan el agua como si dispusieran de ella en abundancia – también porque debido al antiguo sistema de reparto comunista es barata.

El Banco Mundial recomienda, por ello, una reforma radical de la gestión del agua en China con precios de mercado, derechos definidos sobre el agua y una protección medioambiental más rigurosa.

"Los precios del agua tienen que poder subir para que vuelvan a reflejar su valor como recurso escaso", advierte el Banco Mundial. "El primer paso sería que los precios del agua y de las aguas residuales al menos cubran las necesidades económicas del abastecimiento de agua y de las plantas depuradoras".

 

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