Cocaína e ibuprofeno están contaminando la Antártida
28 junio 201727 de Junio 2016
Fuente: El Tiempo
Nota: Medio Ambiente
Drogas ilícitas y medicamentos están llegando al continente blanco.
Las aguas del continente helado contienen altas dosis de ibuprofeno, paracetamol, acetaminofén, diclofenaco, cafeína y hasta cocaína. Así lo reveló el primer estudio que analiza los impactos ambientales de los fármacos y drogas ilegales en la Península Antártica del Norte.
“La presencia humana en la Antártida está aumentando debido a las actividades de investigación y el auge del turismo, dinámicas que aportan una serie de sustancias potencialmente peligrosas que podrían generar daños en el ecosistema”, dicen los expertos. “Este estudio puede servir como punto de partida para centrar la atención en la necesidad de un monitoreo ambiental continuo de estas sustancias en el ciclo del agua”.
Los compuestos de mayor concentración son los antiinflamatorios y analgésicos, que presentan un “riesgo alto” a nivel medioambiental. Dentro de las sustancias recreativas la cafeína y la efedrina lideran la lista. Mientras que la cocaína se encontró en una muestra cercana a la base científica y militar Marambio de Argentina.
“Las especiales condiciones climáticas del continente antártico, con fríos extremos la mayor parte del año, podrían retardar o dificultar los procesos de degradación microbiana y fotodegradación de este tipo de contaminantes, lo que a su vez puede concentrar estas sustancias en el agua y en la cadena alimentaria”, explica Luis Moreno, investigador del IGME y coautor del estudio.
Aunque los niveles de contaminación no son los más elevados, los científicos advierten que, a largo plazo y sin el debido control, esta zona podría verse gravemente afectada, pues ya arroja concentraciones de contaminación “similares” a las detectadas en ríos de España, Italia, Bélgica y Reino Unido.
A eso panorama habría que sumarle también los impactos del cambio climático y del turismo. La Antártida es el continente menos habitado, con una población que oscila entre los 1.000 y 4.000 personas, pero que en un solo año puede recibir cerca 38.000 turistas, como ocurrió en 2013. El auge de la actividad podría incidir en los niveles de contaminación en el agua.